Generalmente, ante un cambio de gobierno, la administración entrante inicia la elaboración de su plan de desarrollo en cuanto son nominados como gobernantes electos. Esto es así, porque el tiempo que marca la ley es poco para alcanzar a elaborar un plan decente. Así, en cuanto se ingresa al gobierno, los nuevos funcionarios llegan con el calentamiento ya hecho para arrancar fuerte en la meta de salida. Un plan no es posible sin responsables de hacerlo. Cada responsable de sector y por dependencia inicia de inmediato a trabajar su diagnóstico en función del enfoque específico que define su postura política. Y nada de esto ha ocurrido. Es un caos.
No sólo no hay funcionarios (o los hubo muy tarde), sino que se ha creado un ambiente de incertidumbre en los cuadros medios que en estos momentos son esenciales para sacar el trabajo de planeación: es el personal que tiene la información completa o materia prima de un proceso de este tipo. Si no hay funcionarios en muchas dependencias, en algunas lo hay en calidad de ‘nuevos’ y el personal técnico está en paréntesis, ¿quién hará el plan (bien hecho)?
La responsable de la Coordinación de Planeación, según sabemos, es una persona capaz y trabajadora en las áreas de finanzas, pero es poco conocedora del tema de planeación. Así que la avientan al mar cuando sólo había nadado en chapoteaderos. Seguramente hará su mejor esfuerzo, pero no le será suficiente. Y el apoyo que tenga de las dependencias será un motivo de caos que no sabrá muy bien cómo acomodar.
Los foros (que hoy terminan) son una muestra del caos y vacío del que hablamos: convocatoria precipitada, formatos que no permiten hacer propuestas serias, sino sólo peticiones; y lo peor: foro para pedir sin peticionarios. Los actores de los diferentes problemas no fueron convocados. Los ciudadanos organizados en diferentes figuras asociativas saben y pueden dar opiniones muy valiosas, pero no estuvieron. El Foro de Guadalupe fue fantasmal. Al final llevaron a los trabajadores del Gobierno estatal y los municipales para ‘rellenar lo eventos’. Bonita gobernanza. Y un dato escalofriante: al mismo tiempo deben hacer los programas presupuestarios: ¿los harán sin titulares y antes que el plan? ¿Habrá programas presupuestarios antes que el plan? ¡Guau! En Zacatecas habrá quien se pone primero los zapatos y después lo calcetines.
¿Y qué podrá hacerse? En estos casos, no vemos mejor opción que llamar a la academia a salir del atolladero. En Zacatecas decenas de académicos tienen diagnósticos, estrategias y estudios específicos en agua, seguridad, empleo, energías, etcétera; que pueden servir ahora mismos para armar el plan de desarrollo. El gobernador debería estar hablando a los rectores para que apoyen la elaboración del plan y salir bien librados dentro de los tiempos de la ley. Si no se busca un camino de este tipo, el plan será una cosa lamentable que enredará todo el proceso futuro de gobierno, y los perdedores estarán en la población, no en las guindas burocracias. En suma, se necesita una salida emergente para el caos.
