Estamos entre espantados y atribulados por el mismo problema, nuevo, porque ocurre hoy; añejo, por su recurrencia anual que mantiene a la UAZ y a sus integrantes, estudiantes y maestros, sobre todo, en una condición López Velardiana, nada suave, ni lejana al Orden y Progreso, gracias al apretón financiero con el que se le está tratando, no de manera inmisericorde, ni de total cuenta chiles, sino con unas maneras en que prevalece la zozobra, forma de regatear a la UAZ, la autoridad externa, los recursos necesarios y suficientes para cumplir los compromisos salariales del último cuatrimestre, mismos que contienen percepciones básicas para los profesores, como serían, sus salarios y prestaciones, entre ellas, las correspondientes al pago de las primas antigüedad, a quienes tienen ese derecho, por ser una forma de entregar la autoridad universitaria un porcentaje salarial ahorrado por dichos profesores; mismo al que, se supone, en su origen, ser retenido y luego pagado, anualmente. El origen de esa prestación fue tan azaroso y contingente como la situación en que surgió, pues no había sido posible a la autoridad administrativa pagar una remuneración normal al personal académico, con derecho a ella, como sería un aumento salarial, retenido por la autoridad extrauniversitaria, que lo debía proveer, pues se propuso y aprobó por los profesores, la idea de que dicha suma, de allí en adelante, fuera entregada anualmente por la autoridad universitaria, como prima de antigüedad.
En la actualidad, ¿qué hace la autoridad universitaria, en este tiempo? Lo primero a tener en cuenta es el carácter neoliberal con que opera el gobierno de México, lo cual, normalmente, implica una fuerte y sostenida movilización del Rector para gestionar ante las autoridades educativas correspondientes, los recursos globales necesarios para superar el fin de año. En el presente, por supuesto, no es sencillo para la Autoridad Universitaria, correspondiente, el Rector, interactuar con la carga adicional que significa ahora para el Gobierno Federal, el estar también pendiente de, cómo se van resol viendo hasta los problemas ocasionados por el sismo, pues, a nadie, a ninguno de los actores políticos les conviene, ni se les antoja que el todo político, en su conjunto, pueda influir en unas elecciones que ya desde hoy, podrían ser sui generis en cuanto a la generación de sus resultados y los resultados mismos, eventual, evenencialmente, pudieran no favorecer la permanencia del PRI, como partido en el poder. O bien, la confirmen, aunque con un panorama dividido, ¿señal de pluralismo? Por supuesto, aún falta mucho por hacer y recorrer; pero, en efecto, desde hoy, la disputa política se antoja cerrada, sorda, como si se preparase para irrumpir en las elecciones del 2018.
Por supuesto, lo que está puesto en juego es el sentido y el poder. Ambos juegan desde hoy en la conformación de sus actores, sus huestes y en su accionar cotidiano, desde muchas trincheras. Desde el altillo, donde esté su vivienda, ¿qué le dice el panorama nocturno? Aparte de la belleza de las estrellas, cuando no hay nublado, se puede preguntar, ¿el avance en el alumbrado público, también juega? Los “eléctricos” sólo hacen su trabajo.
En otros ámbitos, la insistente presencia de distintas fuerzas ante los medios, en el lugar o ambiente en el que sea, cafés o calle, ¿también juega? Es decir, tanto los recursos como la imaginación también proveerán, a los actores, organizaciones o individuos, de posibilidades para concurrir o estar en una palestra electoral, cuyos contornos y consistencia estarán a prueba, desde antes de “celebrar” el día de muertos y en las mismas navidades, que no son una sola, por estar marcadas por diferencias.
NO, PEÑA. DE A MUERTITO, NO.
La falta de subsidio a la educación superior y a las universidades públicas es un problema de seguridad nacional, por lo que el ISSSTE, la SEP, Hacienda, diputados y senadores deben fungir como interlocutores para resolver la situación, afirmó Pedro Martínez Arteaga, secretario general del Sindicato de Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (Spauaz).
Dijo, que la comisión constituida por el Consejo Universitario para coordinar acciones con otras universidades debe ayudar de la misma forma en que se atendió la crisis de la UAZ, que se resolvió en 2004.
“Los interlocutores deben gestionar para que nos reciban, pero veo muchas situaciones que no comparto, porque veo que a veces se obstruye más de lo que se aporta, y aunque le presten al Rector, seremos responsables de que esta crisis se agudice al cerrar el año. Por eso necesitamos el movimiento de todos los universitarios”, expresó.
“Me extraña que tenga más claridad un alumno que un profesor cuando habla y vierte sus conceptos con ignorancia premeditada. Los alumnos se dan cuenta de la crisis que estamos viviendo y saben que puede pasar lo que sucede en Aguascalientes, donde las carreras más baratas son de 800 pesos mensuales y las más caras de mil 600 pesos”, puntualizó. (En LA JORNADA, de ayer.)
