Hoy tendré que escribir el contenido a vuela pluma, es tarde, recién ha terminado la primera reunión para la constituyente-ciudadana, con la presencia del Obispo Don Raúl Vera, de visita en Zacatecas. Para integrar a la Coordinadora Provisional de la Constituyente Popular. Este mismo periódico dará cobertura amplia del evento, solo me interesa abordarlo junto a Grecia y España, para elucidar un punto: ser mayoría, allá y acá, solo se logrará… si somos capaces de transitar de la “representación” (en crisis) hacia nuevas formas de democracia directa.
El referéndum en Grecia, se llevará a cabo este domingo. Por la diferencia horaria, para mediodía sabremos ya los resultados: El “NO” o el “SÍ” a las condiciones impuestas por la Troika. Es difícil anticipar los resultados, el margen de ventaja se ha reducido mucho, de entre 11% y 9%, hasta cerca de 2%, incluso hay encuestas que hablan de triunfo del “SÍ”, es decir la derrota del Gobierno de Alex Tsipras. Como sabemos debido fundamentalmente a la masiva –salvaje, y absolutamente desproporcionada, hasta lo grotesco- campaña para infundir miedo en el pueblo griego, especialmente en aquellos sectores más expuestos y vulnerables ante un eventual empeoramiento de la situación, después de que ya han sufrido lo indecible, especialmente los ancianos que dependen de sus pensiones, incluyendo a sus familias-, los desempleados, los jóvenes, las mujeres, etc.
Los medios de comunicación masiva en Grecia y en Europa, en manos de la oligarquía (con las elites financieras al mando) se han lanzado a una orwelliana campaña, presentando como una catástrofe terrorífica, la que esperaba a Grecia si decidían votar por el No. Y en nada ayudaba una calculada ambigüedad por parte del Gobierno de Tsipras y Vaorufakis, quienes, por ejemplo, en plena “guerra de cuarta generación” enviaban una nueva propuesta para demostrar su disposición a negociar, aceptando otras medidas. Mientras tardaban en emprender, hasta la mitad de la última semana, una campaña sistemática, con información, exacta, precisa, para -pedagogía política mediante-, convencer razonablemente a la mayor cantidad de gente posible, sobre las implicaciones económicas, sociales, culturales, etc., de votar al SÍ (o al NO), para cada uno de los puntos que habrán de ser negociados.
Es verdad, el destino de una sociedad, se juega, en este histórico referéndum. Pero, debemos recordar que habían ya aceptado, en negociaciones previas, un conjunto de condiciones (privatizaciones, monto de los rembolsos, recortes al gasto público, las pensiones, pensiones, edad de jubilación, reformas a la ley del trabajo, etc.), que llevaron a muchos a considerar que Syriza no estaba cumpliendo con su compromiso, y había cruzado las líneas rojas, que ella misma se había trazado. De ahí que algunos analistas, considerarán críticamente la negociación, como una “austeridad de izquierda”, y, aunque, cuestionando a Syriza, llamarían, contra el neoliberalismo, a votar por el NO.
Hasta estos últimos días, se ha revelado la magnitud del envite, cuando Alex Tsipras, y Varoufakis, han hablado de fin del gobierno, convocatoria a nuevas elecciones, no continuaría como ministro de finanzas, etc. etc. Mientras que del otro lado, los comentarios son de un cinismo, que raya en lo criminal, como la de un (nuevo) gobierno técnico, una vez que hayan barrido con Syriza, etc. Para no hablar de acciones como la negativa a dar liquidez a los bancos, obligando a imponer el “corralito”, etc., etc.
Incluso con el triunfo del NO, la situación seguirá siendo extremadamente adversa y difícil, especialmente para la sociedad, y también, para el gobierno griego –actual-. Porque, lo que ha quedado meridianamente claro, es que se trata de una política impuesta por las elites de los países acreedores, con el objetivo de evitar el contagio, especialmente hacia los demás países de Europa, que estarían en posibilidades de seguir el mismo camino de Grecia. Sobre todo España, con un lejano pero aún posible triunfo de Podemos, sobre todo si el nuevo partido, es capaz de cambiar su equivocada estrategia.
¿Cuándo asumiremos que la pedagogía política y la propia transformación -incluyendo nuestras prácticas políticas cotidianas- van íntimamente unidas? ¿No es eso precisamente lo que significa “educar con el ejemplo”?
Y este es, justamente, el punto que articula nuestras incertidumbres, la del referéndum en Grecia, las elecciones generales en España, y el tema de la composición de la coordinadora provisional para la constituyente popular en Zacatecas. Necesitamos ensayar -con urgencia- una nueva razón política, un nuevo tipo de prácticas capaces de instituir nuevas reglas del juego, en algo tan aparentemente anodino e intrascendente como la forma en que se integran las listas de quienes formarán parte de la coordinadora provisional, junto con toda la metodología de trabajo, que debe implementarse para no repetir los errores de la vieja política. Otro tema crucial, es el del Poder constituyente, sobre el que volveré en otro momento. ■