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lunes, 6 mayo, 2024
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Un rockcito para todos los roles / Rosalba Lira “La Rosky”

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Por: JAIME FLORES GUARDADO •

Una tarde de miércoles se presentó por primera vez un personaje que ya había escuchado tocar la batería, acompañaba a Carla a una de las ya acostumbradas reuniones del Colectivo Zacatecano de Rock, afuera de Rectoría, en el espacio que tomaron los rockeros luego de independizarse del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC). Pasó algún tiempo, y en la quinta Muestra de Rock Zacatecano en el Chopo, nos acompañó al evento para presentar su demo.

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“Me inicié en el rock muy joven. Mi nombre es Rosalba, mejor conocida como la “Rosky”. Desde que tenía 13 años empecé a tomar tendencias y a tener el gusto por la música, en este caso fue por el “rock”, aunque… siempre estuvieron ahí, mi papá era fan de Led Zeppelin y Scorpions; nunca fui la típica niña de salón que cantaba banda con sus compañeras y bailaba; me acuerdo que empecé con Rammstein, para mí, en ese entonces, música “extrema”; fue cuando desde ahí me empecé a interesar por tocar algún instrumento, aunque en realidad siempre tuve la inquietud y el interés desde que era una niña. Vagamente en mis recuerdos está que mis papás me habían comprado una mini guitarra cuando tenía 5 años y me alucinaba que requinteaba. Después empecé a conocer y a escuchar a otros grupos (como iniciamos la mayoría) nu metal; me encantaba System of a Down, lo de querer tocar la batería lo agarró en ese entonces, aunque yo lo imaginaba como una ilusión vaga y viajera que quizá nunca se iba a realizar. Ya con más tendencias musicales, me incliné un poco al heavy metal y al glam (Kix, Skid Row, Kiss, Def Leppard, Van Halen, Motley Crue, Ratt, Quiet Riot, Iron Maiden, Scorpions, etcétera) y… claro!,  las discriminaciones al menos en la escuela eran notorias, me decían que –porque me vestía tan de manera masculina que no era como mis demás compañeras- entre otros comentarios burdos y demás que fueron ignorados por mí; era normal que no socializaba y no encajaba con los demás, mi fuga en ese entonces fueron los tabacos y el alcohol a muy temprana edad.

En unas vacaciones que tuve en la escuela de dos meses me metí a trabajar, tenía 17 años, me hice de mi dinero y fue ahí cuando compré mi batería, al principio ni siquiera tuve una idea de cómo agarrar las baquetas, mucho menos sabía cómo se acomodaba el instrumento y una gran amiga que tenía su banda de punk me enseñó a tocar lo básico por una semana; ya por mi cuenta, me dediqué diariamente sin falla a darle yo sola, hasta que en unos meses entré a música en la UAZ –Universidad Autónoma de Zacatecas- al taller de batería y empecé a darle con un poco más de callo; fue ahí cuando formé mi primera banda, donde éramos puras chavas (Walkiria), donde destacadamente participó una temporada Eva, ex bajista de Ninfa, en las voces. Nuestro proyecto era de puros covers y de cotorreo, (tocábamos death-thrash), yo tenía pánico escénico y me daba vergüenza que me vieran tocar, me cohibían las miradas. En ese lapso, conocí a Carla Soriano, quien es como mi hermana; me invitaba a los ensayos de Ninfa; fue ahí donde agarré un poco más de seguridad y buenos tips de Tania Lozano, ya que de repente echábamos uno que otro palomazo. Siempre tuve el gusto por la música extrema el (bm), la razón es porque no tiene restricciones, es negatividad y odio hechas una obra maligna y oscura musical sin límites, sus gritos rasposos y desgarradores, sus riffs crudos y desenfrenados creando una atmósfera pútrida, acompañada de la brutalidad de los blast beat en la batería, sin reprimirse por nada.

El primer ‘demo’ de Deus Ater, ‘I call you... Deus Ater’, black metal del mero ‘underground’

En ese lapso de un año que duró Walkiria, empecé a tomar más gusto e influencias por el black metal, a plantar mi ideología, a crecer más el gusto por el género y tener la inquietud por formar un proyecto de este destacado género. Inició, al término de Walkiria, un proyecto con la Eva en la lira y Prizma en las voces, con covers (Possesed by black fucking metal, uno de ellos), pero por razones personales, nunca ensayamos junto a la voz, así que se tomó en conjunto la idea de que yo tocara la batería y cantara a la vez; mientras tanto, Prizma aportó el nombre al proyecto como Deus Ater, que significa Dios Negro, y así lo llamamos. Por otro lado el hecho de tocar y cantar a la vez se me complicaba; cursábamos el año 2009 y aún no tenía el nivel necesario requerido para poder hacerlo, además de que todavía había inseguridad de pararme al escenario. Solamente tuvimos una presentación en ese entonces, que fue como debut y despedida en la cancha de Loera; abrimos el evento donde tocó Psicovomitosis, de Guadalajara, como banda estelar, entre otras; luego, por razones personales, me mudé a Guadalajara y ya no pude continuar el proyecto y estuve inactiva completamente sin darle a la batería dos años. Regresé a Zacatecas y unos meses después decidí retomar el proyecto con Eva. Tuvimos varios ensayos y ahí fue cuando tuve el interés de que sacáramos algo propio con nuestra esencia y sonido original. Empecé a componer las letras y Eva los riffs, y de ahí mi acompañamiento en la batería y la voz; tuvimos mucho apoyo por nuestro camarada “El Atolinga”, quien inclusive hasta nos quería llevar a grabar, pero no se volvió a lograr porque Eva se mudó a Tijuana. Por varios meses me quedé con la inquietud de retomar el proyecto, pero no encontré a alguien apto con el mismo gusto por el underground para que le diera a la lira. Me regalaron una guitarra eléctrica y decidí enseñarme sola a tocar, ‘a las bravas’, sin ningún conocimiento –pura lírica-, y empecé a inspirarme y a componer los riffs para posibles canciones de Deus Ater. Ya en unos meses, bien armados y acompañados de la batería y la voz, llevaba un año aprendiendo a moverle al programa Adobe Audition, y grabé lo que ahora conforma mi demo, que fue lanzado el año pasado, I call you… Deus Ater, el cual tuvo buena respuesta a nivel nacional y en otros países (Bélgica, Suecia y Perú, entre otros), a los que agradezco por el total apoyo. Aun yo continuaba con la inquietud de tocar en vivo y así llevar el mensaje. Conocí a mi actual guitarro “El Chass”,  perfecto para conformar y ser parte de Deus Ater. Como músico de sesión, empezamos con tres covers para acoplarnos, luego de ahí a enseñarle las rolas del demo y duramos nueve meses ensayando. Nuestro debut fue en el evento Deathmatch Metal Woman, del año en curso, y nuevamente volvimos a tocar hace unos días en el evento Know to Death. Mi lema queda ‘entre menos toquemos, mejor’, ya que considero que el culto no debe de prostituirse, hay otras formas de darse a conocer. Mi actitud en el escenario, al tocar y gritar, queda en el hecho de que soy mujer; es que en realidad no me importa lo que piensen y digan, yo doy el mensaje a quien lo quiera oír. Por ahora, estoy trabajando en tres nuevas composiciones mías para un split y estoy a la espera de grabarlas y trabajarlas con mi guitarro y machetearle a algunos covers.

 

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