17.8 C
Zacatecas
viernes, 26 abril, 2024
spot_img

Desayuno en Tiffany’s, mon ku. Théo y Hugo en el mismo barco

Más Leídas

- Publicidad -

Por: ÉVELYNE COUTEL •

La Gualdra 246 / Cine

- Publicidad -

Los cineastas franceses Olivier Ducastel y Jacques Martineau llevaban seis años sin rodar una película -desde el estreno de El árbol y la selva en 2010- debido a dificultades para financiar sus proyectos. Ahora la pareja vuelve a las salas oscuras con una propuesta que forzosamente dividirá al público. El mismo título de la cinta, así como el cartel que la anuncia, son suficientemente elocuentes para que podamos entroncarla con el cine queer de los años 90 y con una serie de cintas que sin ser pornográficas se proponen representar la sexualidad de manera abierta y sin tapujos.

La primera secuencia de la película -que dura como veinte minutos- confirma de entrada las esperas al transcurrir en un burdel parisino, o sea en un lugar que, lejos de connotar la pasión y la sensualidad, se suele vincular más bien a la perversión. Sorprendemente es en esa galería subterránea y en medio de unos cuerpos masculinos desnudos y anónimos donde se produce el encuentro, o más bien la fusión, entre Théo y Hugo. La originalidad de la situación se basa en la dosis de romanticismo que los directores han sido capaces de inyectar en una escena básicamente orgiástica que luego dejará paso a una sensibilización con respecto al tema de la seropositividad.

A la hora de conseguir financiamiento para su película los directores tuvieron que salir de los circuitos habituales para sortear la censura moral y evitar que la cinta estuviera prohibida para menores de 18 años, como lo estipula la ley desde el momento en que se enseña en la pantalla un miembro sexual en estado de excitación. Por lo que a censura se refiere, uno de los obstáculos más temibles y temidos por los cineastas es la asociación católica Promouvoir (en español “Promover”) que vigila con lupa las películas “atrevidas” y que últimamente ha conseguido que la prohibición de La vie d’Adèle para menores de 12 años sea reexaminada y que Love, incialmente prohibida para menores de 16 años, quede prohibida para menores de 18 años.

Hasta el momento la asociación no parece haber arremetido contra Théo y Hugo pero esto no es óbice para que los cineastas dejen de subrayar el conservadurismo que existe en su país con respecto a esta clase de propuestas cinematográficas. En Francia el estreno de la cinta hizo que se les colgara la etiqueta de “radicales gays”[1] mientras que en otros países como Alemania (la cinta fue proyectada en la Berlinale 2016 donde recibió el Teddy Award) la prensa no remitió al concepto de “radicalidad” en su valoración del filme. Los directores insisten en que su proyecto era ante todo recordar la importancia de la sexualidad en las relaciones amorosas, una dimensión generalmente oculta en las artes por el respeto de unas convenciones que imponen el pudor y el recato. Según ellos, el cine tiene que ser una búsqueda de los límites, debe reflexionar sobre las imágenes que se pueden enseñar y las que no, aunque esto implique el riesgo de fracasar.

Mientras los más conservadores tacharán a la película de inmoral y no verán en ella más que el retrato de una depravación supuestamente inherente al ámbito gay, otros la considerarán como un himno al amor y la representación convincente del flechazo que brota en un lugar completamente inesperado.

[1] http://www.telerama.fr/cinema/ducastel-et-martineau-radicaux-gay,141652.php

Fotograma de Théo y Hugo

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_246

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -