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viernes, 26 abril, 2024
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Expone zacatecana el trabajo que realiza dentro de asociación en el estado de Guerrero

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Por: ALMA RÍOS • Admin •

  • Iyolosiwa AC facilita y acompaña de manera participativa procesos educativos comunitarios, que inciden en la transformación de la realidad
  • Es posible abrir con este pueblo que quiere la unión y la paz caminos para una vida digna, comenta Ramos Medina

La gente de Ayutla de los libres, señala al 2002 como significativo para contar, desde entonces, manifestaciones más reiteradas de desapariciones forzadas de personas, secuestros y violaciones a niñas y mujeres. Y como otro momento álgido en este recuento, al 2009. Marcado por la irrupción de grupos de narcotraficantes.

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No ha sido sino hasta hace dos años, con el surgimiento de la Unión de Pueblos de Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg), que se logró mejorar la situación de inseguridad en que viven los guerrerenses. Esta policía comunitaria promovió para ello, mediante la organización de base, comités en colonias y comunidades para realizar rondas y guardias de vigilancia.

La lectura es ofrecida por Angélica Ramos Medina, zacatecana Religiosa del Sagrado Corazón de Jesús, quien realiza dentro de Iyolosiwa, AC, organización inscrita en esta congregación, su labor educativa en varios de los municipios de alta marginalidad de la región Costa Chica de Guerrero, así como algunas comunidades de la montaña Me’phaa En los últimos años, señala, a la par de recrudecerse la violencia en el estado sureño, se han incrementado los problemas de baja calidad educativa, contaminación ambiental y los daños a la salud de la población.

Ayutla de los libres, donde se asienta el trabajo de Iyolosiwa, AC desde hace 14 años, es parte de la Costa Chica una de las siete regiones del estado de Guerrero, se ‎encuentra a dos horas y media de Acapulco y Chilpancingo, y a poco más de tres horas de Ayotzinapa, refiere.

El trabajo de la asociación se desarrolla en concordancia con otras‎ organizaciones, escuelas y parroquias, mediante siete líneas estratégicas de intervención educativa, entre ellas, la educación para la salud y la correspondiente ambiental, de la que se encarga Angélica.»Es una realidad muy golpeante, de mucha violencia, cuando no es una cosa es otra», dice sobre esta zona que señala como caracterizada hoy por el dolor.

Agrega, estas condiciones permiten no obstante, abrir con este pueblo que quiere la unión y la paz caminos para una vida digna. «Y como religiosas del Sagrado Corazón estamos llamadas a descubrir y expresar el amor del corazón de Jesús en esta realidad».

De esta manera también se han sumado a las acciones de acompañamiento a familiares de normalistas desaparecidos: «visitas, escucharlos, estar al pendiente». Entre estas se encuentra la familia de Aldo Gutiérrez Solano, estudiante de primer grado de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, quien recibiera esa noche del 26 al 27 de septiembre de 2014, un disparo en la cabeza del que derivaría un estado comatoso, hecho que ha modificado, señala la religiosa, toda la dinámica familiar.

El acompañamiento ha implicado atender necesidades de asesoría para que ellos obtengan apoyo de organizaciones de defensa de los derechos humanos. En misma lógica de intervenir en respaldo de quienes han sufrido la pérdida de familiares o han vivido en carne propia delitos como el secuestro, Angélica Ramos cita la labor que la pastoral social de Acapulco realiza como un programa piloto de atención a víctimas, impulsado por la Diócesis.

El coordinador de la pastoral social de la arquidiócesis de Acapulco, Jesús Mendoza Zaragoza, dice, inició esta labor que lleva dos años ofreciendo resultados palpables. Las personas afectadas que han recibido el acompañamiento, a su vez se convierten en acompañantes de otras personas en su situación. «Ahorita la intención principal sería llevarlo a familiares de los jóvenes desaparecidos, pero se encuentra abierta la posibilidad a acompañar a personas en otras situaciones», refiere Ramos Medina. Para las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, estar ahí, escuchar a la gente, buscar y proponer juntas/os alternativas para mejorar la vida de las poblaciones en situación marginal, dice, «nos motiva e impulsa a vivir ahí, a mantener los nuestro aporte educativo y buscar cómo integrar esta situación que estamos viviendo ahora a los proyectos».

La gente quiere vivir en paz, en un lugar seguro y desea unidad para su familia, su comunidad y su municipio, destaca de una r‎eciente encuesta realizada por Iyolosiwa, AC. «Y las alternativas que se ven son el dialogo, la participación y la organización para elaborar propuestas que lleven a resolver los conflictos de manera no violenta. Es un pueblo que también se saber organizar, que sabe buscar las maneras para lograr un objetivo. Entonces nada más sería buscar cuáles son los caminos y poner los medios para construir este nuevo Ayutla, este nuevo Guerrero, este México diferente que queremos».

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