La Gualdra 434 / Noveno Aniversario Gualdreño
su caja de festividades.
Las familias quemaban cohetes
y la pirotécnica se erigía como un santo.
Intenté ir por debajo de un alambre
que separaba el jardín del pasillo,
una punta atoró mi brazo:
fue una herida espectacular
donde el dolor se emborrachó
con la estopa de un algodón infantil
entre los chorros de alcohol puro.
Han pasado 25 años:
el televisor sintoniza la misma cicatriz
así como el programada de Don Francisco
donde son más sabios quienes ríen a la cámara:
en esta cuarentena
—que atora su brazo en las respuestas de la TV—
(mute).