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sábado, 4 mayo, 2024
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Subjetivaciones rockeras / Algunas sugerencias

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Por: FEDERICO PRIAPO CHEW ARAIZA •

He hablado algunas veces en mis participaciones anteriores sobre la facilidad con la que en la actualidad, gracias a la tecnología, nos es más fácil acceder a bandas que hasta hace relativamente poco tiempo jamás habríamos imaginado que existen o existían, a muchas de las cuales las escuchamos una sola vez, ya que no logran o lograron cautivarnos o, tan siquiera, llamar nuestra atención; las hay también con una o dos piezas que, a los oídos de un melómano, como los míos, suenan rescatables, pero hay otras, las menos, que son verdaderas joyas que, de forma injusta, permanecían olvidadas.

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En fin, creo que en la medida de lo posible, los dos últimos tipos de agrupaciones que referí líneas arriba me merecen al menos un breve comentario, por lo que para esta ocasión me propuse hablar, como mínimo, de tres de ellas, no sin amenazar que en una próxima colaboración, haré otro tanto de menciones sobre algunas más. Si me lo permiten, doy paso:

Second (1979), Wlud

Surgida en 1978, Wlud fue una efímera banda francesa emergida en la ciudad de Colmar, colindante con la frontera alemana, y quizá de allí derive su peculiar sonoridad, que innegablemente resulta atractiva, pero que exige una atenta escucha. Perteneciente al rock progresivo, podemos percatar en su propuesta una sugerencia de estilos pertenecientes al sub-género, como el krautrock, tal vez por su cercanía con el país germano; incluso, escucharemos en algunas de las piezas de este disco –Second-, incursiones en el jazz, en el rock sicodélico y algunas discretas manifestaciones de música clásica que tal vez responden a la formación académica de sus integrantes, influencia que se percibe de modo más claro en el track número dos de la obra, denominado Ay.

Second fue la segunda producción de la banda, tal como lo dice el título, pero fue la última que ésta produjo. En ella encontraremos 11 temas que nos dejarán escuchar los influjos que mencionamos con anterioridad. El nombre de la banda, Wlud, responde a las primeras letras de los apelativos de los integrantes, así, encontramos a Phillipe Wendling, en el teclado; Bernard Labroche, en la guitarra; Gigi Untersinger, en el bajo, y a Gianni Drago, en la batería.

Vale destacar que aun cuando todos los músicos son egresados de conservatorio y ejecutan sus instrumentos de la mejor manera, las participaciones del bajista y del tecladista destacan y le brindan a la agrupación un toque especial. No negaremos que esta banda nos ofrece una propuesta genuina, digna de escucharse tranquilamente y de tenerse en consideración.

'No me hallo', de El Personal

No me hallo (1988), El Personal

Pocos discos de rock mexicano lograron consagrarse en la pasada década de los 90 como lo hizo la excelente producción discográfica No me hallo (1988), de la banda tapatía El Personal, la cual supo superar las adversidades impuestas por la poca o nula difusión, la censura, debido a los jocosos temas, abordados con una finura excepcional, o por la escasez de espacios donde tocar.

El grupo estuvo conformado en aquel entonces por Julio Haro (q.e.p.d.), en voz, melodión y kazoo; Alfredo Sánchez, en coros, teclado y guitarra; Oscar Ortiz, guitarra; Andrés Haro, bajo, y Pedro Fernández (q.e.p.d.), en la batería. El disco nos ofrece ocho tracks en su primera edición, y 13 en una posterior, llamada No me hallo y algo más, que reúne algunos temas poco conocidos o, de plano, desconocidos, grabados en diversas tocadas.

Definiría al grupo en seis palabras: ecléctico y fino sentido del humor. Los temas del disco, además de divertidos y ejecutados con maestría, recurren a una variedad de estilos musicales de entre los que destaca el reggae, el bolero, la rumba y hasta el mambo, por citar algunos ejemplos. Las líricas resultan geniales y sobresalen gracias al carisma del ya fallecido vocalista, quien indiscutiblemente era, además, el alma del grupo.

Sin duda, No me hallo es una verdadera joya del rock mexicano realizado en Guadalajara; para muchos tapatíos, representa un orgullo el haber contado con una agrupación de esa talla, aun cuando, como comentaba en líneas arriba, le faltó mayor difusión.

'Devil's Messenger', de The Devastated

Devil’s Messenger (2012), The Devastated

Cuando se habla de black, death, angro o cualquier otro estilo de metal extremo, el común de las personas que no son afines lo relaciona de inmediato con sonidos poco legibles, de distorsiones excesivas y desesperantes; tienen razón en algo: estas expresiones son para ciertos grupos específicos de escuchas (que no son, ni en lo más mínimo, reducidos).

Sin embargo, yo invito a los más osados que no hayan escuchado estos tipos de rock a que lo hagan, y una sugerencia que ofrezco es Devil’s Messenger, disco de la banda angelina The Devastated, producción de 2012 que logra atrapar al escucha atento y desprejuiciado desde la introducción, y que ofrece, a lo largo de sus 14 tracks, si bien sonidos tormentosos (propios del estilo), también una ejecución impecable, característica de músicos formados profesionalmente; vale mencionar la versatilidad del gutural vocalista Greg Wilburn, que nos hace pensar en un principio que son dos.

Escuché una canción del grupo por casualidad y llamó mi atención, así que me di a la tarea de escuchar la producción completa; debo decir que desde la primera ocasión me sorprendió muy gratamente, fue mucho más de lo que esperaba, la volví a reproducir otras veces y tras cada una de ellas, quedé más convencido. La alineación se completa con Eric Correa, guitarra; Manny Contreras, guitarra; Andrew Holzbaur, batería, y David Sitting, bajo. Ellos suelen calificar su estilo interpretativo como gross, grimy, groove, algo así como ritmo brutal y sucio, aunque, con honestidad, yo lo escucho bastante limpio. Es muy recomendable.

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