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sábado, 27 abril, 2024
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Año Nuevo: Retomar el paradigma del desarrollo humano

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Es muy común que al inicio de cada año las personas y los grupos sociales hagan un alto en el camino para definir nuevas metas y propósitos. Su reflexión se facilita si comparten conceptos y horizontes, y adoptan narrativas que permiten la evaluación constante. En materia de desarrollo económico lo más usual era definir la meta de lograr un cierto porcentaje de incremento del Producto Interno Bruto (PIB) o del PIB por persona, sin embargo, a partir de 1990 la publicación por el PNUD del primer Informe sobre Desarrollo Humano sensibilizó al público sobre las implicaciones reales del desarrollo y modificó la manera de considerar el progreso social por parte de un número creciente de autoridades, funcionarios públicos, medios de comunicación, economistas y otros científicos sociales. En lugar de concentrarse en medir el PIB per cápita, el concepto de “desarrollo humano” proponía examinar sistemáticamente una gran cantidad de información sobre cómo vive el ser humano en cada sociedad y cuáles son las libertades básicas que disfruta.

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El problema de sustituir una simple cifra como el PIB por un torrente de cuadros y análisis relacionados, radica en las dificultades que implican el manejo de mayor cantidad de información. Por tal motivo y como alternativa explícita al PIB, se creó un índice sencillo —el Índice de Desarrollo Humano (IDH)— concentrado en la longevidad, la educación básica y el ingreso mínimo necesario. Como es lógico, el IDH aunque consiguió bastante popularidad en el debate público, carece de cierto “refinamiento” que en alguna medida lo asemeja al PIB, sin embargo el nuevo índice logró hacer lo que se esperaba de él: operar como un indicador simple similar al PIB, pero sin dejar de lado todo lo que no fuera ingreso y bienes de consumo. Es pertinente informar aquí que la enorme amplitud del enfoque del desarrollo humano no debe confundirse, como sucede a veces, con el estrecho rango del IDH.

La potencia del nuevo paradigma se expresó en Zacatecas con la decisión del equipo redactor del Plan Estatal de Desarrollo vigente, de incorporar sus conceptos y adoptar el sistema de indicadores necesario y suficiente para medir los avances en el desarrollo humano del pueblo de Zacatecas. Asimismo, se estableció el compromiso público de auspiciar la evaluación sistemática por parte de instituciones de reconocida independencia y solvencia técnica, de manera que el gobierno y la sociedad tuvieran a la mano elementos para dialogar y tomar decisiones. Lamentablemente, los compromisos se han dejado de lado y el enfoque del desarrollo humano ha desaparecido hasta del discurso gubernamental.

No obstante ello, el mundo no se detiene y el nuevo compromiso que moviliza al paradigma del desarrollo humano es concentrarse en aquello que exige máxima atención en el mundo contemporáneo y que incluye desde la pobreza y las privaciones hasta las desigualdades y la inseguridad. Los equipos del PNUD siguen generando nueva información e índices adicionales para enriquecer la evaluación; así, se han incorporado tres nuevos indicadores a la familia de mediciones del Índice de Desarrollo Humano (IDH): el Índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad, el Índice de Desigualdad de Género y el Índice de Pobreza Multidimensional. De esta manera, se integran los avances más recientes a los aspectos teóricos y técnicos de la medición del desarrollo, y se pone de manifiesto que la desigualdad y la pobreza ocupan un lugar central en la perspectiva de desarrollo humano.

Es evidente que el enfoque del desarrollo humano no puede obviar que los nuevos desafíos son aún más graves, como aquellos relacionados con la conservación del medio ambiente y la sustentabilidad del bienestar y de las libertades básicas. Es lo suficientemente flexible para tomar en cuenta las perspectivas futuras de la vida humana en el planeta, inclusive el panorama de aquellas cualidades del mundo que valoramos sin importar si afectan, o no, nuestro propio bienestar; por ejemplo, podemos comprometernos con la supervivencia de especies de fauna en peligro de extinción por motivos que trasciendan a nuestro propio bienestar.

Como se deduce de lo expuesto, el desarrollo humano no es un conjunto de preceptos fijos y estáticos, sino un concepto en constante evolución cuyas herramientas analíticas se adaptan a los cambios que ocurren en el mundo. En las dos últimas décadas, el desarrollo humano ha avanzado considerablemente en muchos aspectos. La mayoría de las personas disfruta hoy de una vida más prolongada y más saludable y puede acceder a más años de educación, así como a una amplia gama de bienes y servicios. Incluso en países con una situación económica adversa, en general la salud y la educación han mejorado bastante, y también se registran avances en la capacidad de la gente para elegir a sus líderes, influir en las decisiones públicas y compartir conocimientos.

Sería muy importante que el gobierno de Zacatecas retomara el paradigma del desarrollo humano y dotara a la sociedad con la información suficiente y pertinente para saber si avanzamos o retrocedemos, y por qué, en el índice del desarrollo humano de la entidad.

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