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lunes, 6 mayo, 2024
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México 1982-2014. La economía de la muerte y juventud sin futuro. Hacia la construcción nacional de un nuevo modelo de país, de estado y de Universidad.

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Por: RODOLFO GARCÍA ZAMORA •

El resultado de la aplicación en México de 1982 a 2014 del neoliberalismo ha sido la tragedia nacional de convertir al país en una enorme fábrica de pobres,  de emigrantes, en la destrucción de las estructuras productivas y sociales regionales, el aniquilamiento de cientos de cadenas productivas, la destrucción de las bases de arraigo de la población, de la cohesión social y la irrupción de una violencia general, como producto del establecimiento y funcionamiento de la economía de la muerte desde diciembre de 1982 hasta la fecha. Los siguientes datos corroboran las afirmaciones anteriores:

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  • 61 millones de pobres.
  • 20 millones de pobres extremos
  • 8 millones de pobres alimentarios
  • 60% de la PEA en la informalidad.
  • 70% de pérdida del poder adquisitivo en 30 años.
  • 8 millones de “Ninis.”
  • 40% de jóvenes no acceden a la educación superior.
  • 600 mil jóvenes desertan cada año.
  • 11.7 millones de mexicanos en EU
  • 1.2 millones de mexicanos con educación superior expulsados del país.
  • Deuda pública de 8 billones de pesos, la más alta de la historia de México.
  • 100 mil asesinatos y masacres constantes entre 2006 y 2014.
  • 30 mil desaparecidos entre 2006 y 2014.

 

En el caso de Zacatecas,  el estado se ha caracterizado por su atraso estructural, por su incapacidad crónica para arraigar a su población con  empleos suficientes, decorosos y permanentes, a causa de una economía basada centenariamente en el extractivismo minero y la exportación de su población y de la incapacidad gubernamental de construir una verdadera estrategia de desarrollo económico y social para todos sus sectores y todas sus regiones en los últimos 40 años.  En los últimos cuatro años se padece la falsa ilusión de que el desarrollo lo van a generar las grandes corporaciones mineras, las maquiladoras automotrices de Asia y un flujo turístico que se viene anunciando en los últimos treinta años y que no llega. El gobierno actual, sin formación ni capacitación para el desarrollo económico y social del estado, sin formación para una administración pública sería, propositiva y honesta, simplemente administra mal los programas federales y se limita a la promoción de festivales, carnavales y la promoción del Ejecutivo en turno, con un endeudamiento creciente y oscuridad total en el ejercicio presupuestal. Dicha ilusión, refutada por la experiencia histórica de Zacatecas y de México de la  minería como saqueo extremo,  destrucción ambiental irreversible, y el fracaso de la maquila como estrategia de desarrollo en la Frontera Norte y todo el país, se expresa en los mismos resultados negativos de la economía de la muerte aplicada a nivel nacional:

  • 900 mil pobres
  • 300 mil pobres alimentarios crónicos.
  • 120 mil productores rurales, que sólo obtienen el 36% de su ingreso del campo.
  • 150 mil “Ninis”.
  • 675 mil zacatecanos expulsados a Estados Unidos.
  • 70% de la PEA con 3 salarios mínimos, menos o sin percepción salarial.
  • 60 mil deportados y retornados de Estados Unidos en últimos seis años.
  • 90 mil millones de pesos gastados en cuatro años, generando sólo 16 166 empleos frente a un déficit de 174 mil puestos de trabajo.
  • Endeudamiento de 6 mil millones de pesos por veinte años del gobierno estatal y deuda y asfixia financiera para la mayoría de los municipios de la entidad.
  • 300 asesinatos anuales en los últimos cuatro años
  • Grave abandono del sistema educativo estatal en términos presupuestales, de infraestructura, sin ninguna articulación con la Ciencia, la Tecnología y el diseño de propuestas de desarrollo sectorial, regional, social e intergeneracional.

Todo lo anterior representa la continuidad y profundización de la economía de la muerte en la estructura productiva estatal y regional, la destrucción de las bases de arraigo y la cohesión social de la población en un contexto de larga crisis económica en Estados Unidos que no sólo no permite la entrada de más  migrantes, sino que nos ha deportados al país casi tres millones en seis años, 60 mil a Zacatecas sin ningún propuesta seria para su reinserción económica y social.

Al final se  ha generado una profunda crisis institucional de credibilidad y legitimidad del Estado mexicano, de sus tres Poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), de los partidos políticos, de los gobiernos estatales y los municipios. Esta profunda crisis de credibilidad, de legitimidad y de incertidumbre del conjunto de la población nacional se expresa con mayor contundencia en la juventud del país y en particular en 30 millones de jóvenes estudiantes, ante la evidencia de 32 años de fracasos en la conducción del país en términos de empleo, ingreso, bienestar, seguridad humana y democracia como lo reconoce la misma OCDE. Sin construir ni garantizar un futuro de empleo, ingreso y bienestar para toda la juvntud actual del país.

En el contexto señalado, la educación superior y en particular aquella de las universidades públicas no podía estar exenta de muchos de los problemas y deficiencias institucionales del Estado mexicano, que sintéticamente se expresan en una doble tensión en los últimos treinta años: la marginalidad de la educación superior y la asfixia financiera en el contexto de la aplicación de la economía de la muerte al servicio de las grandes corporaciones, por un lado; y por otro, la demanda creciente de la población por acceder a las Universidades como legítimo instrumento de promoción económica y social, pese a un deprimido mercado laboral y su creciente incapacidad de insertar adecuadamente a los egresados.

Esta doble tensión se ha manifestado implacablemente en nuestra joven Universidad formalmente creada en septiembre de 1968, institución que apenas con siete años de formación ya enfrentaba una crisis financiera que la obligo a una movilización  importante de cientos de estudiantes, profesores y trabajadores ante la Secretaría de Educación Pública en la Ciudad de México para poder obtener un mejor subsidio federal con el cual atender una demanda creciente de los jóvenes de todo el estado por acceder  a la formación universitaria. Esta tensión presupuestal se incrementa con la crisis económica de 1982 y el establecimiento de la austeridad permanente para todas las universidades públicas vigente hasta la fecha. Contexto en el cual la UAZ enfrenta desventajosamente dicha austeridad por la ausencia de un proyecto de desarrollo institucional con visión estratégica de todos los sectores y regiones del estado con el cuál negociar y lograr una mejor asignación presupuestal y por lo joven de su planta docente que está en proceso de formación en México y el extranjero. Así, en tres décadas la UAZ ha reproducido muchos de las deficiencias de la administración pública mexicana como la ausencia de planes de desarrollo estratégicos, la improvisación en las gestiones rectorales, equipos rectorales sin capacitación técnica, sin experiencia en la administración universitaria y con decisiones erróneas en el crecimiento institucional hacia opciones curriculares obsoletas y con un fuerte sesgo hacia la educación media superior que no sólo limitaron la capacidad de incidencia presupuestal ante gobierno federal y estatal, sino que han mutilado el enorme potencial universitario de investigación, posgrado y vinculación, para convertir a la UAZ en promotora y uno de los soportes centrales del auténtico desarrollo económico y social para todos los zacatecanos, con empleo, ingreso, bienestar, democracia, seguridad humana y sustentabilidad.

Como tendencia en treinta años nuestra institución ha funcionado con la presión de la asfixia financiera, la ausencia de una estrategia institucional de desarrollo de vanguardia educativa, económica, social y cultural; la demanda de mayor acceso a los espacios universitarios, la escasa corresponsabilidad de todos los gobiernos estatales, cuyas limitaciones les han impedido ver en la educación superior un soporte fundamental para enfrentar los problemas estructurales del estado y convertir la administración pública en una verdadera concertación de todos los actores sociales para el bien común de la población.

Bajo la triple crisis estructural e institucional del país, de Zacatecas y de la UAZ, las diferentes gestiones rectorales en los últimos veinte años, al igual que el gobierno federal, los gobiernos estatales y municipales, ante la doble tensión han tenido que funcionar con deuda crónica y cuando ésta ha hecho crisis han tenido que negociar con la SEP y la SHCP su reestructuración y en ocasiones su condonación, ofreciendo a cambio la creciente mutilación de los Contratos Colectivos de Trabajo y el desmantelamiento de la Seguridad Social de los trabajadores universitarios. En las tres últimas administraciones rectorales la demanda por mayor ingreso de estudiantes  ha crecido  de forma significativa sin el aporte presupuestal correspondiente, lo que las obligó a recurrir a la retención y uso de los impuestos de los trabajadores universitarios como mecanismo de “autofinanciamiento” y de la misma forma a no pagar la seguridad social para sustentar el gasto corriente universitario. Justo este es el contexto de crisis financiera e institucional en que se ha desenvuelto la UAZ en los últimos doce meses, en los cuales resaltan los siguientes hechos:

  1. La falta de propuestas académicas, institucionales y financieras por parte de la Administración Central orientadas hacia la reestructuración y sustentabilidad de la UAZ.
  2. La ausencia de integrar a todos los sectores de la Comunidad Universitaria en la reflexión, debate y diseño de propuestas estratégicas de reestructuración y desarrollo futuro.
  3. El no funcionamiento del H. Consejo Universitario como máxima instancia de gobierno.
  4. La indiferencia del gobierno del estado, sin ningún compromiso serio de diseñar propuestas conjuntas, avaladas con proyectos de colaboración sectorial, regional, social, cultural y un mayor aporte presupuestal.
  5. El silencio y falta de compromiso de la Legislatura estatal y la falta de iniciativas hacia ella por parte de la administración universitaria.
  6. La marginalidad otorgada al problema por parte de la SEP y SHCP.
  7. La ausencia de una comunicación permanente hacia toda la Sociedad Zacatecana para que conozca la lógica de la doble tensión como causa de la crisis financiera y que reconozca que esta es la mejor opción de educación superior para la mayoría de los zacatecanos y que en ella existe el potencia de reconvertirse en verdadera palanca de desarrollo económico regional, social y cultural para todas las zonas del estado.
  8. La anomia de los sectores universitarios y la falta de recuperación de la experiencia de finales de los años 90 del siglo anterior del Congreso de Reforma, de un gran pacto político por su reestructuración, su viabilidad y futuro. Hoy Los estudiantes comienzan a moverse, sectores de profesores y trabajadores lo hacen también, los actores de la burocracia universitaria son quienes no han estado a la altura del reto que representa la reestructuración hoy de la UAZ desde adentro, con todos los universitarios, con democracia, con autonomía plena, con reflexión y crítica hacia las causas estructurales, con el compromiso de cambios hacia un modelo de futuro pertinente económica, social, generacionalmente y sustentable para los siguientes treinta años. La democracia universitaria, la inteligencia, el conocimiento, la Ciencia, la Tecnología, el trabajo conjunto, son la clave para enfrentar la triple crisis estructural y trabajar permanentemente por un nuevo modelo de desarrollo sustentable para la UAZ y para Zacatecas.

 

2014 representa un año dramático para la población de México en su conjunto y para el futuro de su juventud. Las 21 reformas peñistas representan profundizar la economía de la muerte y las violencias que ha venido provocando en los últimos 32 años el neoliberalismo, la privatización y transnacionalización de la Constitución, del Estado mexicano, del territorio nacional y todos sus recursos. Dichas reformas institucionalizan el despojo de comunidades indígenas y campesinas, la pobreza, la desigualdad y la destrucción del tejido productivo y social. El Estado mexicano como “ogro filantrópico”, garante y defensor de la economía de la muerte crecientemente militariza su funcionamiento, crecen las corporaciones policiacas y sus presupuestos en todo el país, frente a un desempleo creciente, crecen las represiones, las masacres como en  Tlataya, Estado de México y de los estudiantes normalistas en Ayotzinapa,  Guerrero, prolongando las masacres y fosas comunes de San Fernando Tamaulipas, Cadereyta, Nuevo León, en Coahuila y otros estados. El gobierno peñista ha convertido a México en la república de la impunidad, del Estado fallido de la Ley, la Justicia, el empleo, el ingreso y la seguridad humana. El fracaso de su función de garante y promotor del bien común.

Ante el drama de la economía nacional y estatal, los universitarios, la Sociedad Civil debemos promover la construcción de un proyecto alternativo de país, de estado y universidad, que impulse la economía de la vida, de la justicia, de la legalidad, el empleo, el ingreso suficiente, la sustentabilidad y la seguridad humana. Construyendo desde ahora un futuro de empleo, estudio, ingreso y bienestar para todos los jóvenes del país. Sólo la participación generalizada de la población de México y Zacatecas podrá revertir la lógica de la economía de la muerte, del “robocop filantrópico” del siglo 21 que representa el Estado mexicano actual crecientemente subordinado a las grandes corporaciones y a la lógica imperial de Estados Unidos. ■

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