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La historia del presente

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO FLORES •

El 31 de agosto de 2022 circula en redes sociales un oficio emitido por el Comité Ejecutivo del Sindicato de Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (SPAUAZ). Si se lee con detenimiento el documento, es claro que se anuncian dos cosas. Por un lado, el Comité Ejecutivo tomó la decisión de dar inicio al proceso de legitimación del Contrato Colectivo de Trabajo UAZ-SPAUAZ (CCT), de acuerdo con la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) publicada el 1 de mayo de 2019; por otro, se trazaría una ruta crítica y se iniciaría la diseminación de la información entre los agremiados al sindicato. Entre el día del anuncio del proceso de legitimación, por parte de la dirigencia del sindicato, y la reunión de la Coordinadora de Delegados, en la que se trataría el punto específico (de fecha 29 de septiembre de 2022) el Grupo Plural de Delegaciones anunció varias acciones para demostrar que no creía en los dichos del líder del sindicato. Amenazó, desde el día 5 de septiembre de 2022, con tomar la UAZ los días 8 y 12 de septiembre porque el CCT no estaba “firmado y registrado” (“SPAUAZ suspenderá clases; exige firma de contrato colectivo” NTRZacatecas 5/sept/22). Por alguna razón no clara, la prensa anunció los paros como promovidos por el SPAUAZ. Para el día miércoles 7 de septiembre aparece en la prensa una nota donde el secretario general del sindicato declara que desde el martes 6 el CCT ya está firmado y se procedería al registro lo antes posible. También desmiente que sea el SPAUAZ la institución que convoca a los paros, es el GPD. Con esto, se pretendía detener la movilización. De hecho, se detuvo una: el paro previsto para el día 8 de septiembre se suspendió. Pero el GPD no se retractó de boicotear el informe del rector y ocupó algunas Unidades Académicas y el teatro Calderón. Uno de sus argumentos más fuertes era: si no hay contrato firmado y registrado no puede haber legitimación. De la misma manera descreían del anuncio de inicio del proceso realizado por el Comité Ejecutivo. “Pura propaganda”, decían, y denunciaban un “contubernio” entre el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL), la rectoría y el secretario general para despojar a los agremiados del CCT. Por ende, es claro que, de acuerdo con los razonamientos esgrimidos por el GDP, apuntalados en acciones contundentes, sin registro del contrato no se podía proceder a la legitimación, por lo tanto era imperativo hacerlo para iniciar ese proceso. Consideraban también una engañifa el registro anunciado por el Ing. Martínez Pardo el miércoles 7. Por su parte, el Comité Ejecutivo del SPAUAZ, a través del secretario general, reiteró en numerosas ocasiones que el CCT sí estaba registrado, pero que ya no había necesidad de depositarlo de nuevo debido a los cambios en la LFT. Incluso se exhibió un documento, emitido por el CFCRL, en el que se garantizaba el aserto del líder. No se debe escatimar que el GPD demostró que el número asignado por el CFCRL al CCT era apócrifo, pero por mala fe, ignorancia o razones oscuras, esa agrupación decidió culpar a Martínez Pardo del error y no al CFCRL. Sin embargo, ese error no alcanzó para demostrar que existía una conspiración para liquidar al CCT o que sí era necesario “firmar y registrar” el contrato 2022-2023 para iniciar la legitimación. De hecho, quedó claro que, fuera del error atribuible al CFCRL, el GPD se equivocó en todas sus premisas y realizó paros, con enormes pérdidas económicas para la UAZ, sin razón alguna. En primer lugar, porque el CCT ya no se deposita como se hacía antes. Ahora sólo se vuelve a registrar cuando existen modificaciones en las cláusulas contractuales. Y esto se informó desde el principio por parte de Martínez Pardo. No le creyeron. En segundo lugar, el proceso de legitimación fluyó sin más contratiempos que los provocados por los errores del GDP. Nunca hubo conspiración para arrebatarle su CCT a los sindicalizados ni estuvieron en riesgo los derechos de nadie (aunque lo reitere J. González Arenas en “Se logró la legitimación 11/sept/22). Ahora el GDP pretende lavarse la cara con la frase “gracias a nosotros se legitimó el contrato”. Falso, se legitimó porque una mayoría de sindicalizados consideró viables tanto el actual contrato como la presente administración sindical. Desde una perspectiva pesimista, tomada de Ortega y Gasset para darle mayor dramatismo: “son tiempos de viejos” porque “los nuevos jóvenes, solidarizados con los viejos, se supeditan a ellos”. Miguel Moctezuma en su artículo “SPAUAZ, la otra lectura” (NTR, 11/sept/22) considera necesario que en el SPAUAZ se eliminen las subordinaciones y los sectarismos. Se debe negociar con la rectoría, exigir el cumplimiento del CCT y manifestar un rumbo. Todo esto se puede condensar en algo muy simple: es necesario que el CCT se modifique para que se contemplen cosas como la “regularización del personal”, la adecuada limitación de la cláusula 71, la eliminación de la cláusula 48 y demás. Y aquí se debe recordar que ya no es posible alterar el CCT sin la venia de los sindicalizados, como antes. Ahora cada modificación de las cláusulas se somete a consulta. Así se liquida la vetusta doctrina de “no abrir el contrato”.

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