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domingo, 28 abril, 2024
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De cómo remontar un cocodrilo en el asfalto

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

LA COLUMNA JUVENIL DEL CENTENARIO

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Dé cómo remontar un cocodrilo en los asfaltos demoniacos

de cómo humectarles de sensibilidad para que sientan

recién cantada la esperanza

de cómo decirles a todos ustedes que la ambición los hace peores

y así nadar en la pura nada las calles que nacieron para ser incendiadas

 

De cómo incitar a los pesares a que sientan lo vivido

mas allá de la pena y el dolor por ver a un mundo derrumbarse

y que los hogares mexicanos proclamen más allá de toda victoria

haber sobrevivido a los duros inviernos

a los siglos de tamañas obsesiones por engañar a los comensales

 

De cómo expresar que las voluntades ajenas pueden ayudar al colectivo

y derrumbar todo vestigio de indolencia

y que en ese acto se memorice cada acción que a la leva le sonrojan las palabras

y la llevan a ser más fuertes, menos indolentes, llena de principios

 

Esta ciudad está arrasada desde muchas primaveras

pero ello no significa que sea su destino el que la marque para siempre sus minutos

a lamentarse olvidando que un día existieron los manantiales y las montañas libertarias

las que juntaron del esfuerzo el deseo fecundo de existir pese al cataclismo

 

Esta ciudad nos llama a la alegría inesperada

al azoro gigante

a la fortuna insólita de reencontrarnos sabiéndonos al lado de revelaciones majestuosas

Madre: yo si soy digno de recibir de la luz la fuerza que nos hace a todos

ser un medio digno en el trabajo y una ventana a la luz que tanto nos proteja

la que busca la paz y la grieta en el yugo

la que hace de la audiencia franca canciones y poemas que alumbran los caminos

 

Hace tiempo que se apoyaba tras un hombro el esfuerzo de ser

testigos radiantes y no solo el cataclismo que comparte a ser indiferentes

en el dolor humano y la tragedia compartida

y que en ese andar el hábito de brindar de fuerza nos diera a todos

el instinto de proteger

el ansia de anular el odio,

la paz tan ansiada en los corazones motivados

 

por eso se les llama gigantes a los obreros del alba que defienden

en la palma de su mano  la decisión final del alboroto

que no sea vista la mirada que al tumulto solo le deja cenizas

si no fiesta permanente y guardia y vigilia ante la chispa que alcanzará la llama

 

por eso se les dice a los de levita que son irascibles y locos capaces de

Impedir las alboradas

para que se fuguen los intentos

de ver a un país como el nuestro sin llamas ni tragedias

 

por eso se arrecia al corazón de todos que habiten los intentos

a darle fuerza y no vagancia  a la unidad tan esperada

 

que si el Dios de lo eterno permite  ascender a las calles polvorientas

el portento necesario que active la esperanza

esa que nos hizo dichosos desde niños pese a tantas desventuras

esa que se ve entre el polverío de las muchedumbres reencontradas

a darle fe

a darle giro

y oficio

a un súbito poder desde la entraña

y no temer

y no empezar desde la nada

 

por eso remontar un cocodrilo en el asfalto

será como insinuarle a la bestia urbana

la danza nueva que nos hace resonar que un día seremos libres

ya para pasado mañana la fiesta de la defensa urbana

ya para mañana el vigor y la resistencia de una guitarra

ya para hoy la poesía que celebra su presencia y condena a flote

jamás volver a la melancolía…

Madre: hay gaje y oficio

y una alegría inesperada

También recorre los tumultos…

 

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