El agua es vida y el despojar a las comunidades de ella, obligándolas a aceptarlo y adaptarse a él con resignación, significa normalizar el terror y la cultura de la muerte, promovida por el capitalismo del desastre, coincidieron especialistas y defensoras y defensores del territorio dentro del Congreso “Extractivismo: Contaminación y Alternativas”, que organizó la Unidad de Estudios para el Desarrollo de la UAZ.
«Somos 99 por ciento agua, si nos la quitan es llevarnos a la muerte, pero nuestra misión es luchar por la vida, por nuestras parcelas que no tienen precio», dice Roberto de la Rosa, férreo defensor de los recursos naturales y la vida comunitaria en Salaverna, ocupada por una mina del magnate Carlos Slim, quien, con el poder del dinero y el uso de la fuerza, sacó de su comunidad a quienes vivieron ahí por más de cien años.
Don Roberto sigue en digna resistencia y a contracorriente con demandas que ha interpuesto contra él, el propio Carlos Slim, sin electricidad, sin acceso a apoyos sociales y en la orfandad del Estado Mexicano, pero bajo el cobijo de personas y comunidades en lucha.
En el foro, que duró tres días, defensores que habitan 61 comunidades que afectaría el proyecto de la presa Milpillas (por ahora detenido) y otros activistas de diferentes regiones de Zacatecas y el país, señalaron que su alternativa es seguir luchando de manera organizada en favor de la vida y la preservación de los ecosistemas para asegurar a las generaciones que vienen, y a las que están, una vida en el goce del bienestar y el ejercicio pleno de sus derechos.
El proyecto Milpillas, que impulsó el Gobierno de Enrique Peña Nieto y el ex gobernador Alejandro Tello, se dijo que tendría un costo de 3 mil 200 millones de pesos, después la cifra se elevó a 6 mil millones, pero el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador lo detuvo debido a que, argumentó, se detectaron irregularidades en el recurso ejercido en las administraciones priistas.
Darcy Tetreault, investigador de la Unidad de Estudios del Desarrollo, recordó que la promesa de Milpillas es inviable debido a que con ella se prometió obtener 41 millones de metros cúbicos de agua al año, mientras que el déficit hídrico de Zacatecas es de 261.3 millones de metros cúbicos. “Se requerirían 7 presas tipo Milpillas para subsanar el déficit hídrico”, explica.
Además, se criticó que la presa Milpillas pretenda llevar agua del municipio más pobre del Estado, a la zona más rica y poblada (Zacatecas, Guadalupe, Fresnillo).
Durante el foro, los especialistas señalaron como una buena noticia el hecho de que el actual gobierno del Estado esté explorando alternativas distintas a la de Milpillas, como la de extraer agua de la presa del Chique para buscar una solución a la crisis hídrica.
En el país, organizaciones en defensa del territorio identifican casi 300 conflictos de comunidades afectadas por el extractivismo, en especial del sector minero.
El investigador Claudio Garibay explica que estas empresas han sofisticado sus métodos de convencimiento para adueñarse de territorios con inteligencia, sutileza y más que billetazos, siendo sutiles y hasta seductores en la penetración de las comunidades, ofreciendo falsos paraísos de bienestar «echan mano de antropólogos que estudian a profundidad los pueblos, a tal grado que conocen dónde vive cada habitante, sus gustos y necesidades, lo que les permite incluso detectar con rapidez intentos de rebeldía para desactivarla”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador informó, en diciembre de 2019, que desde Carlos Salinas de Gortari, hasta Enrique Peña Nieto (la época dorada del neoliberalismo en México) se otorgaron 65 mil 634 concesiones mineras por 117.6 millones de hectáreas, equivalentes a más de la mitad de los 200 millones de hectáreas que tiene en total el territorio nacional.
De este total, según López Obrador, 96.3 millones de hectáreas, en concesiones, fueron canceladas en esta administración, cifra que prácticamente coincide con las estimaciones de la Cámara Minera de México, que informa que 20 millones 970 mil hectáreas, equivalentes al 11 por ciento del territorio nacional, está concesionado a este sector.
En nuestra entidad de Zacatecas se calcula que el 32 por ciento del territorio está concesionado a la minería. El doctor José Ignacio Castro Guijarro ha señalado que, por cada 10 mil dólares de riqueza en la extracción que se queda en las empresas mineras, sólo 60 centavos de dólar se quedan en Zacatecas.
Y para ilustrar el escenario de crisis hídrica, las y los especialistas no descartaron que más pronto que tarde Zacatecas pueda tener una crisis similar de escasez de agua como la que ocurrió en Nuevo León. Aunque desafortunadamente hay regiones ya en las que en Zacatecas el agua llega a la población sólo una vez cada tres semanas.
“De la escasez del agua es recurrente que se responsabilice a la ciudadanía del desabasto, pero en realidad la responsabilidad de la escasez es consecuencia de la acumulación del sistema capitalista”, se dijo a modo de conclusión.
