■ Suplementos culturales están desapareciendo: Martín del Campo
“Lo que está ocurriendo, que es un poco triste, es que los suplementos culturales están desapareciendo”, y se restringen las secciones culturales en los periódicos. El fenómeno está ligado al propio proceso de extinción del periodismo en papel y las exigencias económicas a que responden las publicaciones diarias actualmente, dijo el escritor David Martín del Campo.
En su momento al habla, el periodista cultural Mauricio Flores, aludió justo, a los inicios de la prensa cultural en México en la figura del zacatecano Juan Ignacio María Castorena Ursúa Goyeneche y Villarreal, “organizador” dijo, del primer medio informativo impreso allá en 1722, La Gaceta de México.
Las expresiones surgieron en el contexto de la presentación de México en la Cultura (1949-1961). Renovación literaria y testimonio crítico (Conaculta, 2015), libro que definió Martín del Campo como “crónica hemerográfica”, y que alude a uno de los suplementos culturales emblemáticos de México y el más importante de la segunda mitad del siglo 20, que dirigiera Fernando Benítez, y se publicara inserto en el periódico Novedades.
El evento se ofreció ayer en el contexto del 29 Festival Cultural Zacatecas 2015, dentro de su programa académico, propuesto por la Subdirección de Enseñanza e Investigación del Instituto Zacatecano de Cultura.
“La cultura en México de hoy no sería lo que es (para bien o para mal)”, dijo el autor de Alas de ángel, a modo de derivaciones de libro de 380 páginas de Víctor Manuel Camposeco (Tapachula, 1943), “sin los aportes críticos que ofrecieron las plumas conjuntadas en ese hebdomadario cultural”.
En México en la cultura convergieron como colaboradores, citó algunos: José Vasconcelos, Artemio de Valle-Arizpe, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Carlos Pellicer, Rodolfo Usigli, Carlos Fuentes y Rosario Castellanos, Jaime García Terrés, Max Aub, Raquel Tibol, Gabriel García Márquez, Emilio García Riera, Paul Westheim, León Felipe y Luis Cardoza y Aragón.
Gracias a esa crítica literaria inserta en México en la cultura, la literatura dio un “salto adelante”, impulsada por las aportaciones principales de José Luis Martínez y Emmanuel Carballo, y entre otros, en menor grado, Alfonso Reyes, José Emilio Pacheco, Alí Chumacero y Edmundo Valadés.
Agregó en cita a José Luis Cuevas, el proceso de modernización del país y el surgimiento de la clase media, dio fin a la “cultura chovinista, mexicanera, que exaltaron los muralistas (Diego, Siqueiros, Orozco) en beneficio de una cultura abierta, universal, con los ojos puertos en el mundo”.
Y señaló también, derivado del quehacer encabezado por Fernando Benítez, la clase intelectual surgió “distinta, respetada, tomada en cuenta”. Un fenómeno que expuso en síntesis: “¡La cultura es noticia!”.
Por su parte, Rogelio Reyes (Loreto, Zacatecas, 1959), ensayista, crítico literario y editor, destacó justo a la década de los años 50, como emblemática de la cultura mexicana, “de la República de las letras”, pues marcó una ruptura hacia la modernidad.
En ese momento, dijo, aparecen obras como Varia invención (Arreola, 1949), El llano en llamas y Pedro Páramo (Rulfo, 1953 y 1958), La región más transparente (Fuentes, 1958), y otras cinematográficas como Los olvidados (Buñuel, 1950), que marcarán ese cisma.
Irá a la par de las obras de ruptura, la renovación de la crítica literaria, mediante este suplemento que acotó, logró tirar 100 mil ejemplares y constituirse por 24 páginas, “¡estamos hablando de los 50!”.
En él quedó impresa la polémica citada por David del Campo, reiteró, entre “nacionalistas y universalistas”, de la que dio cuenta José Luis Cuevas en “La cortina del nopal”.
Víctor Manuel Camposeco, se expuso como renacentista por la conjunción en sí, de entre otras vocaciones, la de aviador, escritor y ensayista, dijo Martín del Campo. Y agregó por su parte Rogelio Reyes, hace en este libro una aportación valiosa al penetrar en las entrañas de lo que es el periodismo cultural en México, al definirlo.
El autor, “va a las entrañas” de las primeras recepciones críticas de obras que en su momento no fueron bien atendidas o valoradas y refresca en medio de un ambiente de citas, y citas de las citas, lleno de lugares comunes, el olvido de los autores originales de estas lecturas primarias.
Como otra aportación, el depositario de la hemeroteca de Emmanuel Carballo, que incluía su colección de México en la Cultura, en la que luego abrevara Víctor Manuel Camposeco, alabó la capacidad de éste último, para, “como buen relojero”, recuperar el método crítico de José Luis Martínez y el propio Carballo.
Por todo ello, concretó Rogelio Reyes, México en la Cultura (1949-1961). Renovación literaria y testimonio crítico “se va a convertir en un clásico”. La colección Periodismo cultural de Conaculta, agregó, “se corona muy bien con este libro”.
