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sábado, 4 mayo, 2024
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La antepenúltima verdad

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO • admin-zenda • Admin •

Cualquier lector de la obra de Philip K. Dick  (1928-1982) descubre que sus novelas son instrumentos para explorar narrativamente dos cuestiones: 1.- ¿Qué es la realidad?, 2.- ¿Qué es lo humano? Tal análisis no implica que no existan imbricaciones entre ambas cuestiones, sino que en varias de sus novelas se puede distinguir una tendencia específica. Así, en “El hombre en el castillo” la naturaleza de la realidad, tal como se manifiesta desde el punto de vista de ciertas ideologías políticas, es la principal incumbencia del relato, con apariciones incidentales de misticismo mediadas por el I-Ching; en tanto que en novelas como “Valis”  la naturaleza de lo humano, con fuertes incursiones en lo “inexplicable”,  es lo que domina la narración. En cambio una novela como “Los tres estigmas de Palmer Eldritch” es ambigua de acuerdo a la dicotomía introducida, porque en la trama de la novela aparece una radical interrogación sobre la naturaleza de lo humano mediante la exploración de “realidades alternativas”. La hipótesis básica de Darko Suvin en los 70 (“The Opus: Artifice as Refuge and World View” Sf Studies #5 (1975)) es que en esa novela aparece un cambio de largo aliento en la orientación ideológica de la obra de Dick: se pasa de una reflexión sobre las instituciones humanas a la evocación de “entidades misteriosas” incomprensibles dentro de los límites de las novelas. En otras palabras, según Suvin, Dick se mueve de las preocupaciones colectivas –como la organización de la sociedad- hacia las ansiedades individuales. Desde el punto de vista marxista las ansiedades individuales son la manifestación personal de la alienación colectiva, por eso son desdeñables, en tanto que las preocupaciones colectivas surgen directamente de una genuina intuición de la lucha de clases, por lo que contribuyen a la liberación de la conciencia. El paso de la ideología marxista a la “reflexión posmoderna” revalora toda la obra de Dick, encontrando sus “distopías sociales” como síntomas de ansiedades individuales personales porque, a fin de cuentas, la “verdad” de lo social es o inexistente, o inalcanzable, sí que todo se vuelve “narración”. Por ello quedamos los seres humanos librados a la confusión, la contradicción y la ironía. En Zacatecas ese cambio es claro cuando en la UAZ se pasa de las preocupaciones de los 70 por la organización social, cuya realidad se ubicó en los movimientos sociales y sus líderes marxistamente inspirados, por los multipremiados “posmodernos” (Sergio Espinosa Proa, Sigifredo Esquivel Marín) obsesivamente dedicados a cultivar su individualidad, predicar el goce inmediato y mantenerse en el SNI. Es en este escenario, en el que la “verdad” retrocede a favor de las “narrativas interesantes”, que se ubica la reciente secuencia de acontecimientos que culmina con la retención del salario de los universitarios el día 15 de octubre de 2016. Tal secuencia sigue en la confusión, y podemos suponer que ese el propósito de un SPAUAZ que nunca tiene información y de un rector que pretende dirigir la universidad mediante la publicidad. Lo que se sabe, más o menos, es que el embargo del presupuesto ordinario se debió a que las autoridades universitarias no entregaron el impuesto retenido, por varios años, a los docentes por concepto de ISPT. Visto así, como se explicó en la Coordinadora de Delegados del jueves 13, el embargo se realizaría de acuerdo a las leyes fiscales, por lo que si hay alguien a quién perseguir no es al Gobierno Federal, que estaría, ¡por fin!, cumpliendo con la ley, sino a las omisas autoridades universitarias que decidieron no gestionar la condonación de impuestos e irse al amparo. Sin embargo, la narrativa que algunos han pretendido imponer es que existe un “ataque del Estado neoliberal contra la universidad pública” que consistiría en la retención del presupuesto con el fin de privatizar la universidad. Sin duda que el gobierno priísta tiene un plan con respecto a la educación, y sin duda también que en las universidades públicas ese plan lo instrumentan los rectores, lo que si entra ya de lleno en el universo de la ficción es que la retención de salario del día 15 entre en ese plan. Esa retención es el resultado de la displicencia, la ambigüedad, la ineptitud y la impericia de la presente administración, que pretende hacer de sus errores virtudes. Y dado que en el Gobierno del Estado de Zacatecas la situación es la misma, por errores similares, resultó de lo más natural una negociación conjunta entre la UAZ y el gobierno del estado para que, sumando esfuerzos, tanto el rector como el gobernador aparezcan como los “hombres providenciales” que no son. Podemos ver el salto de las explicaciones sensatas, como asumir que la administración central de la UAZ fue incapaz de evitar un embargo del presupuesto, hacia las explicaciones “interesantes”, que evocan entidades misteriosas (el “Estado Neoliberal”) cuya acción sobre las instituciones es igual de misteriosa. Nosotros no aceptamos esa estafa: el Estado Neoliberal existe y tiene “operadores” humanos, que en el estado de Zacatecas son el gobernador y el Rector, que han perdido toda soberanía y autonomía porque los grupos que los llevaron al puesto hundieron al estado y a la Universidad en las deudas. ■

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