■ Fue un revolucionario marxista serio aunque no militó en el Partido Comunista: historiador
■ A través de la revista Vuelta tuvo un enfrentamiento con las dictaduras del cono sur, expuso
De padre revoltoso liberal y abuelo revoltoso zapatista, Octavio Paz fue un revolucionario marxista absolutamente serio a pesar de no haber militado en el Partido Comunista, pero sí como voluntario en la guerra civil española.
Se trataba de un pensador al que no le importaba causar odios si de opinar sinceramente se trataba pues, a su juicio, escribía para revelar la verdad. Así fue descrito el ganador del Premio Nobel de Literatura de 1990 en voz de quien fuera su amigo y colaborador durante 22 años, el historiador Enrique Krauze.
Durante la Conmemoración del Centenario de Octavio Paz que se llevó a cabo este domingo dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) en su edición 2014, el director de la revista Letras Libres no rehusó hablar de la posición política del autor de El laberinto de la soledad.
Paz fue, dijo, un intelectual que a través de la revista Vuelta tuvo un enfrentamiento con las dictaduras del cono sur, los movimientos guerrilleros radicales y con Cuba, pues había convencimiento de que esa vida revolucionaria no era la mejor para México. “Nuestra izquierda no supo entablar una conversación con su postura socialista liberal a fin de encontrar puntos de convergencia”, recordó.
Se opuso también al sistema político mexicano y escribió a favor de la democracia cuando hacerlo no estaba de moda. “Ésta era la libertad del voto, las elecciones no manejadas por la Secretaría de Gobernación y que la gente se manifestara en la calle sin que la mataran”, agregó el también director de la Editorial Clío.
Fue el intelectual políticamente menos correcto de México que había criticado a la Unión Soviética y al socialismo, sin embargo, a pesar de que todas o casi todas las personas de prestigio llegaron a criticarlo de forma muy dura, tras la caída del muro de Berlín muchas de ellas terminaron adoptando una postura idéntica a la del poeta.
Paz, quien renunciaría a su puesto diplomático tras la matanza de Tlatelolco en 1968, es también el protagonista de la obra El poeta y la Revolución que Enrique Krauze presentó en el marco de esta conmemoración.
Es una obra, explicó el autor, que contiene un largo ensayo biográfico y literario sobre Paz en el que se realiza una interpretación de El laberinto de la soledad. Este libro forma parte de una serie de publicaciones sobre su vida y producción poética a propósito del centenario de su natalicio que fue concebida no para la conmemoración sino para la relectura.
