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sábado, 4 mayo, 2024
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Tortas japonesas

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Por: HERÓN EDUARDO DOMÍNGUEZ •

Los sucesos del año recién concluido resultan, según diversos indicadores, algo menos gozosos que dolorosos: la irrupción del Estado Islámico, como una creciente amenaza global, evidenciada lo mismo en los atentados de París que en la tragedia humanitaria del Medio Oriente; la devastación ambiental exhaustiva como el derrumbe de las instituciones y el recrudecimiento de la violencia fratricida en nuestro maltrecho país no son sino una parte del saldo negro acumulado durante los últimos doce meses, sin que nada indique los siguientes resulten sustantivamente mejores.

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A contrapelo de las declaraciones optimistas emitidas desde el poder, en los ámbitos nacional y local en número de focos rojos no deja de crecer. Con Guerrero, Michoacán y Tamaulipas en plena guerra civil, el colapso financiero de los municipios y las universidades públicas no es sino la ruptura de la parte más delgada de un estado ya no benefactor sino derrochador, afectado por una galopante corrosión, estimulada grandemente por la imbatible impunidad; situación que con el previsible hundimiento del precio del petróleo no podrá sino empeorar.

Podremos sin embargo, en el curso de esta nueva órbita solar, abrigar algún optimismo, depositando nuestras esperanzas e ilusiones ya no en las acciones de unos gobiernos que se evidencian día con día mucho más como problema que como solución, sino en la cada vez más frecuente irrupción de ciudadanos organizados en el escenario nacional, actuando con cada vez mayor eficacia, en defensa de sus intereses legítimos, personales y colectivos, regularmente amenazados  por una colusión de los poderes político y económico.

Podremos en suma abrigar el optimismo derivado de saber que el momento más oscuro de la noche es el que precede al amanecer, lo que no por ser un manido lugar común deja de constituir una verdad como un templo, lo cual resulta a su vez otro trillado lugar común.

Y ya entrado en lugares comunes, por lo inmediatamente arriba asentado deseo, a mis después de todo no imposibles lectores, un feliz y próspero año.■

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