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domingo, 5 mayo, 2024
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Proponen despetrificar la figura de López Velarde mediante una diferente revisión de su trabajo poético

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Por: REDACCIÓN •

■ Invitan escritoras a ver su obra como algo que perdura y es inherente a contextos políticos

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■ Interpretaciones a los textos del escritor lo han encasillado como provinciano o nacional y moderno, comentan

Del mito a la historia de la historia al mito. La petrificación de la figura de López Velarde, propuso dentro de 18 Jornadas Lopezvelardeanas 2015 y desde las perspectivas de Citlali Aguilar Sánchez y Azalea Romero Rubio, una revisión actual a la obra del escritor zacatecano, con el fin de alejarse de las interpretaciones que lo han situado como poeta provinciano o pueblerino, poeta nacional o poeta moderno.

Al igual que en el caso de otros autores, el zacatecano ha sido canonizado a través de lecturas hechas a su obra al momento de la recepción de sus poemarios y textos, dijo Citlali Aguilar.

En este caso prevalecen, aquella de 1916 al aparecer La sangre devota, y posteriormente en 1924 la que se ha perpetuado a través de Zozobra. El surgimiento de La sangre devota generó un debate entre quienes ubicaban al libro lleno de “lugares comunes” y lo caracterizaban de pueblerino y provinciano, pero también de quienes  celebraron al poeta.

Aguilar Sánchez dijo coincidir con los críticos que en torno al análisis de este momento señalan que el autor fue juzgado en un momento de transición, inserto en el periodo de la Revolución Mexicana y donde era la violencia y la guerra los centros de la atención.

El jerezano recibió incluso mofas de los discípulos de González Martínez, quienes llamaron a su recién publicada obra “La sangre rebota”, señalándole asimismo, de gongorino, “porque no le entendían nada de repente”.

Con Zozobra tuvo una recepción “mediana”  pero sorprendió por su uso de los versos esdrújulos y alejandrinos y asimismo por la incorporación de temáticas fuera de la provincia. El momento se apareja con el cambio de contexto del autor, quién radicó entonces en la Ciudad de México.

Entre ataques y defensas, lo destacable, señaló Citlali Aguilar, es justo que la obra de Ramón López Velarde no pasó desapercibida sino que estas discusiones la expusieron viva.

Al publicarse La suave patria, en fecha cercana a su muerte, y en el contexto postrevolucionario,  López Velarde fue recuperado como “la figura que se necesitaba del poeta y de la poesía mexicana”, y se convirtió desde entonces en “el poeta nacional”.

Pero es en 1924 y con una segunda discusión en torno a Zozobra que Los Contemporáneos lo proponen como un autor contradictorio, en conflicto consigo mismo, y al que rescatan como modelo por sus afinidades con “la tradición griega, la tradición occidental”. Desde entonces la crítica recuperada en una amplia bibliografía no ha hecho sino girar en torno a estas lecturas acerca del poeta, expuso.

Por lo que hoy como generación o como literatura mexicana se hace necesario ofrecer una interpretación acerca de “qué es lo que nos tiene que decir López Velarde ahorita”. Aun en Zacatecas observó, aunque “lo tenemos en la boca todos los días”, son pocos los lectores que dialogan con su obra realmente y escriban sobre ella.

La propuesta entonces de la mesa redonda, realizada en el patio central del Museo Zacatecano, fue “lanzar preguntas para traerlo al presente otra vez, en el sentido de despetrificarlo”.

Por su parte, Azalea Romero Rubio propuso también el análisis de su prosa para entresacar esta renovación interpretativa de López Velarde, en la cual ha sido poco estudiado. Para ello situó su atención en Don febrero y El Minutero.

La hipótesis expuesta para explicar por qué la prosa de Ramón López Velarde no ha sido analizada a la par de su obra poética, y que comparten las dos analistas, es “que de alguna forma estos textos rompen con la imagen coherente que tenemos” del autor.

Como atisbos a esta lectura despetrificante de López Velarde, tanto Citlali Aguilar como Azalea Romero Rubio, dijeron en voz de la primera que el escritor es poseedor “de herramientas para defenderse de cualquier crítica y salir avante”, pues sus composiciones no son casuales sino estratégicamente escritas con una musicalidad casi matemática, perfecta.

Las lecturas de antaño marcadas por contextos políticos, como propone la también escritora, lo han encasillado, por ello la invitación es a “ver la obra como algo que perdura y está ahí de forma inmanente” a través de una reflexión metapoética, en la que puede observarse al López Velarde “preocupado por la propia poesía, que constantemente se estaba cuestionando la función o el alcance estético”.

En general cerró, Azalea Romero Rubio, no proponen una nueva lectura del autor, pues sería no solo arrogante sino contrario al interés que les mueve, sino proponer pensarlo en su propia reflexión sobre el arte, “porque se le ha visto desde los temas que trabaja y se ha olvidado el aspecto metaliterario que está en su obra”.

Tanto Citlali Aguilar como Azalea Romero Rubio, cursan actualmente estudios de doctorado en El Colegio de México en el Programa de Literatura Hispánica. Ambas autoras jóvenes, se han destacado por sus intervenciones en diversos suplementos culturales. Aguilar Sánchez es además, colaboradora de La Jornada Zacatecas.

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