■ La Comisión Nacional de los Derechos Humanos efectuó un diagnóstico
■ El reporte, de 2018, ubica a Zacatecas como el sexto con peor calificación en este rubro
■ En cárceles de Cieneguillas y Fresnillo se advierte hacinamiento de los internos, deficiencias en los servicios de salud, insuficiencia de programas para la prevención, entre otros
La presencia de actividades ilícitas y de prácticas como extorsiones y sobornos son una realidad en algunos penales del estado, en concreto, en el Centro Regional de Reinserción Social (Cerereso) varonil de Cieneguillas y en el de Fresnillo.
Estas situaciones muestran que en estos dos establecimientos penitenciarios se mantienen desde hace años condiciones de autogobierno por parte de las personas privadas de su libertad, quienes realizan actividades y ejercen funciones propias de la autoridad.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) presentó este mes el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2018 en el que Zacatecas se ubica como el sexto estado con peor calificación.
El 5.53 que se le otorgó a Zacatecas sólo está por encima de Tamaulipas (4.92), Baja California Sur (4.95), Nayarit (4.99), Guerrero (5.17) e Hidalgo (5.28), además de que no refleja una mejora en el último año pues en 2017 la calificación fue de 5.52, por lo que en 12 meses no se logró cambiar la situación de autogobierno ni las deficiencias en infraestructura y personal que se enfrentan en los dos penales mencionados.
Inclusive, el Cerereso varonil de Cieneguillas es el séptimo del país con menor promedio, es decir, con peores condiciones de estancia y seguridad al interior.
En el estudio elaborado por la CNDH se analizan cinco rubros y el primero de ellos es el relacionado con los “aspectos que garantizan la integridad personal del interno”.
En este caso, tanto el penal varonil de Cieneguillas como el de Fresnillo presentan condiciones similares, pues en ambos se advierte hacinamiento de los internos, deficiencias en los servicios de salud, insuficiencia de programas para la prevención y atención de incidentes violentos y ausencia de prevención y atención de casos de violaciones a los derechos humanos.
En segundo lugar se revisan los “aspectos que garantizan una estancia digna”. Las dos cárceles comparten señalamientos como el de deficiencias en las condiciones materiales y de higiene en las instalaciones que alojan a los internos y deficiencias en la alimentación.
No obstante, el penal de Fresnillo tiene otras carencias que tienen que ver con inexistentes o deficientes condiciones materiales y de higiene en la cocina y los comedores, así como en las instalaciones que se utilizan para la comunicación con el exterior.
El tercer rubro analizado es el de las condiciones de gobernabilidad y en este punto los dos centros de reinserción se encuentran en rojo, de acuerdo con las conclusiones de la CNDH.
El “ejercicio de funciones de autoridad por personas privadas de la libertad” muestra que en ambos penales hay autogobierno y cogobierno, además de que adolecen de un número de personal de seguridad y custodia insuficiente.
Asimismo, en este ámbito, la CNDH detectó la presencia de actividades ilícitas y de cobros como extorsiones y sobornos. Estas prácticas han sido advertidas de manera constante en estos dos penales durante los diagnósticos de los últimos años y a la fecha no han sido erradicadas.
El cuarto elemento que supervisó la CNDH es el de las condiciones para lograr una reinserción social de las personas privadas de su libertad después de cumplir la condena por algún delito.
En este aspecto, tanto el penal varonil como el de El Mineral tienen deficiencias a la hora de separar a internos sentenciados y procesados, así como insuficiencia o inexistencia de actividades laborales y de capacitación. En el penal de Cieneguillas se agrega la insuficiencia o inexistencia de actividades deportivas.
El último rubro es el de la atención a grupos con requerimientos específicos y, en este caso, el Cerereso varonil tiene carencias para atender a personas adultas mayores y con discapacidad, así como insuficientes programas para la prevención de adicciones y desintoxicación voluntaria de las personas privadas de su libertad.
Mientras tanto, en Fresnillo, al ser un penal mixto se señala que es deficiente la atención de las mujeres y los menores que vivan con ellas al interior del centro.
La calificación del Cerereso varonil de Cieneguillas es la más baja de los tres que supervisó la CNDH en el estado con un resultado de 4.73, seguido del penal de Fresnillo con un 5 y después, con la mejor calificación, está el centro femenil de Cieneguillas que obtuvo un puntaje de 6.86.
En este último caso, la lista de deficiencias es más breve que en los dos anteriores e incluye insuficiencia de personal de seguridad y custodia, también carencia de vías para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos y falta de programas para la prevención de adicciones y desintoxicación voluntaria de las internas.
De manera general, la CNDH refiere que los principales problemas en los centros de reinserción estatales son la falta de personal suficiente de seguridad y custodia ya que afecta al 84 por ciento de los penales supervisados, las deficiencias en la separación de sentenciados y procesados en un 76 por ciento, y deficiencias en las condiciones materiales y de higiene en las instalaciones que alojan a las personas privadas de su libertad en un 72 por ciento.
En un 70 por ciento de las cárceles estatales hay insuficientes programas de prevención de adicciones y desintoxicación voluntaria de los internos y en el mismo porcentaje se detectó insuficiencia o inexistencia de actividades laborales y de capacitación que favorezcan la reinserción social.
La CNDH sostiene en las conclusiones del diagnóstico que los datos obtenidos en este estudio evidencian “la necesidad de implementar estrategias y acciones para lograr avances significativos que le permitan estar en condiciones de cumplir efectivamente con el objetivo para el que fue creado”.
