Con la presencia tan fuerte de las bandas del crimen organizado en Zacatecas, el proceso electoral se llena de nubes de incertidumbre. El intento de Gobierno estatal de repetir hasta la saciedad en anuncios publicitarios que todo marcha bien, con la intención de influir en la percepción ciudadana, no está dando resultado porque es excesivamente artificial. Anunciar el éxito de la seguridad en los medios de comunicación es intentar crearle una realidad virtual de un bonito parque con mariposas a personas que viven en escombros grises y entre ruidosas sirenas. Sencillamente no se puede. La virtualidad tiene sus límites. Los secuestros y desaparecidos en las comunidades rurales y algunas colonias de Guadalupe, Zacatecas y Fresnillo; junto a las notas de balaceras y bandas paseando con armas largas, generan una atmósfera que no se va con escuchar en la radio que este es el sexenio de la seguridad. Y no sólo la cotidiana percepción ciudadana apunta en esa dirección, también los números de Inegi así lo registran. Pues bien, la pregunta es, ¿cómo esta circunstancia impacta en la generación de nuevos gobiernos? Y no solamente nos preguntamos si los candidatos tienen ideas o intenciones de resolver ese problema, sino cómo esta situación afecta la conformación de los mismos.
Sabemos que las bandas han migrado de perfil, ya no sólo les interesa traficar con drogas que de por sí tienen altísimas ganancias, sino la riqueza de los privados que obtienen por sobornos, extorción y secuestros. Pero también ambicionan la renta pública: recursos a través de la obra pública y el control de sus aparatos de seguridad. Y dicho está: el dominio de los territorios. Esto significa que los grupos delincuenciales se convertirán en un actor en los comicios. La experiencia colombiana y lo que hemos vivido en México estos últimos años nos quitará la sorpresa de que eso suceda. Así las cosas, tenemos a una clase política sin propuestas claras (programáticamente débil) y los grupos del crimen como actores. Resultado: incertidumbre. ¿Piensan atender el tema de la seguridad los candidatos a presidentes municipales?, ¿o solamente omitirán el tema para no ponerse en riesgo? Mientras el Estado no adopte una estrategia efectiva, los muy disminuidos gobernadores o presidentes municipales poco harán al respecto. Legalizar las drogas, controles financieros, uso de la inteligencia y otras medidas propuestas, deberán ser puestas en acción como antecedentes para que los espacios más frágiles del Estado puedan actuar. De otra manera nada cambiará. Pero el primer paso para resolver un problema es reconocerlo, y la mejor manera de nunca solucionarlo es simulando creando realidades virtuales. Lo cierto es que la inseguridad gravita en la elección de autoridades, sobre todo las locales. Este tema que es altamente preocupante no ha sido abordado con seriedad ni por los partidos ni las autoridades electorales, lo que refuerza la incertidumbre: ¿estamos seguros a quién estamos eligiendo?
