Autora: María Elena Rodríguez Caldera
Residencia: Fresnillo, Zacatecas, México
La Parca disfruta leer
las notas de La Jornada.
Se pone sus lentes verdes,
porque si no, no ve nada.
Va en marcha a comprar su diario,
correteando a voceros,
o lo consigue en los puestos,
pero unos son más careros.
Alcanza a los periodistas,
pa’ ver qué fotos tomaron.
A veces se asoma la Ñanga,
y en otras, sí se salvaron.
Le enloquecen los deportes;
su favorito es el béisbol.
Batea almas con guadaña
y hace jugada de jonrón.
Pone bobo al ilustrador,
lo seduce con ricura,
para que pueda dibujar
bastantes caricaturas.
De la política y el Tello
¡no quiere saber ni papa!
Aún no quiere sus huesos,
por si del cargo se escapa.
Ya estaban en la imprenta:
¡Tuvieron una gran impresión!
Llegó la gorda Calaca,
y se los llevó al panteón.
Espantando a los lectores
cuando salió en la portada.
No hay razón para asustarse;
tenemos hora y llegada.
Y una Calaca con nombre,
“María”, “Pedro” y “Miguel”,
porque a todos nos toca,
la hora de dejar la miel.
Ahora la Flaca escribe
columnas en La Jornada;
de repente, chascarrillos,
pa’ reírse a carcajadas.
¡Ay, pobrecitos lectores
que ya no tendrán Jornada!
¡Cuando vino esta Huesuda
y se los cargó a la fregada!
Les dio purito camote,
lo mezcló con fría leche,
pa’ que estuvieran contentos,
y se los llevó a Campeche.
Se alejaron muy felices,
disfrutando el pan de muerto.
Pero no le compartieron
al que se halla leyendo esto.