La marcha del pasado martes, refleja un año más de impotencia, desesperación y gran sufrimiento de padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos en Iguala la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014, sin que a la fecha se conozca qué fue lo que pasó con sus hijos.
No obstante que aquellos tristes acontecimientos sucedieron bajo la presidencia de un gobierno priísta a cargo de Enrique Peña Nieto, tanto éste como el actual, el de la 4T de MORENA presidido por Andrés Manuel López Obrador, ninguno tuvo la voluntad política por aclarar los hechos; encontrar a los estudiantes y castigar a los responsables. A la fecha, algunos padres han fallecido, sin conocer nada de sus hijos.
Una de las más sentidas peticiones que en 2018 los padres de los 43 jóvenes, plantearon al entonces candidato presidencial López Obrador, fue la súplica para que les ayudara a encontrar a sus hijos. El compromiso fue total. Pero, después de 5 años el presidente para quien “por el bien de todos, primero los pobres”, les ha negado la información requerida que les pudiera permitir llegar a la verdad.
Antes de la marcha del pasado martes, el viernes 22 y el lunes 25 de este mes, los padres de los estudiantes fueron convocados a dos reuniones en Palacio Nacional, para conocer los avances logrados a la fecha. En ellas, solicitaron se les hiciera entrega de información en poder del Ejército, derivado de los esfuerzos que realizó el Grupo Internacional de Expertos Independientes (GIEI), quienes señalaron la falta de apoyo y renuencia por parte del Ejército para entregarla y saber qué pasó en aquella fecha.
Sin embargo, ya en Palacio Nacional durante la primera reunión del viernes 22, los padres querían hablar de los documentos faltantes, pero sólo se les dio como respuesta : “…no vamos a dar más información porque no hay, si quieren saber, díganle a los testigos protegido…” los padres han manifestado que este gobierno se ha colocado del lado del Ejército, y en plena ruptura con las autoridades por el estancamiento de la investigación, volvieron a las calles para expresar su inconformidad y exigir su derecho de justicia con la esperanza de evitar que un delito tan grave llegue a quedar impune, y se pierda con el transcurso del tiempo como ocurrió con del 2 de octubre, que después de 55 años nunca llegó la justicia.
Durante la segunda reunión del lunes 25, los padres fueron todavía más engañados, pues el subsecretario Alejandro Encinas quien preside la Comisión para la Investigación y Acceso a la Justicia por el caso Ayotzinapa, a cargo de la investigación durante estos años, solamente leyó lo mismo que los padres han conocido, por ello, Vidulfo Rosales abogado de los padres de familia señaló: “Encinas nos ha leído una narrativa de donde estamos en el caso, que se acerca más a la “verdad histórica” fraguada en el gobierno de Peña Nieto, que a los nuevos hechos”, en referencia al ataque que armó aquel gobierno. Incluso, el propio Encinas ahora también criminaliza a los estudiantes, señalando que pertenecían a un grupo delictivo Ante esto y, a manera de protesta, los padres se negaron a recibir el informe que las autoridades les estaban entregando, pues no obtuvieron ninguna respuesta a sus peticiones.
Incluso, Mario César González padre del estudiante César Manuel González, calificó una falta de respeto el hecho de que Rosa Icela Rodríguez titular de la SSPC, acudiera a esa reunión como vocera del general Crescencio Sandoval, titular de la SEDENA: “…pues ella no sabe nada de información y no tiene absolutamente nada de información…” según dijo.
Por tratarse de un crimen de Estado, realmente el gobierno de López Obrador ha quedado a deber esta gran deuda a los padres de los normalistas, quienes incluso ya mostraron su enojo, su rabia y la falta de credibilidad hacia este gobierno, en particular hacia López Obrador, que solamente se ha dedicado a desviar y eludir su responsabilidad, en este como en todos los casos, que por tratarse de delitos de lesa humanidad son imprescriptibles.
Y es que, para nadie es desconocido (otra cosa no aceptarlo), que desde hace cinco años, adueñado, acuartelado y “bien protegido” en Palacio Nacional, lugar que no le pertenece porque es de todos los mexicanos, se ha dedicado durante cada mañanera a vociferar toda clase de chismes, insultos, amenazas, hostigamientos y agresiones en contra de quienes no piensan igual que él. Esta conducta solo refleja un profundo resentimiento, que lo tiene y mantiene obnubilado y alejado, para conocer la trágica realidad en que se encuentra inmerso nuestro país. Está observando y sintiendo enemigos que lo atacan permanentemente para “quitarle su poder”.
Se llega sin ningún resultado, a nueve años de la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa, a pesar de que los padres han tratado de sostener el diálogo dado al esfuerzo que se hizo por parte del GIEI, pero lo más preocupante, es la férrea defensa y deslinde que el presidente López Obrador hace del Ejército en este abominable crimen.
