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domingo, 5 mayo, 2024
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Presentan Los pozos de la nieve, obra contra “la peste del maniqueísmo”

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Por: ALMA RÍOS •

  • El ejercicio de Berta Vias Mahou, la autora, tiene detrás una anécdota autobiográfica

En Los pozos de la nieve (Acantilado, 2008) Berta Vias Mahou quiso demostrar, “si es que aquello era posible, que una persona por ser nazi puede no ser necesariamente un monstruo (…) que no son las ideas, sino que son los actos lo que define a una persona. Y que un individuo en una lista, es decir, en una masa, deja de ser individuo”.

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El ejercicio de Berta Vias Mahou (Madrid, 1961), quiso ser contrario a la culpa, y tiene detrás una anécdota autobiográfica.

Su personaje, Samuel, encuentra en un periódico una revelación dolorosa acerca de su pasado familiar, “algo que remueve los cimientos de toda su existencia”.

Así también, Berta Vias, precisa el dato, el domingo 30 de marzo del año 1997 encontró en el diario El País, una lista negra de los agentes nazis que habían vivido en España bajo la protección de Francisco Franco.

La lista de 104 nombres incluía el de Clara Stauffer, Clarita, su tía abuela más querida, dijo ayer, en el último de los días de celebración del Encuentro Internacional de Escritores, realizado en el contexto del 29 Festival Cultural Zacatecas 2015.

El hecho la conminó a escribir esta novela, en la que trata de trascender el juicio maniqueo que se hace sobre las personas.

En cita a Franz Kafka, la autora dijo que lo esencial son “las personas, nada más que las personas”, quienes importan más que las creencias y las ideas.

Los pozos de la nieve, agregó por su parte Gabriel Luévano Gurrola, colaborador de La Gualdra, suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, en su presentación a la obra, “desarrolla el periplo vital de dos familias relacionadas. Una, masacrada, de Julio, hijo de un médico republicano cuyo error fue ejercer su oficio con cabalidad; la otra, de ascendencia judío-germana, de Conrado y sus hijas Clara y Bertha, dos misteriosas mujeres (el escenario, de fines de los años treinta, la guerra en España y la amenaza de Hitler)”.

Las historias de Julio y Clara, se involucrarán en el contexto de la guerra para mostrar que “la vida es una serie de resurrecciones”, agregó.

“El mito humano de la sobrevivencia, es la garantía más confiable dentro del vórtice de la historia con h mayúscula, garantía que sin embargo, teniendo en cuenta todo lo que lleva en contra el amor, la conciencia y la piedad, parece un tributo de relato fantástico”, concluyó.

Berta Vias Mahou, agregó sobre Clara Stauffer, quien trabajó dentro de una organización que ayudaba a huir a soldados alemanes, y cuyo nombre, situado entre otros 103 “algunos de ellos que habían infringido torturas físicas a sus semejantes. Otros habían propagado enfermedades con la intención de exterminarlos”, la conoció, “y es una persona que efectivamente tenía unas ideas equivocadas con la que hemos discutido toda la vida”.

Contra su forma de pensar, no obstante, opone su contacto directo con una mujer generosa que trabajaba para el ayuntamiento de Madrid ayudando de diferentes formas a otros.

En una primera escena que ofrece la novela, situada en el cementerio de Cuacos de Yuste en la provincia de Cáceres, España, y donde se encuentran los soldados alemanes que fueron apresados tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial, refiere Berta Vias, pueden verse si se recorre lápida, tras lápida, “personas que tenían 20 años, y en ese momento es cuando te das cuenta que son seres prácticamente inocentes, soldados a los que les han llevado a la guerra. Y es un poco el ejercicio que yo quería hacer ver, el lado más humano”.

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