24.7 C
Zacatecas
sábado, 27 abril, 2024
spot_img

Zacatecas, La justa razón del desposeído

Más Leídas

- Publicidad -

Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR •

■ Historia y poder

- Publicidad -

El 10 de septiembre de 1910 las autoridades del municipio de Guadalupe Zacatecas, en conmemoración del centenario de la independencia depositaron una cápsula del tiempo con infinidad de testimonios de la época.

Qué podrían haber dejado testimonio de una época en realidad con un menú del terror, el cinismo y la ignominia disfrazada de balaceras, toneladas de hipocresía y buenas dosis de esperanzas baleadas a perpetuidad en un pueblo especialista en el sufrimiento, en su mirada triste al ras del suelo, aferrándose a la vida a pesar de la peor de las miserias y las ignorancias.

Vivimos en una emergencia nacional por lo que sucede aterradoramente en el país.

Bien dice doña Elena Poniatowska de que es la república del “sálvense quien pueda”.

Los antiguos soldados de los regimientos españoles en tierras de américa sabían bien que los sacrificios a los que también estaban sometidos serviría para la manutención de sus familias pero a costa de caminar miles de kilómetros, aguantar fríos y hambres, peligros reales de morir devorados por los feroces guerreros chichimecas zacatecos, lanceados o flechados por su puntillosas armas salvajes o bien, tragados por lobos en las madrugadas sedientas.

Los historiadores clásicos se encargaron de descifrar el penoso camino en que nuestras ciudades salieron a flote a costa de muchos sacrificios y de mucha sangre derramada, la construcción de fuertes y presidios y lugares de descanso para los misioneros era una prioridad en medio de grandes extensiones territoriales pobladas por cientos de miles de indígenas que en su mayoría vivían como nómadas en busca de nuevas fuentes de alimentos.

El apremio del tiempo y del paso de los siglos fue que el tono de preocupación de los jefes de familias fuese menor al esperado en los tenebrosos tiempos de la sequía o de las guerras populares en busca de pan y tranquilidad y que el progreso de las cunas zacatecanas se viera reflejado en sus fiestas patronales y en la devoción a la alegría por vivir en medio de la música y la solidaridad cristiana y de sus autoridades.

Las condiciones de pobreza e insalubridad que se vivía en 1910 no son muy ajenas a los escenarios actuales en donde aún campea la prostitución, los crímenes desalmados, la rapiña de los recursos públicos, la venalidad y frivolidad de las clases pudientes que se enseñorean con catálogos de urbanidad y buenas costumbres que han de seguirse como lecciones del padre Ripalda.

Cataclismo, obscenidad, depresión y tristeza, son algunos de los renglones torcidos de nuestras constituciones como ciudadanos que han de borrarse algún día y que en las nuevas cápsulas del tiempo ojalá se guarden buenas nuevas que han de  salir a la luz en una época nueva para todos en donde no exista la maldad.

La Justa razón del desposeído es rebelarse en cuanto pueda zafarse de sus ataduras.

El pueblo de Guadalupe Zacatecas lo sabe. Y sin distinciones. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -