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domingo, 12 mayo, 2024
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Discriminación a personas con discapacidad, tema cultural y de ignorancia: Marco Fonseca

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Por ser invidente no consiguió fácilmente ingresar a la radio; ahora es locutor y productor

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■ “Me siento respetado y aceptado, lo que agradezco a mis compañeros”, afirma el comunicador

La discriminación hacia las personas con alguna discapacidad no se erradicará de un día para otro, ya que es un problema permanente. La inclusión no se trata de implementar leyes o normas, pues el problema de fondo, es cultural, y se da por la ignorancia de la gente, dice el locutor y productor de Radio Zacatecas, Marco Antonio Fonseca Guzmán.

Aunque tenía experiencia en radio, cuando llegó a Zacatecas no logró encontrar trabajo fácilmente por ser invidente, pero cuando los directivos se dieron cuenta de su iniciativa y su experiencia en Guadalajara, cambio la situación.

“Estaba en el lugar donde me asignaron; pasaban los compañeros y me saludaban, pero corrían los días y yo seguía sin chamba. Me ignoraban, y esto es parte de la discriminación. Pero es por ignorancia. Se revirtió esa situación y me siento respetado y bien aceptado, lo que agradezco a mis compañeros”, comenta el locutor.

Añade que las personas con cualquier tipo de discapacidad se enfrentarán a discriminación laboral. Lamentó que tanto en México como en Zacatecas se tenga una idea retrógrada de este sector, lo que no permite desarrollarse y tener las mismas oportunidades de educación y empleo.

A la edad de 13 años perdió la vista debido a la enfermedad de glaucoma, la cual se le detectó cuando tenía 8 meses de edad. Su madre le contaba que había tenido más de 23 operaciones oftalmológicas, aunque sólo recuerda algunas de ellas.

Algo que le gustaba era escuchar las narraciones de los partidos de futbol, deporte que practicó, y confiesa que es americanista de hueso colorado. La radio es parte de su vida; cuando sale de viaje lleva un aparato para escuchar música, noticieros o los encuentros deportivos.

“Todos los ciegos tienen una radio pequeña. No he conocido a alguno que no tenga una, aunque sea pequeña. Los ciegos que conocí eran muy noveleros, escuchaban radionovelas como Kalimán, Tres Patines, el ojo de vidrio, entre otros”, recuerda el productor.

Marco es originario del estado de Chiapas, aunque vivió en la ciudad de Guadalajara durante 20 años, y fue ahí donde conoció a su esposa, quien era psicóloga clínica. Tuvo un hijo que nació en el estado de Jalisco, pero desde hace 14 años radica en Zacatecas porque la familia de su pareja es originaria de esta tierra, además de que le agradó la tranquilidad de la capital.

En Guadalajara comenzó a trabajar en tiendas de autoservicio como Aurrera, donde colaboró durante 9 años, y en Gigante, donde permaneció 6 años. Recuerda que una de las políticas de estas empresas era contratar locutores y conductores de radio y televisión.

En 1988 ingresó en el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión, y colaboró con Radio Universidad de Guadalajara. Junto con su familia se fue a vivir a la Ciudad de México. Fue entonces que acudió al Instituto de Rehabilitación de Coyoacán, donde aprendió a leer con el sistema braille y a hablar con los dedos.

Tiene 9 hermanos, por lo que creció con gente que puede ver, como muchas de sus amistades. Después se hizo de amigos que tenían su misma enfermedad y se relacionó con invidentes. Menciona que para él no fue difícil adaptarse a su vida de ciego, pues en el instituto, conoció el braille, y descubrió que los invidentes también jugaban al futbol, lo que le emocionó.

“En una ocasión en Guadalajara me puse a platicar con tres ciegos de nacimiento, a uno le pregunté si conocía el color rojo y me dijo que sí, que era como la sangre, pero no lo había visto. Otro conocía un avión porque lo había tocado de juguete, y al tercero le pregunté como soñaba, y me dijo que escuchaba ruidos, que percibía aromas, pero no tenía idea de los colores”, cuenta el locutor.

A Marco Fonseca era común observarlo con un perro guía por las calles de la ciudad. El labrador se llamaba Pistolero, y lo obtuvo gracias al Club de Leones Internacional, a través de la escuela Leaders Dogs for the Blind (Perros líderes para ciegos), ubicada en Michigan.

Explica que estos animales están entrenados para acompañar a invidentes, y son valuados entre 30 mil y 50 mil dólares. Pero no pagó un sólo peso gracias a este organismo internacional. Lamentablemente, el pasado mes de julio, Pistolero falleció después de acompañar durante 15 años a Marco en su andar.

Tuvo entrenamiento para utilizar el bastón, pero comenta que la diferencia es marcada; antes no podía percibir las curvas en las calles caminando junto a Pistolero, y se da cuenta de los muchos obstáculos que hay para los invidentes en las calles y callejones.

Ahora tiene que utilizar su bastón para desplazarse a sus actividades cotidianas y ha descubierto que el suelo de la capital es difícil de andar porque hay banquetas estrechas; otras son muy anchas, pero se ha adaptado. En sus programas lee los guiones en sistema braille, lo cual maneja a la perfección, pues no se detiene y su lectura es fluida.

“La radio permite que nosotros los ciegos echemos a volar la imaginación. En mi caso, me imagino todo. La radio es lo máximo para mí. Hace poco me visitaron familiares, y una tía me decía que me había salido con la mía, que me gustaba la radio y acabé en la radio”, dice Marco Antonio.

Satisfacciones y experiencias es lo que le ha dejado la radio cultural. Además de que le ha enriquecido profesionalmente, le obliga a estar preparándose constantemente, pues debe leer y documentarse sobre el ámbito de la cultura.

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