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domingo, 5 mayo, 2024
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El mal menor

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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO •

Considerar que la realidad social es una instantánea fotográfica que rara vez cambia es la opinión de todos los voluntarismos conservadores, su reflejo especular es el voluntarismo progresista, que tiende a creer que todo cambio es atribuible a su actuar. Ambos puntos de vista están errados, porque sea lo que sea la realidad, cambia, y lo hace por causas, las más de las veces, desconocidas. Recientemente el Congreso del Estado aprobó un empréstito por 2500 millones de pesos, siendo 700 millones para pago de prestaciones magisteriales y 1300 para reestructurar deuda a corto plazo. Inicialmente el ejecutivo estatal planteó un endeudamiento por 8900 millones de pesos que, desde el inicio, la oposición consideró inviable. Iván de Santiago, diputado del PRD, el 10 de noviembre declaró que el empréstito debía ser por una cantidad menor. El 15 de diciembre nos informa “Imagen” que los diputados de oposición preparan una contrapropuesta en la que el monto de la deuda no pase de 700 millones, justamente los necesarios para pagar las prestaciones magisteriales, porque, según comentó el secretario de finanzas, ya se tienen 1800 millones para pagar las deudas de corto plazo contratadas para abril de 2016. Finalmente fue aprobado el endeudamiento por una cantidad menor, y se informó de la creación de una comisión que le de seguimiento al uso del dinero. Es bien sabido, sin embargo, que las comisiones son seres de mil patas y ninguna cabeza. Lo que vino a continuación fue el intento de los diputados de explicar un viraje que, en el fondo, no fue tal. Al parecer desde el inicio existía disposición a la contratación de la deuda porque era necesaria, la discusión era en torno al monto. La confusión se origina en el discurso incendiario que suelen manejar los representantes populares porque pocas veces mantiene continuidad con sus acciones. Cualquier oposición sostendrá siempre que el gobierno no maneja bien los recursos como medio de posicionamiento, pero dada la naturaleza de la democracia parlamentaria, debe negociar para sobrevivir, sobre todo cuando, para hacer política, se requieren recursos para sostener el aparato de repartición de despensas y gestión de fondos públicos, que es lo que los partidos suelen considerar su principal actividad. Por ello, ante las peticiones de endeudamiento por parte del ejecutivo, la oposición cree de inmediato que su fin principal es hacer funcionar el aparato clientelar, y por eso se niegan sistemáticamente a aceptarla ya que va contra sus aspiraciones de conquistar el poder. Para los líderes partidarios y sus representantes en el Congreso el “mal mayor” es que los gobernantes tengan a su disposición abundantes recursos que nadie vigilará, y que les permitan influir sobre los resultados electorales. Teniendo esto en cuenta es que podemos interpretar todas las declaraciones previas a la aprobación del empréstito como episodios en la negociación entre los partidos para repartirse, o limitar, el uso de los recursos por parte de uno de ellos. La conclusión era la anunciada: el empréstito fue de monto menor y los diputados de oposición se integraran a una comisión para vigilar el uso de los recursos. Tal es para todos ellos el “mal menor”.

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Sin embargo lo que resulta aleccionador es lo que comentaron después de la aprobación del empréstito algunos diputados “fervorosamente opuestos” a ella. Así, Alfredo Femat dijo que de no aprobarse “los nueve mil setecientos maestros no tendría recursos para sus familias”. Juan Carlos Regis, más dramático, comentó: “Puse al pueblo en primer lugar, y no a intereses particulares”. Y en general esa fue la idea de los diputados que en tribuna defendieron la contratación de más deuda: se hace a favor del pueblo, en particular, de los trabajadores de la educación y para evitar recortes en los presupuestos asignados al campo y la salud. Por lo tanto si no se aprueba la deuda no se le hubiera pagado a los nueve mil setecientos maestros sus prestaciones y el campo y la salud debería operar con menos recursos. Aquí lo que queda por observar es algo de lo más curioso, porque se manifiesta que los  miembros de la oposición salen a la palestra a defender sus decisiones recurriendo al más craso voluntarismo conservador, ya que nos quieren hacer creer que la realidad no se mueve, que si ellos no aprueban el empréstito los pobres maestros se quedaran sin prestaciones y de brazos cruzados. Y es algo curioso, porque si su voluntarismo fuese más arriesgado podrían haberle apostado a la inestabilidad en año electoral, lanzándose a dirigir las masas magisteriales contra el Ejecutivo estatal. No lo hicieron porque no tienen la certeza de poder dirigir un movimiento así, o de siquiera poder convocarlo. Sus muchos llamados a la unidad popular son huecos, su representación es vacía, sus intereses están limitados por sus siniestros cálculos electorales y el alcance de sus clientelas. En conclusión, su capacidad de inducir un cambio en el paisaje político del estado es nula. Su función consiste en sostener el funcionamiento del status quo, de engordar sus bolsillos y de permitir el saqueo de las instituciones y de los recursos naturales. Sin embargo y pese a todo, feliz año. ■

 

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