La unidad entre los sindicatos zacatecanos puede provocar ventajas para la defensa de los derechos de los trabajadores. Venimos de una trayectoria donde los sindicatos han sido descalabrados por las embestidas de la profundización del neoliberalismo en México: los electricistas y los maestros de educación básica recibieron ataques que los llevaron a fracturas o a un serio desgaste. El año pasado cerró con una correlación desfavorable para el trabajo, el capital sacó ventajas adicionales, con una reforma laboral a modo para abaratar el trabajo, y una reforma educativa que también fue laboral. En suma: una tranquiza a los trabajadores de todos los sectores.
En Zacatecas, observamos a personal de la educación que realizan una misión de gran importancia alfabetizando y cerrando las brechas en rezago educativo, sin embargo, el propio gobierno se porta con ellos como si fueran relaciones de servicio privado pagándoles por vía de honorarios y, por tanto, sin reconocerles derechos sociales mínimos.
El caso de los burócratas, estos tienen también reclamos muy sentidos en relación al pago de impuestos. Pero el caso del Spauaz muestra un franco abandono, no sólo de la educación superior como función, sino a los propios trabajadores académicos universitarios: tienen años sin pago de la seguridad social y no ha habido solución al problema. Hace algunos meses visitó Zacatecas el responsable de Hacienda y se comprometió a resolver el déficit mencionado en poco tiempo y no ha ocurrido nada. Es cierto que la Rectoría de la UAZ ha sido especialmente incapaz, pero eso no obsta para que Gobierno del Estado y el Federal apoyen a los profesores en sus derechos sociales básicos. Reconocer las plantillas de personal que tienen años en funciones es un deber del Estado, amén de proponer una serie de medidas para que la Universidad se convierta en una institución transparente y con mejor calidad en su servicio.
Pero ahora se han reunido los sindicatos. Y la unión hace la fuerza. Apenas hubo coincidencia a nivel de sus dirigencias, y falta la reunión de sus agremiados y que se formen los acuerdos de alianza en sus luchas. Es decir, apenas inicia. El ánimo semi-caído de los agremiados de todos los sindicatos que coincidieron en el mitin de ayer del Spauaz se observó notoriamente levantado. Y reconocieron una nota en común: la exigencia a Gobierno del Estado de que cumpla con su obligación. Hasta ahora a los universitarios no les ha dado ni la mitad de la cuota presupuestal que le toca, y con los del IZEA no les ha reconocido una contratación colectiva. Si Gobierno estatal no cumple con la atención de esos derechos, ¿a dónde conducirá la lucha de dichos sindicatos? Una vez que entren en contacto con el resto de la población, ¿qué efectos producirá ese contacto? En estos próximos días veremos si los sindicatos son capaces de organizar una lucha decidida para conseguir sus derechos, o se levantan a la brevedad con promesas que se convertirán en humo (como el año pasado en la UAZ). En esta semana tendremos respuestas.
