El pronóstico de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para el pasado martes 24, fue que el centro de «Otis» se localizaría aproximadamente a 270 km de las costas de Guerrero. Se preveía que el jueves se transformaría en depresión tropical. Lo cierto fue que el martes temprano se transformó en huracán de nivel 2 y con un ritmo de incremento nunca visto en México. No obstante que el Sistema Meteorologico Nacional preveía que “Otis” tocaría tierra entre las 4 y las 6 horas del miercoles, entró 4 o 5 horas antes como un huracán categoría 5 dejando a su paso destrucción, inundaciones y el corte de todas las comunicaciones. Una vez que tocó tierra en Acapulco el fenómeno perdió fuerza rápidamente hasta convertirse en una tormenta tropical.
El huracán “Otis” se fortaleció hasta alcanzar la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson debido a que encontró condiciones de temperatura muy cálida en la superficie del mar superiores a los 30 grados Celsius, afirmó Anahí Aguirre, meteoróloga del Sistema Meteorológico Nacional (SMN); detalló que estas condiciones provocaron que el meteoro se fortaleciera justo antes de chocar frente a las costas de Guerrero. En apenas 12 horas, la fuerza del meteoro se duplicó, pues de registrar vientos de 113 kilómetros por hora incrementaron a 257 y se intensificó todavía más antes de azotarla. “Otis” tocó tierra dejando a su paso destrucción, inundaciones y el corte de todas las comunicaciones. Una vez que tocó tierra el fenómeno perdió fuerza rápidamente hasta convertirse en una tormenta tropical.
No obstante lo anterior, la oposición política inició el despliegue de una furiosa campaña contra AMLO por no haber utilizado la mañanera del martes para alertar a la población, sin tomar en cuenta que a esas horas “Otis” todavía era tormenta tropical. Lo cierto es que tanto el presidente como la gobernadora emitieron llamados de alerta alrededor de las 8 de la noche. A las 10 horas del miercoles el presidente decidió trasladarse por tierra a Acapulco, ante el hecho trágico que el huracan había derrumbado las comunicaciones. Después de 7 horas de viaje en el que pudo constatar la destrucción causada y de sopesar el estado de ánimo de la población, giró sus instrucciones a todos sus colaboradores para iniciar de inmediato las tareas de auxilio. Esa noche regresó a la capital para encabezar la conferencia mañanera del jueves, desde la cual explicó la situación y detalló los planes para atender a todos los acapulqueños.
De inmediato se organizó la limpieza de vialidades y ayer domingo se informó de la apertura de las principales vialidades y carreteras. Se canalizarán apoyos para rehabilitar viviendas y recuperar los electrodomesticos que perdieron las familias, para lo cual ya se realizó el diagnóstico. Los empresarios grandes y pequeños también serán apoyados por las secretarías de Economía y Hacienda para que pronto se pongan de pie, y la solidaridad de los mexicanos ya está alimentando una poderosa corriente de artículos de primera necesidad hacia los centros de acopio, desde los cuales las fuerzs armadas coordinan la distribución.
De acuerdo con el más reciente informe de la CFE, el huracán Otis afectó a 513,524 usuarios y ya se ha restablecido el suministro a 301,740, que representan el 58%. En total, se han dispuesto en puntos estratégicos: 2,219 trabajadores electricistas, 250 grúas, 764 vehículos, 108 plantas de emergencia, 37 torres de iluminación y 6 helicópteros. Trabajando sin parar ya se restableció el suministro eléctrico a 301,740, que representan al 58% de los usuarios afectados. Durante la noche del viernes se logró energizar el servicio para el pozo de agua Raney, uno de los más grandes retos de la noche del viernes, ya que se trata de una batería de varios pozos, con múltiples motores. También quedó con suministro eléctrico la zona de hospitales: donde se ubican el Hospital General, Hospital Militar, Hospital de Cancerología y el Hospital IMSS.
De acuerdo a los protocolos, la CFE dio prioridad al restablecimiento de los servicios que son trascendentes y fundamentales para la comunidad. Instaló de manera inmediata plantas de emergencia, principalmente a hospitales, sistemas de comunicaciones, gasolinerías, instalaciones de seguridad pública y protección civil, y demás establecimientos que prestan servicios prioritarios para la población. Conforme se identificaban los daños se fueron incrementando los recursos, trasladándose más trabajadores de diferentes puntos del país aledaños, así como los vehículos y los materiales necesarios para enfrentar la gravedad de los daños.
Actualmente de las 38 líneas de alta tensión que resultaron dañadas se han restablecido 19, significando un avance del 50%. En cuanto a circuitos, de 155 que resultaron dañados, 65 ya fueron restablecidos, significando un 42%. Por su parte, el huracán derribó 10,083 postes, de los cuales ya hemos levantado 3,211, representando un avance del 32%. La CFE, a través del Sistema Nacional de Protección Civil, se mantendrá en estrecha coordinación con la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, Comisión Nacional del Agua, Secretaría de Salud, gobiernos estatales y municipales.
Es evidente que los rabajos referidos no se podrían explicar si la CFE no fuera una empresa pública nacional, pues una empresa subnacional privada o estatal no tendria la escala suficiente para atender catástrofes como la que comentamos, y cualquier otra zona devastada correría el riesgo de una atención menor por el incentivo perverso de maximizar utilidades inmediatas, alargando el tiempo de respuesta y multiplicando el sufrimiento de la población por tener que pagar tarifazos futuros, como se ha visto en varios lugares. Felicitemonos por tener la CFE.
