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sábado, 4 mayo, 2024
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Urgencia política y elecciones universitarias

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Como luego se estila decir, en este lugar, nos tocó habitar y sopla un tiempo reiterado, al que, ida navidad y reyes, todo mundo, aparte de regresar al trabajo o la academia, quisiera significar o asir por distintos motivos o fines, hasta para huir al hastío o gastar tiempo, mientras, idos los reyes, se acerca el carnaval o reinicia la “previa” electoral, municipal, estatal y universitaria.

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Cuando de pronto, se arma una barahúnda en torno a un suceso al que, ¿desde las alturas? ¿Cuáles y por qué? Cae del “cielo” de los “medios” la noticia de la captura del Chapo Guzmán. Por supuesto, de inmediato aparecen también la inquina y la inclinación; la duda y la sorpresa. Juego de palabras que trasluce la sorpresa, la duda o la especulación y el acontecimiento se proyecta al futuro o se retrotrae, en búsqueda de significados, razones o proyecciones. Igual, se hacen relatos o historias, sin olvidar tampoco premisas, descripciones y conclusiones, de tiempos y sucesos a los que se quiere encontrar o extraer sentido de cara a un gobierno federal que no acaba de motivar o de atraer a las mayorías ¿y se espera? Esa nota y suceso distraiga los ánimos, los serene y ponga “en suerte” para las elecciones a celebrar en este 2016 y cuyos resultados, los quisiera Peña Nieto para su partido y los demás líderes partidarios para los suyos y alzarse de ese modo con los triunfos o cargar con derrotas: en gubernaturas, legislaturas, ayuntamientos, etc. No son pocos 8 estados, en los que se movilizarán ciudadanía, partidos y sociedad civil, para ir tejiendo tramas posibles, que duren para la siguiente elección federal, donde se quiere triunfe más la sociedad que el PRI, de cara a una hipotética alternancia presidencial.

¿Qué tan posible es eso? Como hipótesis peregrina en el horizonte de posibilidad, lo será tanto, como se liberalice la sociedad de sus inmediatos controles o caciques locales, tradicionales, nuevos o emergentes. ¿Qué tanto se puede cambiar de los alzamientos armados hacia la gestión de relaciones y tramas políticas, cuya diversidad fluya o confluya, o de las ideologías localistas hacia experimentos de organización política autogestionaria a financiar con los recursos institucionales a disposición del IFE, si acaso se inscriben en esa ruta y de cuyo trayecto pueden hablar las experiencias personales que las detentan y explotan para políticamente pervivir, como de hecho se hace mediante la apropiación quasi-personal de pequeños partidos políticos, que tienen una gran virtud para sus detentadores, reales o superpuestos: estar enchufados al presupuesto, ¿vía IFE y/o IEEZ? O por otros medios “institucionales”, en cuyo manejo el PRI lleva mano y destacados discípulos suyos, que hoy medran de competir con él, ganen o pierdan, sin importar la picaresca: basta con echar un vistazo a verdaderas joyas políticas del tal “YO”.

En otro orden o nivel del quehacer político, ¿hasta cuándo sus diversos actores, individuales o colectivos, se dispondrán a sumar diferencias para proyectarse como conjunto a más largo plazo y con mayor generosidad política – hasta con ellos mismos –  y amplitud? ¿O prevalecerá el criterio: ir al nopal, sólo cuando tiene tunas? ¿Son malas, las grandes personalidades o los grupos? No, en absoluto, siempre y cuando, conjuntamente, impulsen la constitución de “verdaderas” oligarquías políticas autogestivas para compartir esfuerzos y diseñar e instaurar procesos de autogestión política adecuados para detectar e indagar, problemas sociales, políticos, económicos y culturales, etc., así como, individual y conjuntamente darse a evaluarlos e insistir en la búsqueda, adopción  y ejecución de soluciones alternativas, sin demeritar las inmediatas que contengan.

De lo anterior, es espera contribuya a leer en su justa dimensión la ideología y fantasmas desatados por la captura del chapo.  Va como colofón lo que debería estar al principio, el párrafo con que inició Carlos Fernández Vega su colaboración de ayer para La Jornada:

La novela rosa de que “hoy México confirma que sus instituciones tienen las capacidades necesarias para hacer frente y superar a quienes amenazan la tranquilidad de las familias mexicanas” y la aún más rosa de que “los ciudadanos pueden confiar en ellas” (Peña Nieto dixit) adquiere tintes hollywoodenses con ganas de obtener el Óscar, pues la captura de El Chapo se basó en la cola (seguimiento y vigilancia) que de tiempo atrás el aparato gringo de inteligencia puso al actor y activista Sean Penn, especialmente a raíz de su cercanía y pública amistad con el ex mandatario venezolano Hugo Chávez, a quien el histrión reconocía como fuente de inspiración.

En la UAZ, por supuesto, urge a los universitarios la formación explícita de oligarquías autogestivas, con las cuales se pueda navegar y llevar a buen puerto el complejo proceso de preparación y elección universitaria, al que se debe insistir hacer: con estudio, conocimiento, decisión y autonomía, influidos, todos, por la tolerancia como política. ■

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