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lunes, 20 mayo, 2024
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De la mercantilización del deporte a la goliza neoliberal

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Por: JORGE A. VÁZQUEZ VALDEZ •

  • Perspectiva Crítica

Los mundiales de futbol tienen la notable característica de influir en las masas, apaciguarlas, agudizar la pasividad que cada domingo la afición futbolera alimenta por medio del televisor, el cual en este contexto funge como plataforma mediática para amansar a la gente, y al cual Ray Bradbury se refirió como “Esa bestia insidiosa, esa Medusa que convierte en piedra a mil millones de personas cada noche y las hace quedarse absortas, esa sirena que llama y canta y promete tanto y, al final, da tan poco”.

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Hoy que amplias capas poblacionales de lugares como México se disponen a enfocar su atención en la Copa del Mundo a celebrarse en Brasil, poco se reflexiona sobre los intereses que atraviesan esta notable rama deportiva, lo cual merece al menos tres consideraciones.

1.- Es necesario partir del hecho de que el futbol no es el único deporte que se ha mercantilizado. El basquetbol, el tenis, el ciclismo, la natación, entre muchas otras disciplinas a nivel profesional actualmente están corroídas por los intereses de los patrocinadores; las ligas deportivas que flexibilizan sus lineamientos y operaciones a partir de las inversiones de los grandes capitales; las canteras de atletas que son expoliadas por representantes sin escrúpulos y que buscan capitalizar el talento, y de forma verdaderamente dramática, el hecho de que la presente lógica deportiva es la de triunfar o pasar al olvido, lo cual se asocia con los principios occidentales vigentes de enaltecer el individualismo sobre la solidaridad y el sentido colectivo.

En este escenario el futbol mexicano encaja de forma ejemplar, y destaca el escaso cuestionamiento por parte de la afición futbolera a que las nóminas de sus equipos dependan de las dádivas de TV Azteca, Televisa y otros grupos empresariales; a que la playera de los equipos (a las cuales supuestamente se les rinde absoluta devoción) esté tapizada de marcas comerciales, las cuales son las que imponen reglas en los equipos en razón de que son las que otorgan el dinero y obligan a quien compra una playera a convertirse en un cuerpo publicitario ambulante y además gratuito, pues el aficionado no recibe retribución alguna por promocionar a estas marcas; al uso político que se da al futbol, lo cual abarca desde el acarreo de personas para favorecer a Enrique Peña Nieto en el Estadio Azteca, hasta los eventos populacheros de alcaldes y gobernadores que se dejan ver en la canchita de la esquina los domingos con la intención de atraer votos.

2.- En el marco de los ajustes estructurales de corte neoliberal implementados en Latinoamérica desde la década de los setentas -los cuales tienen su génesis en los golpes de Estado perpetrados militarmente en naciones como Chile y Argentina-, la generación de distractores ha sido clave para desviar la atención de la sujeción de estos países a los dictados de Estados Unidos, particularmente los relacionados con los principios de Milton Friedman y los “Chicago boys” para reducir los principios del Estado benefactor, promover el libre mercado y llevar a estos países a una posición subordinada con respecto del exterior. La resistencia social que se opuso a esto derivó en el asesinato de los disidentes o su desaparición forzada. A pocas cuadras de donde se celebraba el Mundial de Futbol en Argentina durante 1978 permanecían ciudadanos secuestrados por el ejército, entre ellos más de 500 mujeres embarazadas, a las cuales se les permitió tener a sus hijos sólo para ser asesinadas después. Los niños fueron entregados a conocidos de los militares, y mientras el mundo celebraba la copa futbolera, más de 30 mil personas permanecían desaparecidas en Argentina.

3.- La reciente declaración del presidente de la Comisión de Energía del Senado de la República y senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), David Penchyna Grub, en la que califica como un “Debate de idiotas que nubla la mirada y la altura” el que se cuestionen los tiempos entre la discusión de la Reforma Energética y la Copa del Mundo en Brasil, es un reflejo del alineamiento en el que los priístas están incurriendo para minimizar la coincidencia entre la discusión en comisiones del paquete de leyes energéticas que Peña Nieto envió al senado y el silbatazo inicial en Brasil. Esto cobra mayor sentido si se considera la entrevista que Carmen Aristegui hizo en días pasados a Luis Videgaray, en la que el secretario de Hacienda también minimizó el hecho de que las fechas se empalmen, pero no dio una justificación clara de por qué el debate no se lleva a cabo en otro momento.

El acuerdo entre priístas para minimizar este cuestionamiento es el refuerzo de la cortina de humo para diluir la observancia ciudadana y poder modificar el artículo 27 constitucional, lo que en sus aspectos más sensibles y perjudiciales para México conllevará la entrega de contratos a organismos privados guiados por la maximización de la ganancia y no por el beneficio a la población. El resultado de esto derivará en la irremediable vulneración de uno de los posibles motores de desarrollo con que cuenta el país, además de que los contratos privados que el gobierno peñanietista está por repartir minimizan la responsabilidad por parte de los beneficiarios para reparar los daños medioambientales que generen, lo que representa nuevas vueltas de tuerca para sumir todavía más a México en los efectos negativos del modelo neoliberal.

En este contexto la clave no es estigmatizar al futbol, sino reflexionar sobre la manera en que se le utiliza para concretizar objetivos que poco o nada tienen qué ver con este bello deporte. ■

 

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