De los determinantes del logro educativo que la prueba Enlace exhibe, podemos sacar una serie de conclusiones interesantes sobre la organización del acto educativo en las escuelas mexicanas que está generando el escandaloso fracaso actual. Además, podemos observar que los resultados de la prueba cuestionan los lineamientos de la política educativa oficial manifestada en la reciente Reforma Educativa.
Dos resultados relevantes son: la correlación entre la marginación de los estudiantes y su aprovechamiento escolar, la relación entre bajo aprendizaje y pobreza, es muy alta; y el nivel educativo de la familia impacta directamente en el desempeño de los alumnos, éste es, el llamado “capital familiar” es muy importante; lo anterior obliga a programar estrategias inteligentes que coordinen más la política social y la educativa, y a tener una escuela abierta en los dos sentidos de apertura: que deje entrar a los padres a la vida escolar interna y que la escuela entre al hogar. La organización vertical y burocratizada actual cierra esta posibilidad, y por tanto, obnubila este determinante del logro escolar de los jóvenes. Ambos resultados demuestran que los esfuerzos docentes dentro de la escuela están limitados a factores que explican sólo 40 por ciento del logro, por tanto, la política de centrar el éxito de la educación en la evaluación docente con tintes amenazantes de despido, es sencillamente una estulticia.
La prueba reconoce que los “hábitos de estudio” de los alumnos pueden atenuar los efectos negativos de la marginación y mejorar el aprovechamiento, pero esta variable depende de la disposición educativa del hogar. Mientras no existan en los hogares espacios de estudio, tiempo asignado para el mismo y valoración positiva que estimule su práctica, los hábitos y gusto por el estudio no se forman. No existe algún programa de la SEP que forme al hogar como comunidad de estimulación al aprendizaje, parece que los límites de la escuela son los límites de la acción de la Secretaría, es decir, es una política aulo-céntrica; y hablan del llamado enfoque de competencias, que tiene como misión crear estrategias menos teoréticas de aprendizaje, pero dentro del aula, ¡qué tontería! impulsar “competencias” sin salir del aula es como decir, “aprender a nadar sin echarse al agua”. Por tanto, las propias recomendaciones para elevar el nivel educativo son frenadas por la estructura de control político-burocrático de la SEP.
Otros dos elementos que intervienen en el rendimiento escolar, son el nivel de atención prestado por el profesor, denominado “involucramiento del profesor con el estudiante”, y las decisiones colectivas de la organización del aprendizaje. Pero un profesor involucrado implica grupos pequeños y pocos grupos; y con estabilidad laboral en dicho centro escolar. Pero la movilización docente es muy alta, y las decisiones colectivas en la vida académica, lo que implica autoevaluación continua, son negadas por las estructuras jerárquicas y autoritarias en las escuelas. Esto último es de alto impacto, y no está programada la transformación de la escuela en comunidad educativa, por el contrario, la estructura laboral induce la atomización de la vida escolar. En suma: la organización y las políticas SEP son un obstáculo al logro educativo de los alumnos mexicanos.
