El pasado sábado tres de septiembre fui invitada a un encuentro convocado por el Gobernador del Estado, David Monreal Ávila, con el Embajador de los Estados Unidos de América en México, Ken Salazar, un hombre de trato afable, cuyo interés y atención en la relación de su país con el nuestro, ha quedado demostrada en más de una ocasión desde que llegó como representante del vecino del norte, nuestro principal socio comercial y la nación con la que más relación social, política y cultural tenemos en la actualidad.
En mi condición de zacatecana, de servidora pública, y de mujer interesada en el desarrollo, en los desafíos y en los asuntos públicos de mi tierra, acudí con honor a dicha convocatoria. Mi pleno reconocimiento al Embajador Ken Salazar, por su disposición y apertura para visitar nuestra entidad, llena de historia y con una relación profunda con Estados Unidos por la cultura migrante.
Zacatecas enfrenta grandes desafíos, la mayoría de ellos históricos. A los recientes acontecimientos relacionados con la seguridad, que a todos nos duelen y nos preocupan, le anteceden e incluso forman parte de la causa, condiciones históricas de pobreza, marginación, falta de oportunidades, rezago y un inmenso territorio, con población distribuida de manera desigual, que a su vez, provoca la necesidad de emprender un gran esfuerzo para revertir las condiciones sociales.
Este diagnóstico no es algo nuevo, todos lo conocemos. No debe asombrarnos, sino unirnos como zacatecanas y zacatecanos para construir y generar condiciones que den inicio al cierre de estas brechas que abarcan también a otras entidades vecinas. Nuestra historia, nuestra posición geográfica, el valor, la capacidad, el empeño, la seriedad y la generosidad de nuestra gente son activos que no podemos desaprovechar.
En este sentido, celebro la visita del Embajador, la convocatoria y atención del Gobernador y subrayo la importancia de este acontecimiento. En Zacatecas nos debe llenar de orgullo el hecho constatable de que todos tenemos al menos un familiar en Estados Unidos. Esta condición debe convertirse en una oportunidad para quienes honran el esfuerzo y sacrificio constante de quienes han tenido que dejar su tierra para mejorar sus condiciones de vida, no solo en lo particular, sino también en lo familiar y aún más generoso: en lo colectivo y comunitario. Nuestro estado es, no lo olvidemos, referente en políticas, programas y dinámicas de colaboración entre sociedad, gobierno y comunidad migrante.
Pero no solo eso. Zacatecas tiene fuertes vínculos comerciales con los Estados Unidos y en no pocos temas tenemos vocaciones similares, como en los relacionados con la agricultura. Debemos vincularnos cada vez más, en otros espacios como la manufactura, tecnologías de la información o áreas de especialización en los que nuestra entidad, por su cercanía, tanto geográfica, como cada vez más social y cultural, puede explotar de la vecindad con Norteamérica. Zacatecas no se puede quedar atrás en una región que ha sabido usar su ubicación y sus condiciones para potenciar su progreso y desarrollo.
En un mundo globalizado, Zacatecas tiene el reto y el desafío de trabajar en clave de cooperación, corresponsabilidad y altura de miras rumbo a la recuperación de la seguridad en un área estratégica del subcontinente norteamericano, de consolidar su posición como nodo idóneo para el desarrollo de puntos de encuentro en el comercio mundial, así como fortalecer los lazos sociales y culturales que cada vez más nos unen a los Estados Unidos. Es una tarea de todos: sociedad, gobierno, actores políticos, sociales, medios de comunicación, empresarios y en general, quienes tenemos interés de que nuestra tierra recupere el protagonismo que históricamente le corresponde. Sí podemos.
