Después de cada evento que estremece a la población, las autoridades hacen el mismo recorrido: piden apoyo, llegan unidades militares, hacen recorridos por los lugares calientes y luego se va disolviendo el impacto mediático de dicho evento en los medios y redes sociales; enseguida regresa la inercia y todo vuelve a ser igual. Hasta el próximo evento, en que se repite el trayecto aquí mencionado.
Cuando hay instalados grupos armados y organizados para delinquir, el objetivo de los gobiernos es desactivarlos antes que causen extremo dolor en las familias del estado. La idea de la Guardia Nacional no ha dado fruto alguno, porque cubren sólo el 25 por ciento de los municipios de alta incidencia y su trabajo tiene poco seguimiento y monitoreo de los territorios. Hay dos países donde el crimen organizado es casi inexistente: Israel y Cuba. ¿Qué hacen esos países para tener ese nivel de seguridad en sus poblaciones? Tratan a los grupos delictivos como cuasi-terroristas, porque eso es lo que son: mantienen en la zozobra a poblaciones enteras con armas, miedo, amenazas y extrema violencia a propios y familiares. A parte de todas las medidas de inteligencia financiera, tienen algo que se llama ‘inteligencia social’.
Todos los grupos delincuenciales operan en algún lugar, tienen necesidad de reunirse, guardar su armamento, un centro de operaciones y los lugares para esconder a los secuestrados y otras actividades. Y es muy probable que haya vecinos cerca de esos lugares. En Cuba, en cuento se han instalado (sobre todo los grupos violentos financiados desde Miami) les caen encima células muy entrenadas y los desactivan. Eso es posible porque en los centros de población hay quien informa e investiga. Israel cuenta con tres agencias de inteligencia: la exterior (el famoso Mossad), pero también la responsable de vigilar a grupos extremistas en palestina y la inteligencia interior. Esta última es muy efectiva con grupos con pretensiones de delincuencia organizada. Una red de inteligencia vinculada a equipos de reacción inmediata de muy alta eficacia. Por eso es tan difícil que grupos armados y organizados operen en esos dos países.
Pero aquí, cometen sus tropelías a pocos metros de la central del C5 y de la Policía Estatal, en pleno día, delante de todo mundo y huyen. Tenemos personal policial y cuerpos de seguridad (con equipo y armas), pero no una estructura de seguridad, que alarma por su ineficacia. Los delitos que comenten esos grupos son de competencia federal, pero ni las autoridades federales ni las estatales tienen la posibilidad de desmantelar a dichas células que pelean entre ellas y expolian a la población. No pueden no saber dónde operan, cuántos son y qué hacen, porque controlan a muchos grupos de jóvenes que se dedican a delitos del fuero común. Actividad demasiado ‘ruidosa’ y muy vista: amenazan a comerciantes, extorsionan a productores y piden cuotas a empresarios. Es impresionante el ruido que hacen y los cuerpos de seguridad, ¿no los oyen? La idea de ganar territorio con la Guardia Nacional no es mala, pero lleva mucho tiempo por el reclutamiento y formación de sus elementos, sin embargo, para el caso de Zacatecas tal parece que la imaginación se acabó para crear estrategias de seguridad realmente efectivas. Esperemos, una vez más que estos hechos que cimbran a la comunidad sirvan para que las autoridades de todos los órdenes e instituciones dejen la modorra y se pongan a trabajar de forma coordinada y efectiva.
