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jueves, 28 marzo, 2024
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Condiciones para una nueva alternancia en Zacatecas

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

El proceso político zacatecano ha entrado en la etapa en la que partidos y personalidades políticas tomarán decisiones estratégicas pensando en las elecciones de diputados federales de 2015 y en las locales de 2016, donde se renovarán los poderes del estado y los ayuntamientos. Todas las decisiones de los actores políticos, tanto las que impactan el ámbito interno de los partidos, como las determinadas por la dinámica de las instituciones y de las organizaciones de la sociedad civil, serán orientadas por la estrategia general de las fuerzas políticas realmente existentes en Zacatecas. Veremos que solo uno o dos actores políticos intentarán construir una mayoría, mientras que otros se conformarán con consolidar sus pequeños espacios de influencia.

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Los zacatecanos progresistas deberán resolver en muy corto plazo si intentan la construcción de un nuevo bloque con vocación de mayoría, o mantienen el rumbo actual, de fragmentación e irrelevancia política. Es evidente que la inercia y los pequeños intereses personales y de grupo que hoy dominan pueden impedir un cambio de rumbo, pero también es probable que se imponga la convicción de que la sociedad zacatecana requiere la aplicación de un proyecto político progresista comprometido con todos los derechos humanos de sus habitantes, esto es, con un verdadero estado de bienestar.

Recordemos que en 1998 y en 2010 los electores Zacatecanos determinaron que el partido que detentaba el Poder Ejecutivo estatal perdiera las elecciones de gobernador; en 1998 el PRI entregó el poder al PRD, y en 2010 la alternancia fue del PRD al PRI; el factor determinante en ambos casos fueron sendas rupturas de los bloques políticos mayoritarios. En 1998 Ricardo Monreal rompió con el PRI y fue designado como candidato a gobernador del estado por un PRD en ascenso bajo la dirección de Andrés Manuel López Obrador, con lo que se conformó un nuevo bloque político estatal que rompió la larga hegemonía del PRI. El nuevo bloque mayoritario se mantuvo unido, no sin sobresaltos, en 2004, lo que fue suficiente para ganar de nuevo la gubernatura del estado, ahora con Amalia García Medina.

Fue durante las elecciones intermedias de 2007 cuando el bloque mayoritario sufrió su primera ruptura por la decisión del monrealismo de competir bajo las siglas del PT, dando como resultado que el partido gobernante perdiera posiciones importantes como los municipios de Fresnillo y Zacatecas. Dos años después, en el proceso electoral federal de 2009, sobrevino otra ruptura en el bloque liderado por el PRD, no obstante lo cual ese partido obtuvo el triunfo en los cuatro distritos electorales federales, resultado utilizado por quien lo dirigía para minimizar la ruptura encabezada por Miguel Alonso y varios diputados locales. Un momento clave del proceso de desmantelamiento del bloque mayoritario fue la derrota del PRD en 2010 que abrió la puerta a la segunda alternancia política en la gubernatura, ahora encabezada por Miguel Alonso, previa ruptura del Movimiento Regeneración que encabezábamos Camerino Eleazar Márquez, Juan José Quirino y un servidor. La disgregación del bloque que emergió en 1998 se ha profundizado en los últimos meses con la creación de Morena previa separación de muchos militantes de las filas del PRD.

Las experiencias referidas muestran que en el seno de las izquierdas zacatecanas existen las capacidades para construir un nuevo bloque mayoritario y que lo que hoy se requiere es la voluntad política para intentar una nueva alternancia, uniendo a las fuerzas progresistas existentes en la sociedad civil, como el movimiento magisterial, en el PRD, en Morena y en el monrealismo, hegemónico hoy en el PT y Movimiento Ciudadano; pero también muestran que la falta de visión y los pequeños intereses pueden seguir imponiéndose, en cuyo caso las posibilidades de que en 2016 veamos otra alternancia se reducen considerablemente, pues dependería de que, una vez más, se produzca en el PRI una ruptura con capacidad para articular a muchas otras fuerzas hasta configurar una nueva mayoría, escenario en el cual los progresistas quedarán reducidos a jugar un papel testimonial más irrelevante que el que desempeñan actualmente.

La decisión de dar un verdadero “golpe de timón” por parte de los progresistas, si la hubiera, debería mostrarse a la población con acciones políticas contundentes, capaces de modificar la percepción social favorable al PRI, dominante hasta el día de hoy. Una de ellas podría ser la integración de todas las expresiones progresistas partidarias y de la sociedad civil en un Frente Amplio, y la discusión y aprobación de un programa de gobierno claramente diferenciado del que se aplica actualmente, sólidamente comprometido con las mayorías populares del estado. Otra podría ser la publicación del compromiso de todos con la postulación de candidaturas unitarias a la gubernatura, diputaciones y ayuntamientos en 2016, independientemente de las decisiones que las dirigencias partidistas nacionales adopten para el proceso electoral de 2015. Una sólida dirigencia del Frente Amplio tendría capacidad para plantear a las dirigencias nacionales alguna estrategia unitaria para enfrentar el proceso electoral de 2015 con posibilidades reales de éxito, pero lo que ya urge es que los progresistas muestren, con hechos, la voluntad política necesaria para disputar realmente las riendas del poder del estado en Zacatecas. ■

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