19.2 C
Zacatecas
sábado, 4 mayo, 2024
spot_img

El repliegue de los electores

Más Leídas

- Publicidad -

Por: DANIEL SALAZAR M. •

  • Elecciones 2015

Más allá de un mal pronóstico, el resultado de las elecciones en curso representará la confirmación de una tendencia iniciada hace ya varios años. Un ostensible abstencionismo está previsto para el 7 de junio y diversas como numerosas son las causales. Además de tratarse de una elección “intermedia”, la creciente indiferencia de los electores hacia los comicios obedece a que los ciudadanos están llegando a la conclusión de que toda la política electoral en México, es en realidad un obstáculo y no un instrumento de la democracia.

- Publicidad -

Y es que los gobiernos de la oligarquía, autores del envilecimiento y destrucción de las conquistas de la Revolución mexicana, se han encargado de mancillar también la vieja consigna del “Sufragio efectivo y la No reelección”. La crisis económica, la violencia, el narcotráfico y la corrupción e impunidad de la mal llamada clase política, contribuyen a extender el fenómeno.

Diversas publicaciones han dado cuenta de que este suceso se duplicó en solo quince años: Entre 1994 y 2009 –periodo en el que se llevaron a cabo tres elecciones presidenciales– la falta de asistencia a las urnas pasó de 23% a 41%. En 2006 -habrá que recordarlo- un “espurio” Felipe Calderón fue nombrado presidente de la República con tan sólo el 21% del electorado total a pesar del fraude y la inflación de votos a su favor.

Durante los comicios para renovar la Cámara de Diputados, se ha registrado un ascenso del 24% al 55% en la inasistencia  a las casillas. Esta tendencia, permite prever que en la presente elección -igualmente intermedia- sobrevendrá un marcado abstencionismo que pudiera rebasar el 60%. La situación del país es crítica y se agravó con los acontecimientos de Ayotzinapa. Desde entonces un fantasma recorre la República: es el fantasma del boicot y del abstencionismo.

 

La rebelión de los jóvenes

México, entre 34 países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), ocupa el tercer porcentaje más alto de jóvenes que no estudian ni trabajan (solo por debajo de Turquía e Israel); uno de cada 3 votantes es joven y los niveles de mayor abstencionismo se registran, precisamente, entre electores de 20 y 39 años. Sin embargo y pese a esta notoria “falla estructural”, la agenda presidencial no la destaca como prioridad de Estado. “El tesoro y la esperanza de México” –representado por más de 40 millones de hombres y mujeres– es visto desde el poder como “un grupo vulnerable de alto riesgo” que no requiere mayor atención ni presupuesto.

Al destruir las conquistas de la revolución que por largo tiempo dieran “legitimidad” al régimen que gobernó en su nombre, se ha ido mermando la fuente de sujeción ideológica que descansaba en aquel acontecimiento. Hoy, en las redes sociales, se ventila -clara y directamente- el sentir de los jóvenes hacia el gobierno, el presidente y los procesos electorales, sin reverencia ni consideración alguna.

Recientemente, la situación del sector juvenil volvió a mostrar sus desventuras. Al hacerse efectivos los planes del neoliberalismo en la educación superior, sólo 14 mil 677 estudiantes de los 167 mil 668 que realizaron examen de admisión en la capital del país, podrán ingresar a la universidad. Esto es que el 91% –de estudiantes del Poli y de la UNAM– quedará fuera de la academia. En resumen, que serán casi 200 mil jóvenes capitalinos, los que serán marginados de la educación superior (La Jornada).

Con todo, para “detener” el progresivo problema del abstencionismo, lo primero que se les ha ocurrido a algunos intelectuales y legisladores, es el hacer obligatorio el voto ciudadano. De aprobarse, la medida solo logrará exacerbar aún más, los ánimos de esa masa crítica que representan los jóvenes cuya explosividad ha dado muestras contundentes de lo que son capaces. Las luchas estudiantiles por la autonomía universitaria, la guerrilla, el 68, el 10 de junio del 71, la experiencia del CEU, del movimiento #132 y el de los normalistas de Ayotzinapa y la CNTE, son tan solo algunas expresiones de rebelión y sedición juvenil.

Por su parte y a nombre de las elecciones y del juego parlamentario, militantes y partidos que se reclaman de la izquierda en México, han relegado la agitación social, la plaza pública y la calle, como lugares de la vida política. Parecieran no darse cuenta que después de años de régimen parlamentario, los “profesionales de la izquierda”, se han convertido en funcionarios. Sueñan con el poder, imaginando que por una simple regla de alternancia parlamentaria o de gobierno, dispondrán de la vieja maquinaria de Estado que quedaría bajo sus órdenes…

En fin, bastaría sumar todas las demandas y reivindicaciones del pueblo acumuladas, para descubrir que al parecer solo una revolución podrá satisfacerlas. Pero en México ya no hay espacio para dos revoluciones. La “revolución democrática” que conocimos, traicionó su propio proyecto y terminó absorbida por el régimen que dijo combatir. A la vuelta de los años, los fraudes electorales de 1988 y 2006 convertidos en derrotas políticas, dejaron entrever que sus dirigentes tuvieron miedo de sus propias victorias.   ■

 

[email protected]

 

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -