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sábado, 4 mayo, 2024
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Bonos y regalos de los diputados: el abuso convertido en uso

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Por: La Jornada Zacatecas •

Generalmente hay una diferencia entre los usos y los abusos. Pero ahora parece que estamos ante la práctica de abusos convertidos en usos. Abusar ya es práctica ordinaria. Los diputados tienen la misión de aprobar la distribución del caudal que se formó con la contribución de todos los ciudadanos y, con esa ventaja, destinan bolsas para su provecho privado. Y privado en términos personales y políticos: para sus cuentas individuales y la manutención de clientelas.

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Este estilo de vivir el parlamento, ¿tiene que ver con el contenido de las iniciativas y con la calidad de su ejercicio político? Pensamos que mucho. Vivir la frugalidad o sobriedad republicana supone que se parte de compromisos con la igualdad, y con la idea de que no hay diferencias esenciales con el resto de la ciudadanía. Por el contrario, el abuso del que hacemos mención es producto de la noción contraria: la separación entre ciudadanía y las élites políticas propia de las visiones no-republicanas. Y de estas convicciones no pueden salir iniciativas que realmente cultiven la igualdad. Por el contrario, es comprensible que los diputados que se aprueban este tipo de ventajas ilegales e inmorales, en su práctica parlamentaria estarán solícitos a los poderes fácticos que, claro está, les darán distinciones.

Así las cosas, estas prácticas nos indican que no tenemos un parlamento republicano que vea por el interés de las mayorías sociales. Es como pensar que habrá nobleza-democrática. Es una contradicción es sus términos: no hay oligarcas-igualitarios, aunque algunos así lo digan en las tribunas. Sus palabras son polvo en el viento. Con legisladores con vocación de nobleza política es imposible pensar que promoverán medidas a fondo que saquen a las capas populares de la pobreza y las conviertan en ciudadanos. Exactamente no: se relacionan con esos grupos del pueblo pero no para inducir formación de ciudadanía, sino para usarlos como clientes. Y cliente es lo contrario de ciudadano. Es como etiquetar recurso público ‘al rebaño electoral’. En otras palabras: tenemos élites políticas que obstaculizan la creación de ciudadanía.

Una gestión parlamentaria con enfoque de derechos y promotora de la igualdad debe apoyarse necesariamente en prácticas propias de la idea republicana, y en ésta es esencial la sobriedad. Es decir, la frugalidad no es un mero detalle, sino que es parte de las actitudes básicas de verdaderos demócratas. Pero vemos a los diputados salivando por los bonos, aguinaldos y regalos que les llenen las carteras y los convierta en graciosos repartidores de dádivas. Afortunadamente, la crítica social ya es más contundente, y el consecuente rechazo, de la misma manera.  Lo que ha orillado a ciertas expresiones de legisladores (aun minoritarias) de rechazar esos privilegios, lo cual inicia una bola de nieve con apoyo social para pelear por la desaparición de esa lacra de la vida política: el abuso convertido en uso.

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