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sábado, 11 mayo, 2024
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Dialogar a partir del dialogismo intersubjetivo-responsivo

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Por: ELENA ANATOLIEVNA ZHIZHKO •

La Gualdra 592 / Comunicación

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Comunicación es parte esencial de nuestra vida cotidiana, pero ¿qué es comunicación? El lenguaje, ¿es sólo medio de comunicación? ¿Qué es diálogo y qué significa como uno de los elementos del lenguaje? El fenómeno de comunicación ha sido objeto de estudio de los lingüistas, filólogos, sociólogos, filósofos, psicólogos, politólogos, economistas, matemáticos. Así, a finales del siglo XIX, el padre de la lingüística estructuralista Ferdinand de Saussure (1857-1913), percibe la comunicación como el acto de enunciación de las diferencias sin inequidad (hoy, pluriculturalismo). Para él, la comunicación se compone de los signos: “cada signo es lo que el otro signo no es” (De Saussure, 1989). En esta relación, se expresa la oposición de un signo con el otro. La diferencia que tiene un signo comparativamente con los demás signos, habla de su valor. Ningún signo existe por sí mismo, sólo cuando se incumbe con otros signos. De ahí la esencia del acto comunicativo radica en que: “Mi valor es mi diferencia con el Otro” (relación Yo-Tú). Con otras palabras, nuestra fuerza se halla en nuestra diferencia (sin inequidad), sólo hay que saber encausarla.

A inicios del siglo XX, su discípulo, el lingüista francés Émile Benveniste (1902-1976) en el libro Problems of General Linguistics (Benveniste, 1996 [1966], pp. 179-187), visualiza la comunicación como una expresión subjetiva de la necesidad de la existencia del Otro que se podría plasmar en la formula: “Yo no puedo existir sin Ti; Tú no puedes existir sin Mí” articulando relaciones Yo-Tú; Tú-Yo). 

A su vez, el filólogo estructuralista Mikhail Bakhtin (1895-1975) habla de la comunicación como un proceso dialógico infinito. Para él, en el acto comunicativo, ambos, tanto el enunciador como el receptor, participan simultáneamente (hoy, interculturalismo). Bakhtin (1985, pp. 294-323) supone que el mensaje ya existe incluso antes de ser formulado, y este mensaje ya está dirigido a alguien, es anticipado, posee un carácter de respuesta. Cada mensaje aparece en determinado contexto socio-cultural y demanda responsabilidad por el Otro: “Doy respuesta” = “Respondo por Ti”. Se trata, pues, del dialogismo intersubjetivo-responsivo.

Esta teoría de dialogismo de Bakhtin prevé la imposibilidad de un contacto comunicativo sin la existencia del Otro. De ahí que supone la inclusión del Otro, de sus intereses, expectativas, necesidades, creencias, etc., desde el momento de la formulación del mensaje respondiendo a lo siguiente: “Tú eres parte de Mí; Yo soy parte de Ti” (Sin Ti, mi existencia es imposible) creando relación Yo-Tú-Yo. Asimismo, recordemos las palabras de Charles Sanders Peirce (1966), padre de la semiótica moderna: “Nada determina que ‘algo’ sea un signo; cualquier cosa puede ser un signo; lo dominante, no es el signo en sí mismo sino la relación que establece”.

Por otro lado, ya que el diálogo es infinito, no posee un “centro”, “periferia” o “salida”, según Humberto Eco (1992), “cada camino puede enlazarse con cualquier otro” por ser este “labirinto potencialmente infinito”. De ahí, siguiendo a Deleuze y Guattari (1980), se crea un “inter-ser”, una movilidad entre-cosas que “relaciona un punto cualquiera con cualquier otro punto”, nos permite cumplir con la tarea de “mapear” multiplicidades sustantivas, romper los procesos que bloqueen estas multiplicidades, cambiar la naturaliza de lo “mapeado”, encontrar soluciones alternativas.

 

*Docente investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/lagualdra592

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