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Alguna vez ha intentado con urgencia estacionar su auto por algunos minutos sobre la calle Arroyo de la Plata en el centro de la ciudad? Los minutos son los que pueda invertir en la compra de algún objeto de los que se venden, en los comercios establecidos que ahí se encuentran. Para algunas personas la respuesta común será: resulta difícil.
Esta calle desde hace tiempo, requiere de supervisión por parte de las autoridades del municipio. A lo largo de ella, desde el negocio de José Manuel Borrego, y hasta el crucero con las calles García de la Cadena y Justo Sierra, se encuentran en ambos lados, locales establecidos en donde se venden al público toda clase de artículos: prendas de vestir, decoración, cosméticos, comida, herramienta, material eléctrico, ferretería, dulcería, farmacia veterinaria, zapaterías, material de repostería y otros. Todo parece estar bien, pues por fortuna existen leyes que tutelan el derecho a la libertad de trabajo.
Sin embargo, los comerciantes ya establecidos no solamente cuentan con su local, sino que ocupan la banqueta y parte de la calle, colocando puestos semifijos para exhibir su mercancía. Es aquí donde se presenta un problema que debe ser atendido a la brevedad posible.
Pero no termina ahí, los pocos espacios que pudieran servir a los automovilistas, se encuentran “apartados” con toda clase de material: palos; estructuras metálicas; botes; rejas; tablas, costales, piedras, etc. Si a esto le agregamos los puestos ambulantes que venden productos comestibles como nopalitos; fruta; miel y otros, esta calle representa prácticamente un problema para la circulación vehicular y el tránsito de personas.
Las banquetas quedan reducidas a un espacio donde las personas pueden transitar y con mucha dificultad, haciendo fila de una en una pues a su lado derecho, se encuentra el local con mercancía, y a la izquierda, el puesto que el dueño del propio local ocupa para tenerla en exhibición, y viceversa.
Aunado a ello, lo que dejan de calle, sólo es útil para la circulación muy limitada de una unidad tras otra. Cabe señalar que, si se lograra observar algún vehículo estacionado, ¡es del propietario del negocio! Así, cuentan con local, ocupan la banqueta, la calle y estacionan su auto a las puertas del comercio.
¡Un completo abuso!
Mire usted: si alguna persona necesita realizar una compra, deberá dejar su auto en el estacionamiento público que se encuentra al finalizar esa calle. Pero resulta que por este servicio le cobrarán diecinueve pesos. Así, en muchas ocasiones se paga más por el estacionamiento que por el precio de la compra. Agregue a ello que el personal que maneja los puestos y locales, como se encuentran fuera de éstos, reducen más los pocos espacios libres. Y, por otro lado, el servicio de carga y descarga de mercancía, hacen todavía más difícil esta problemática.
Intentar por ejemplo hacer compras a las 9 de la mañana en el mercado cuya denominación es la misma que lleva la calle, prácticamente también es imposible estacionarse, y se dificulta transitar por ella, pues desde esa hora ya se tienen todos los lugares “apartados” en la forma como antes se ha mencionado. Más todavía, así, apartados, los dejan toda la noche.
Calles y banquetas son bienes públicos de uso común. No deben tener dueño como sí ocurre en la calle Arroyo de la Plata.
Hace años, en lo que ahora es la Plazuela Genaro Codina, frente a la Panificadora “La Flor de México”, existió un conjunto de pequeños locales en los que se vendían todo tipo de prendas de vestir. En el perímetro exterior, se encontraban los de calzado. Sin embargo, en el trienio municipal 1983-1985, fueron demolidos para dar lugar a la construcción de la Plaza y los comerciantes, reubicados en los pequeños locales que se localizan a lo largo de la multicitada calle, y que precisamente fueron construidos para tal fin. Observando como más detalle, al parecer, cada uno cuenta también con un espacio en la parte superior. ¿Cuál es entonces, el motivo para que actualmente se encuentren ocupando banqueta y calle?
Durante una época, el espacio que comprende desde la Plazuela Zamora, y calle Independencia, era ocupado por vendedores ambulantes, lo que representó también un problema. Fue entonces, que se construyó el pequeño mercado que se localiza a un costado de la avenida Quebradilla, para su reubicación. Pero actualmente persiste el mismo problema. Luego, más recientemente, toda la calle García de la Cadena, fue asiento de comercio ambulante y se le dio solución.
Ventura Salazar, calle peatonal, es otra en la que se observa el mismo problema que en la Arroyo de la Plata. En ella, los comerciantes establecidos y con locales, extienden sus puestos ocupando hasta dos terceras partes de lo ancho de la calle, protegiendo su mercancía con todo tipo de carpas, sombrillas, tabaretes, etc. Y exhibiéndola sobre estructuras metálicas, mesas, rejas, tablas… Observando este panorama desde el puente peatonal que cruza el Boulevard, da un aspecto patético. Incluso, la Plaza Bicentenario, también se está convirtiendo en una especie de mercado. ■
¿Y la autoridad municipal? Bien. Gracias.
