Considerando que tenemos un interés compartido, en profundizar en nuestra comprensión sobre la sociedad que somos, podemos considerar estas historias de vida, recopiladas por los estudiantes de preparatoria (Preparatoria XI /Peida UAZ), como una ventana al imaginario social rural. El testimonio que ahora presentamos, da cuenta de una vida… vivida con las “cartas marcadas”.
“…conforme fueron pasando los años llegaron un hermano y otra hermana, yo ya estaba más grande ya podía comprender mejor las cosas, yo veía como era que mis padres cada vez discutían más por cuestiones de dinero, se la pasaban diciendo que el dinero ya no les alcanzaba para poder mantenernos, ni tampoco para pagar nuestros estudios. De mi niñez tengo muy pocos recuerdos bonitos, pasábamos hambre, y si no teníamos para la comida mucho menos para comprarnos juguetes a mí y a mis hermanos. Me gana el sentimiento cuando me pongo a recordar las navidades y los cumpleaños en que nunca recibí un regalo por parte de mis padres, y lo que me duele más, tampoco una palabra de amor que me hiciera sentir querida por ellos.”
“Como el dinero ya no alcanzaba, para nada yo fui la primera de mis hermanos en abandonar la escuela. Solo llegué hasta quinto de primaria por que el dinero ya no alcanzaba. Mis padres comenzaron a cambiar mucho, mi padre empezó a beber todo el tiempo y no trabajaba, en muchas ocasiones no teníamos ni para comer y mi madre por miedo a lo que le fuera a decir no le exigía nada. A mi corta edad mi padre ya me exigía que me pusiera a trabajar, algunas veces les hice mandados a las vecinas y el poco dinero que me ganaba mi papá me lo quitaba para comprar su vino. La escuela para mí lo es todo y nada. Todo y nada porque yo recuerdo que cuando era niña yo misma me decía que algún día iba a tener un buen trabajo para poder mantener a mis padres y una casa hermosa y grande donde pudiera entrar y salir toda mi familia pero ahora ese sueño se terminó. Ahora tengo dos hijos, mi hermana también se casó muy chica, mi hermano ahora anda vagando por la calle hasta llegar al extremo de que duramos bastantes días sin saber de él y mi hermana más pequeña solo se queda en la casa mirando la televisión“
“En cuestiones del amor me ha ido muy mal ya que para mi parecer no he aprendido como mantener una relación estable. Mi grave problema, es que no he escogido muy bien a las parejas que he tenido, por desgracia o por elección mía, me han salido borrachos y desobligados que no les gusta trabajar .otra cosa es que desde que comencé mi actividad sexual. A los 12 años, desde ahí he mantenido relaciones con hombres más grandes que yo , me case a los 13 años con mi primer novio y con el duré como un año viviendo con y por suerte que no tuve ningún compromiso con él ya que sufría de maltrato físico y verbal, después de separarme de él, mi papa decidió venir a vivir aquí, con mis abuelos, aquí empecé a conocer nuevos amigos y parece ser que no me sirvió de nada mi experiencia pasada ya que al llegar aquí, me casé –nuevamente- y procreamos un hijo. Pero lo dejé, por problemas con mi suegra. El padre de mi hijo no se hizo cargo de nada, hasta ahorita no sé nada de él”.
“Y ahorita tengo dos hijos a los cuales no puedo mantener ya qué aunque yo no quise, me volví igual que mis padres de desobligada y ahora ya no me importa nada, mis hijos parece que no tienen a nadie en el mundo, por eso mi hermana se desapartó de con nosotros y se fue muy lejos para salvarse, mi hermano se la pasa en la calle y robando para mantener sus vicios que son las drogas mi hermana la más pequeña se la pasa ahí de burra en la casa, mi papá con sus vicios hasta más no poder y nosotros seguimos con la misma hambre de siempre. Mi historia de vida llena de errores en vez de triunfos como yo lo hubiera deseado.”
Fin del testimonio.
Nota: ¿Para cuántos hombres y mujeres, la superación de las pruebas con las que la sociedad constituye la “experiencia social”, se convierte en una exigencia imposible de salvar? (fracasan). Y… ¿Cómo corregir las injusticias entre las posiciones socialmente asignadas, privilegiados y desfavorecidos, que permiten, -o que impiden- (tan drásticamente), que la “igualdad de oportunidades” para todos y todas, se realice efectivamente? Agradecemos a María Elena Rivera y a su entrevistada, el compartirla con nosotros. ■
