Autor: Horacio Javier González Jiménez
Residencia: Fresnillo, Zacatecas, México
Ya están en el infierno
con las almas bien resecas,
jornaleros del averno,
con todas la letras chuecas.
La Jornada Zacatecas
ya nos llenó de espanto;
sólo nos deja en muecas
morando en camposanto.
Está en el inframundo
a quien debían respeto;
mentado como Raymundo
quedó ya en esqueleto.
Raymundo Cárdenas Vargas
no aplicaba censura;
fue luz de prensa oscura
y de caras todas largas.
No habrá versión impresa,
pues ya les entró el mello,
y sólo será cabeza:
“A todos les dieron cuello”.
No criticarán a Tello;
convertida en alteza,
Cristina reza y reza
con tremendo atropello.
La Calaca, toda coja,
a cerrar versión apura,
por no tener nota roja
haciendo la sepultura.
Como enorme suceso,
ocurrió el gran deceso;
muriendo los periodistas,
espero, Muerte, desistas.
¡Llévate a la abuela!
y tápala con tu manto,
que estar sin mi Rayuela,
aumenta más mi quebranto.
Se nos murió nuestro diario
sin servicio funerario.
Triste es nuestro calvario
sin leer el obituario.