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sábado, 4 mayo, 2024
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Reconstruir el sistema educativo; ¿tarea de todos? 2/2

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Niños y jóvenes de familias pobres hoy
no pueden hacer la tarea –en educación
a distancia- por carecer de computadora,
celular e internet.
Hugo Aboites. En: La Jornada. México.
Mayo-2020. P.19-23

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Por dos poderosas razones, reconstruir el sistema educativo resultaría complejo; 1) el sistema educativo responde prioritariamente a los requerimientos del mercado de trabajo y no al bienestar de la sociedad y, 2) si el sistema educativo sirviera a la sociedad como muchos políticos y directivos lo aseguran, viviríamos en una sociedad más justa, existiría compatibilidad entre legalidad y legitimidad. Las autoridades educativas federales aseguran que ocho de cada diez docentes y nueve de cada diez alumnos se encuentran inmersos en el programa aprende en casa…. ¿de dónde habrán sacado esta información?, también oficialmente se ha dicho que el servicio de internet e incluso de transmisión televisiva no llega a un porcentaje elevado de alumnos y, que una gran mayoría de maestros no se han formado como docentes para ejercer su profesión en ambientes virtuales, e incluso, viven en comunidades donde no tienen acceso a las tecnologías informáticas; aquí se evidencia la incongruencia en la información que oficialmente se proporciona.

Nuevamente la pregunta: ¿reconstruir el sistema educativo es tarea de todos?, así debería de serlo, sin embargo, no existe convocatoria alguna para que los maestros que se encuentran frente a grupo, los padres de familia, los alumnos y la sociedad civil, participen en esta tarea de reconstrucción –si desde la legalidad no se da este fenómeno, tal vez lo que proceda es hacerlo desde la legitimidad-. El colmo, los maestros se encentran mal respaldados por un sindicato neo corporativista, al que no le interesan sus representados y menos, la educación de los estudiantes. Si bien es cierto que el sistema educativo se encuentra seriamente golpeado por los directivos y sindicatos, así como por la pandemia que azota al país, también lo es el hecho de que esta desgracia podría ser una magnífica oportunidad para repensar el sistema educativo; esto, en gran medida serviría para combatir y desterrar los vicios existentes en dicho sistema.

Lo cierto es que, en la recta final de este ciclo escolar en el que por necesidad se tuvo que trabajar bajo la modalidad virtual, los docentes se encuentran desconcertados sobre qué juicio pueden emitir de sus educandos; los valorarán, los evaluarán o los calificarán. La Secretaria de Educación de Zacatecas, en algunas declaraciones que ha dado a los medios de comunicación, emitió tres puntos de vista, mismos que sonaron a indicaciones: 1) que no podría darse una aprobación masiva, o sea, que no todos los alumnos deberían ser promovidos al año o nivel educativo inmediato superior, 2) que los maestros deberían valorar los aprendizajes que adquirieron sus alumnos para que, con base a ello, emitieran un juicio –y con esto, qué decisión tomarían los maestros- y, 3) instruyó a la comunidad educativa sobre cómo deben tratar esta pandemia –por un momento hacía suponer que entrevistaban a una Secretaria de Salud-.

El fin último de la educación, no son los aprendizajes adquiridos, mismos que se derivan de los contenidos curriculares, erróneamente se ha vendido la idea de que los alumnos que más aprenden, son los más educados; los aprendizajes surgen como consecuencia de actividades cognitivas, surgen casi siempre de acciones meramente instruccionales, en cambio, la educación es mucho más que adquirir aprendizajes; es cultura, es valorar el entorno, es crítica, es generar alternativas de abordaje a situaciones problemáticas, etc. La educación no ha cumplido con el cometido social, esto haría suponer que no existe una secretaría de educación pública, sino más bien, una secretaría de instrucción pública.

Reconstruir el sistema educativo no es tarea fácil, el Secretario de Educación Pública no problematiza este gran hecho social –el de educar-, más bien, a los problemas, los convierte en solución, no dimensiona el tamaño de los mismos, no consulta a los maestros para que den su punto de vista y escuche las alternativas de abordaje a las diversas situaciones problemáticas que vive este sector. Estamos sabidos de que al término de esta crisis sanitaria, los procesos instruccionales y/o educativos no serán los mismos, aquí cabría preguntarnos hacia dónde queremos que camine el nuevo sistema educativo; no sabemos realmente que rumbo tomará, lo cierto es que a la fecha, el Estado no ha demostrado ser el mejor educador, lo que significa que éste no debe educar, sino más bien, debe promover la educación y, a partir de ello, que sea el colectivo social bien organizado quien decida el rumbo que tomaría el sistema educativo.

Por si fuera poco, el secretario de educación pública, adopta posturas centralistas puesto que desea tener control de la educación en México, desea estar por encima de la Ley de Educación de cada estado, “proponiendo” a las entidades federativas el que se apruebe lo que él le llama la “ley marco”. El colmo sería que algún o algunos estados consideren esta propuesta para tomarla como propia y convertirla en una ley estatal.

Queda claro que la postura centralista del gobierno federal, es la de dar línea acerca de cómo debe legislarse en materia educativa, esto haría suponer que, en caso de que se diera la reconstrucción del sistema educativo, no sería tarea de todos sino solamente de las cúpulas educativas y empresariales. Esto, a todas luces, es aberrante. ■

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