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domingo, 28 abril, 2024
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Re-tornos sobre la “crisis sistémica global”

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Por: RICARDO BERMEO •

Repasaré algunos hitos. El primero, los dramáticos acontecimientos que se precipitaron  en Honduras, a raíz del golpe cívico-militar, cuando un 28 de junio de 2009, después de una consulta popular no vinculante, en que se buscaba conocer la inclinación ciudadana a favor, o en contra, de una reforma constitucional, los militares irrumpieron en la casa, y sacaron del país, dejándolo en Costa Rica, al presidente Manuel Zelaya. La oligarquía, de hecho un puñado de familias que detentan los poderes fácticos, y el ejército, apoyados externamente -y localmente- por una constelación de fuerzas internacionales, e internas, que sostuvieron, y lo siguen haciendo,  a un régimen manchado de sangre, y completamente corrupto, hasta el punto, de que hoy, Honduras, se encuentra “peor que nunca antes”, pese a los apoyos externos, y a un movimiento popular interno que ha tenido un protagonismo formidable.

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Con otras variantes, un mecanismo parecido, después, sería diseñado y aplicado con éxito, contra el presidente Lugo, en Paraguay, atribuyéndole la responsabilidad de una matanza de campesinos, que fue claramente un crimen fabricado, para justificar las intenciones que llevaron a la “destitución” de Fernando Lugo, al Poder Ejecutivo, la maniobra fue apoyada activamente por una mayoría de legisladores,  y entre ellos, aquellos que formaron parte de aquel “golpe de estado –cívico/legislativo-“.

Si hacemos memoria, podemos detectar intenciones similares, en los violentos brotes secesionistas, para fracturar el  país,  en Bolivia, cuyo epicentro fue  Santa Cruz. Y, en diferentes momentos, los intentos de golpe de estado, en Venezuela y Ecuador.

Podríamos agregar, el ataque concertado y apoyado por un amplio complejo político internacional, lo que le ha dado una fuerza mucho mayor, a la desestabilización actual, dirigida a “destituir” a Nicolás Maduro, para liquidar cualquier resabio del “chavismo”, dicho sea de paso, y desde Zacatecas,  las apariciones públicas del presidente Maduro, deslegitimaban aún más a un régimen “demonizado” por una furibunda campaña mediática permanente, (el televidente promedio) ha interiorizado, la imagen de un régimen antidemocrático y dictatorial. Pero, “extrañamente”, esa  persistente distorsión,  por cierto,  no ha logrado desfondar  –aún-  a un imaginario social popular que -internamente- elección tras elección, ha decidido dar continuidad a ese tipo de gobiernos. Aceptemos sus grandes defectos, por ello, están en peligro, o fueron vencidos.

Pero, en todos los casos mencionados, como mínimo, debemos exigirnos, una mayor elucidación -individual y colectiva-, para saber –a ciencia cierta- cuál es la verdad socialhistórica, que podemos construir/consensar en cada caso.

Los hitos señalados arriba, y recordados de forma tan breve y a vuela pluma,  revelan, a mi juicio, hasta que punto,  el modelo actual de acumulación global, está comandado por  los centros del capital financiero internacional, en feroz disputa, al pretender entronizar a sus principales actores financieros. Por un lado, pretendiendo asegurar, con guerras de por medio, la hegemonía del dólar y de las gigantescas compañías trasnacionales, o bien, desde otros lados, el de otras monedas, yuan, rublo, euro, etc., así como el de las respectivas compañías transnacionales,  utilizando  mecanismos que autoperpetúen  dentro de  la mundialización efectiva del capitalismo, los intereses de los principales grupos, en medio de una feroz  “lucha diferencial por el poder”, con la que se disputan, contra las otras élites, (China, Rusia, los BRICS, etc.), el mundo entero, palmo a palmo, (la guerra entre los cárteles, que padecemos en nuestro dolor/país, es parte de la actual fase de caos sistémico, debemos interpretarlo como un epifenómeno  de tales disputas).

Por eso, es fundamental que reflexionemos colectivamente, sobre las  eventuales transiciones a las que apuntan, de manera abigarrada… ¿de EU, hacia China?,  ¿de la unipolaridad a la multipolaridad? El problema es que se trata en todos estos casos, de sociedades heterónomas, donde la “ley” que les sirve de núcleo de sentido a sus planes de vida, estaría puesta –siempre- fuera de su propio control, en un ámbito “extrasocial”, ya sea, en las leyes de la historia, o, en Dios, o, en la “Razón”, y especialmente, en la economía, -la producción por la producción, el crecimiento por el crecimiento-, de una economía cuyo rol  monstruoso,  ha terminado desquiciando nuestras capacidades para ejercer una verdadera frónesis (para orientarnos en la vida y en la historia).   Se trata de un capitalismo destructivo, que sigue arrastrándonos  por una “crisis sistémica global”,  cuyos costos sociales -y también ecológicos- han sido y seguirán siendo, cada vez, más y más, inconmensurables. ¿Quién puede, en ese panorama, arriba bosquejado,  con certeza, señalar, si no hemos ya rebasado los límites, si no dejamos atrás el punto de no retorno? La crisis multidimensional, hoy en curso, nos arrastrará, en pocos años, si no es que la aceleración actual, y los casos mencionados arriba, sean sus indicadores,  en un remolino vertiginoso, hacia “tiempos de oscuridad”. Frente a ello, ¿cómo emprender la autoinstitución explícita, lúcida, permanente, de la sociedad que somos? ■

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