La última medición que llevó a cabo la empresa de telecomunicaciones y uno de los gigantes del ramo, Fox noticas, adelantó un fragmento de una encuesta levantada apenas hace una semana, donde en uno de los reactivos y tal vez el más importante, en donde se le pregunta a la ciudadanía en general por quién votarían, el 41 por ciento respondió que por Donald Trump, mientras que el 40 por ciento respondió que por Clinton y el 19 por ciento restante opinó que votarían por otros candidatos que no están registrados.
Este fenómeno de crecimiento por parte del republicano, desde luego que no es nuevo, la estrategia de él y de su equipo ha funcionado, aún cuando parte de la misma sea “cambiar de estrategia cuantas veces sea necesario”, con un temor menos al romper la manera ortodoxa de la praxis de las campañas políticas exitosas, Trump se ha podido dar el lujo de conocer y seducir ciudadanos más allá de su nicho clientelar, que a todas luces es el del norteamericano blanco promedio, con un nivel de escolaridad medio y recalcitrante con los migrantes, mismos que se han ganado el mote de “basura blanca”, por supuesto que no se puede generalizar, en el equipo y en los afectos de Donald hay de todo, por lo mismo parte de su estrategia es fortalecer al voto duro pero coqueteando con la posibilidad de moderarse en algunos temas para ganar adeptos antes imposibles de pensar, tal es el caso de de latinos, negros y asiáticos conservadores (también los hay) y con estos deslices ha proyectado la imagen de un hombre fuerte, mas allá de su radical conservadurismo y de su actitud casi nazi de ver a quienes hacen el “trabajo sucio” del país vecino.
La candidata demócrata por su parte, no ha variado la estrategia, tiene bien focalizados los grupos que le pueden dar la victoria y las acciones de la campaña y el discurso va encaminado para ellos sin descuidar a la clase pudiente, el voto duro de la demócrata se concentra en americanos con estudios superiores, latinos, negros y asiáticos, justo lo que pelea Trump, situación que lleva a la siguiente reflexión: ¿Qué es más difícil, convencer a un blanco conservador de votar por Clinton o convencer a un latino de votar por Trump? Sea cual sea la respuesta, los números de la encuesta de Fox nos indican que increíblemente la primera; pero, para poder establecer con claridad el por qué del crecimiento de Trump, es necesario analizar algunos factores, y si bien, estamos jugando en el escenario de que podría haber latinos considerando votar por el magnate, es muy necesario no dejar pasar la reciente visita del mismo a México a invitación expresa de Peña Nieto y que Donald aprovechó de manera sensacional, le hizo un pase de torero grande al Presidente sin él darse cuenta siquiera.
He tocado el tema de la visita de Trump a México en al menos 3 participaciones escritas en La Jornada, lo menos que quiero es seguir haciéndolo pero es necesario saber cuál es el grado de influencia en el electorado gringo dicha eventualidad. Los medios nacionales e internacionales han dicho que nadie, ni propios ni extraños le perdonarían a Peña Nieto la cortesía y reverencia que tuvo para con Trump, al tratarlo como jefe de Estado, si éste gana, y tienen razón, son muchas las razones para temer a la probable asunción a la casa blanca del tipo más reaccionario del último siglo, mismo que además de estrategia política si siente un gran desprecio por los latinos y especialmente por los mexicanos, por lo que no solo los paisanos legales e ilegales tendrían una situación precaria y complicada, a niveles tal vez de éxodo, sino que los que vivimos de este lado del muro (por ahora imaginativo), padeceríamos situaciones incomodas cuando menos y reflejadas en la economía; los tratados de comercio se verían perjudicados, la diplomacia se vería reducida a la representación de un embajador de México en EUA casi presencial y por el contrario, el régimen autoritario norteamericano encarnado por Donald estaría operando en territorio nacional como si fuera un estado fuera del territorio, tal como lo es Puerto Rico o Hawái, no exagero, si bien de manera formal esto sería imposible, de manera tácita sí podría ser.
La visita y el marco internacional que Peña le puso a Trump le dio la solidez necesaria para terminar de convencer a los indecisos de que él representa la propuesta de la solidez económica tradicional, de la doctrina Monroe y del hombre poderoso que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial necesitan, ese hombre que no le sudan las manos para acabar de una vez por todas con los ánimos revolucionarios que de pronto se ven de México para abajo y que tan incómodos son para quienes son dueños del dinero del mundo.
Por todos los antecedentes, si las cosas se le dan al magnate ignorante, él si podría decirle al Presidente, gracias, muchas gracias Peña. ■
