Autor: Carlos Alberto Díaz Díaz
Residencia: Loreto, Zacatecas
Este juglar ha venido
a platicar una historia
de lo cual yo fui testigo
y lo traigo en la memoria.
La Parca se ha aparecido,
en mi lindo Zacatecas,
mas por lo que ha acontecido
la tierra está más reseca.
Sobre el sureste, señores,
donde López Obrador
fue a escuchar uno rumores
que traía el agricultor.
En las tierras de mi Pinos
el presidente arribó.
Lo que todos ahí vimos
boquiabiertos nos dejó.
La Flaca se lo llevó.
¡Ay, qué tristeza nos da!
Bien derechito a la tumba
el preciso se nos va.
Y la Parca no paró;
a Villa Hidalgo fue a dar;
a muchos tristes dejó
por varias cuentas cobrar.
Pasó por la carretera
y hasta el Cristo Rey llegó.
No se vio ni un alma afuera;
unos cuantos arrastró.
Pasando por Nigromante,
llegó hasta Villa García;
se apostó en la Casa Grande,
viendo a quién se llevaría.
Procuró a varios cristianos.
Mientras que probaba el pan
se recetó su chocolate
y el agua del Tepozán.
De ahí se fue pa’ Loreto
a realizar agujeros;
se leían en su lista
como treinta lechugueros.
No dejó de visitar.
En San Marcos, la Normal,
quiso llevarse estudiantes
pero la pasó muy mal.
Éstos estaban en paro,
la pusieron a botear;
mejor fue a la Presa Grande,
que la quería visitar.
Quiso dejar el sureste,
y se fue a la capital
con guadaña la Catrina
y cargando su morral.
Buscaba a seis diputados
antes de la cabildeada.
Dicen que se los llevó,
no supe de qué bancada.
Se llevó a los de la feria
y afinando bien su tino,
pues se supo que era fan
de un cantante que no vino.
De ahí jaló para el norte
a continuar con su viaje.
Yo no la pude seguir
por no tener pa’l pasaje.
Fresnillo, Río y la Concha,
yo les quisiera encargar
que un trovero de la Parca
nos pudiera platicar.
Saludos a Juchipila,
Jalpa, Apulco y Nochistlán.
Ya se le vio a la Huesuda
en Paraíso Caxcán.
Ya me despido de ustedes,
desde acá por el sureste;
si no les tocó su verso,
¡hay alguien que se los preste!
