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domingo, 5 mayo, 2024
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Mexicanos que residen en Estados Unidos desconfían de las autoridades consulares

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Por: ALMA RÍOS •

■ “De las autoridades mexicanas, principalmente del Presidente, no esperamos ayuda”

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En el día no hay tiempo para pensar pues todo se ocupa en el trabajo. Pero en las noches se recrea en la mente un plan y otro; “una vez que se va a descansar uno, y a relajarse, los pensamientos se llenan de tantas cosas”. “Tantas cosas” como muchos temores, pues con 44 años de edad y luego de haber logrado una estabilidad en los Estados Unidos, un trabajo que se quiere y se hace con dedicación, hijas que se han insertado en la escuela y una familia que se auxilia para sobrevivir, es difícil pensar recomenzar la vida ahora en México, un país de donde se salió buscando una mejor calidad de vida.

“Sí tenemos miedo, pero no lo demostramos. Bueno yo a mis hijas les digo tranquilas, todo está bien. Pero sí hablo con mis amigos y ya estamos planeando qué hacer. Ninguno nos queremos regresar a México en caso de que nos detengan y nos envíen, nos resistimos, no queremos”.

Clara es migrante indocumentada mexicana originaria de Naucalpan, Estado de México. Desde hace 19 años reside en los Estados Unidos a donde llegó con una de sus hijas, quien contaba entonces con un año de edad.

Trabajó en fábricas de plumas y camisetas haciendo revisiones de control de calidad y empacando los productos. Luego se contrató como nana entre la propia comunidad migrante mexicana, y en años recientes ha tenido bajo su cuidado a hijos de norteamericanos.

“Yo soy nanny. Tengo ocho años trabajando como nanny porque anteriormente trabajé en fábricas, pero me gustan los niños y ya crié a dos. Y ahorita estoy empezando a criar a uno”.

Sus patrones norteamericanos están en desacuerdo con la política migratoria de Donald Trump, que amenaza a gente como Clara.

“Ellos están en contra de Trump y dicen OK queremos que agarre a los criminales, pero no a gente inocente y mucho menos a ustedes que son trabajadores”.

Entre otros aspectos de la situación que prevalece entre los mexicanos sin documentos que residen en aquel país, Clara expresa su desconfianza en las autoridades consulares mexicanas.

“Yo al Consulado mexicano yo no sé, pero no le tengo fe, porque me he acercado algunas veces para hacer un trámite, digamos para sacar mi tarjeta consular. Entonces la gente que está detrás de los mostradores se porta exactamente como en México, muy déspota. Si uno les dice buenos días no le contestan a uno. Uno está lleno de preguntas tan simples como ¿dónde me formo? Pero lo ven a uno así con cara de fastidio y al final nada más te hacen una seña”.

Clara pensaba que si los funcionarios mexicanos atendían fuera del país se comportarían de una manera diferente, “pero siente uno temor, yo personalmente siento temor de acercarme al Consulado”.

En su caso confía más en abogados que conoce en los Estados Unidos, algunos que transmiten información respecto a esta coyuntura de agresión antiinmigrante en sus páginas de internet.

Allí es donde se ha enterado de qué hacer en el caso hipotético de verse en peligro de deportación por parte de la Inmmigration and Customs Enforcement (ICE).

Esto es lo que sabe, debe primero ver por la ventana “si son ellos” y preguntar a quién buscan. “Si me dicen que abra la puerta no la voy a abrir”.

Les dirá que deben traer una orden por escrito y mostrársela, pero si el papel no dice su nombre “no tengo porque abrir la puerta”. Si hay insistencia les dirá que “lo dejen allá afuera” y en cuanto se retiren ella lo revisará.

En caso de que abran la puerta a la fuerza, ha alertado ya a sus hijas para que graben en video “todo lo que está pasando”.

“Espero que mis hijas no se pongan nerviosas y que puedan grabar mientras esta ahí la policía”.

Clara sabe también que debe guardar silencio ante los oficiales del ICE, no contestar a ninguna de sus preguntas, no firmar nada y mantener la calma, no ponerse agresiva ni “echar a correr”.

“Si me esposan que me deje que me lleven pero no usar la fuerza. Igual cuando yo esté en esta dependencia de ICE que no firme nada y pida hablar con una abogado de inmigración y pedir que se me presente ante un juez”.

No obstante, al momento no cuenta con un abogado de confianza, pues los consulta en Internet. Así, espera en una hipotética situación de detención poder llamar a su esposo “y ellos tendrán que moverse para hacer algo”.

A la suma de la desconfianza en las autoridades consulares y por tanto la omisión en su asesoría, Clara expresa también reticencia a creer en lo que el propio Gobierno mexicano pueda hacer con la gente en su situación ya de vuelta en el país.

“¡Ay no. De la las autoridades mexicanas, principalmente del Presidente no esperamos pero si nada de ayuda. Cero ayuda. O sea si a mí me llegaran a deportar yo tengo que llegar otra vez a vérmelas como yo pueda. A utilizar mis recursos que dejé por allá, que es una casita y ver cómo salir adelante. Pero de las autoridades no estamos esperando absolutamente nada. Ni creemos…si a los ciudadanos que están viviendo allá no se les ayuda, están en tantos problemas económicos que están viviendo, ¿pues que esperamos nosotros? Ellos van a pensar que nosotros vamos forrados de dólares, lo cual pues no. Eso no es verdad”.

De esta manera Clara ha formado un pequeño cónclave con algunos amigos, apenas tres, con quienes se organiza e intercambia información y planes para enfrentar la política migratoria de Donald Trump.

“Decimos bueno nos vamos a Canadá, pero lo malo es que no recibe gente indocumentada que esté viviendo en Estados Unidos. Entonces nos vamos a ver forzados en caso de que nos atrapen, a  regresar a México, lo cual no queremos”.

Ante el escenario indeseado se preparan para emitir cartas poder mediante las que gente de confianza, mayoritariamente sus familiares, que tengan residencia legal en los Estados Unidos pueda tener potestad sobre sus bienes, casas, autos y aun sobre sus hijos e hijas.

“Sí vivimos con temor, mucho temor. A diario estamos viendo a la policía, pero la policía no atrapa gente. Hasta ahorita no he visto que haga eso la policía de Los Ángeles”, expuso.

Clara reside en los suburbios de esta ciudad con su esposo y dos hijas. Una de ellas se encuentra dentro de la población a quienes genéricamente se les ha llamado dreamers, y busca convertirse en veterinaria.

Su hija de 10 años es ciudadana norteamericana, nació ya en aquel país. De esta manera la familia se divide entre “legales” e “ilegales” según los criterios migratorios estadounidenses.

En el primer caso se encuentra la hermana y madre de Clara y su hija menor, en la otra situación, ella misma, su esposo y su hija de 19 años.

“Mi esposo y yo somos los que aportamos la mayor parte del dinero, entonces sí no estamos, o sea, se va a tambalear todo aquí. Estamos preocupados, muy preocupados”.

Clara ha querido sumarse a las manifestaciones públicas en contra de la política migratoria de Donald Trump, pero siempre hay alguien en su familia que la detiene advirtiéndole que su participación puede detonar su deportación.

“Ahorita me siento, le venía explicando a mi hija la pequeña…está uno como el gato y el ratón. El gobierno es el gato y nosotros somos los ratones queriéndonos esconder en todos lados para que no nos atrapen, porque no queremos ser deportados”.

“Tenemos toda una vida aquí trabajado. Casas, carros, una estabilidad. Pero ahorita esta situación nos está tambaleando, nos está sacando de ella y hay temor a unirse a las manifestaciones. Yo en lo personal sí quiero pero me echo para atrás por temor a ser deportada”.

“Todas las noches me acuesto pensando en un plan, creo que no, en otro plan. Y todas las noches es estar pensando. En el día no hay tiempo de pensar porque hay que trabajar, pero una vez que se va a descansar uno y a relajarse, los pensamientos se llenan…de tantas cosas (…) Yo voy a seguir luchando para no ser deportada junto con mis amigos y muchas personas que vivimos acá”.

Líder migrante hace un llamado a “la prevención” a la comunidad mexicana indocumentada

En vísperas de que Donald Trump emita una nueva Orden ejecutiva que se espera recrudecerá aún más los protocolos de la política migratoria en los Estados Unidos, Efraín Jiménez Muñoz, vicepresidente de la Federación de Clubes Zacatecanos en el Sur de California, hizo un llamado a “la prevención” a comunidad mexicana indocumentada. “Incluso a que se abstengan de cruzar la calle en el lugar equivocado y que si no tienen asunto a qué salir durante las noches, no anden, para que se eviten que la policía los pare o les llame la atención”.

Dijo que se espera que el nuevo documento que firmará Trump otorgue facultades más amplias al Departamento de Seguridad Interna, y concretamente a la Patrulla Fronteriza, una de sus ramas, le dé mayores facultades, incluso discrecionales, como el que sus oficiales se convierta en “juez y parte”, de manera que puedan ejecutar deportaciones de manera más expedita “sin siquiera permitir que la persona tenga derecho a ser escuchada por un juez”.

Otra de las expectativas respecto del enrarecimiento de las medidas de control migratorio es que, si antes se aprehendía a una persona e inmediatamente se le deportaba, ahora “la quieren castigar metiéndola a la cárcel” por semanas o días, con el fin de desalentar un nuevo intento de ingresar a aquel país de manera indocumentada.

“Las cosas se ponen cada vez un poquito más malas para nuestra comunidad. Es algo que va a afectar a Estados Unidos, y a México como está”.

Mencionó al respecto que hay mucha preocupación por lo que ocurre en los Estados Unidos con la migración mexicana pero queda pendiente lo que está haciendo el gobierno mexicano para hacer que la emigración “sea una opción y no una necesidad”.

Se refirió al tema de la corrupción y su escalada a los más altos niveles, pues si no se ataca esta problemática dijo, el país no será más eficiente en la generación de nuevos empleos con salarios más dignos. Temas que deben trabajarse de manera paralela a la atención de los migrantes connacionales que hoy enfrentan la embestida del gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos.

“El problema lo tenemos en casa”, dijo. Y agregó otra dificultad doméstica, la falta de atención por parte de las autoridades de todos los niveles, sea el Presidente, sus cabezas de dependencias federales, subsecretarios, gobernadores y presidentes municipales, a la comunidad mexicana en aquel país y que provocan con ella su “desconexión”.

Dijo que es necesario que viajen reiteradamente a aquel país de manera que platiquen con esta comunidad para externarle respaldo e información, que les ofrezca el mensaje de que “no están solos, estamos haciendo esto o lo otro”.

Expuso que esta es una oportunidad para reestablecer la confianza entre la sociedad civil y el Gobierno mexicano, una oportunidad para que el Presidente Enrique Peña Nieto se reivindique y retome un poco la confianza que ha perdido aquella comunidad en su gobierno.

“¿Y cómo va a ser eso? Platicando con ella, asumiendo sus responsabilidades de decir, sí ha habido unas cosas muy malas y muy grises, y otras muy oscuras que no han tenido ni respuesta, pero esto se está haciendo”.

Es necesario que el gobierno de México enfrente esta realidad ante una comunidad que está demandando más transparencia y rendición de cuentas, dijo.

En referencia a la falta de confianza que algunos de los migrantes mexicanos indocumentados sienten respecto del respaldo que el servicio diplomático mexicano puede ofrecerles, concretamente en los consulados, opinó, que es necesario que tengan paciencia, pues allá se repiten los esquemas burocráticos que son comunes en el país.

Se requiere asimismo la comprensión acerca de que los funcionarios que se encuentran allá son personas falibles que se cansan de dar los mismos informes reiteradamente, ahora a filas enormes de personas que reclaman información.

No obstante, ante la desconfianza que puede haber hacia las autoridades mexicanas hizo un llamado a la comunidad migrante indocumentada para que acuda a los consulados, pues observó que quien ofrece la atención es personal de carrera que desde hace sexenios constituye el primer punto de enlace con ellos, y por tanto es buena fuente de información por su experiencia.

El líder migrante invitó asimismo a quienes no quieran comunicarse con el gobierno, lo hagan con la comunidad organizada en las federaciones de clubes zacatecanos, gugleando en la Internet, “y seguramente vamos a encontrar una respuesta para canalizar sus preguntas” con quien pueda darles respuesta precisa.

Agregó que hay una estrecha comunicación con la Secretaria del Zacatecano Migrante (Sezami) e incluso hay abierto una chat de WhatsApp donde el titular está vinculado con las organizaciones. Celebró también la contratación que la dependencia ha hecho, de un bufete de abogados en Chicago, Illinois para la asesoría legal de los migrantes indocumentados y sus familias, y la próxima contratación de otros en Los Ángeles y Texas, como ha anunciado.

Efraín Jiménez reiteró el llamado a la prevención entre la comunidad migrante indocumentada, pues es necesario que se asuma como una posibilidad real que sí puede haber una detención por parte de autoridades migratorias norteamericanas de la ICE.

En reuniones, se les está invitando a que se abstengan, “incluso”, de cruzar la calle por un lugar equivocado, se aseguren de que sus vehículos tienen en buen estado las luces, y no salgan de sus casas por las noches si no hay una situación que lo amerite de manera que no se expongan.

Les han explicado la necesidad de tener “un plan en caso de ser detenidos” que mediante cartas poder entreguen a sus familiares de confianza para que puedan tomar decisiones sobre sus bienes, casas, autos, e incluso, sus hijos e hijas.

Deben contar asimismo con una maleta preparada con sus documentos importantes y siempre portar una identificación, pues aunque esto no evite su deportación sí puede hacer la diferencia entre su probable reclusión en una cárcel por no contar con ella.

La recomendación compartida por Jiménez Muñoz fue la siguiente: “si te dijeran que te pueden detener mañana, mirando a tu casa te dices, ¿qué me llevaría de mi casa que sea imprescindible?”

“Actas de nacimiento, los papeles de los niños, si tengo un dinero en el banco cómo lo voy a sacar, ¿a quién le dejo un poder para que lo pueda hacer, o puedo dejar mi tarjeta a quién con el código?”.

Prevenidos, el impacto será menor dijo. En este sentido reiteró una invitación que ha hecho antes por este medio a que quienes cumplan ya con los requisitos para realizar el trámite de su ciudadanización, pues comentó, “la meta de Trump es deportar no sólo a la gente indocumentada sino buscar la razón mínima para quitarle la residencia legal y expulsar del país a muchas personas”.

Si éstas se ciudadanizan y votan en su momento, evitarán que otro Donald Trump llegue al poder en los Estados Unidos de Norteamérica, dijo.

El vicepresidente de la Federación de Clubes del Sur de California fue enfático en llamar a la comunidad migrante para que a pesar de la situación y con todas estas recomendaciones, no vivan en el miedo.

“Eso es muy importante que la gente deje de vivir en miedo. Simplemente hay que estar preparados y asumir qué puede suceder, pero no por eso nos vamos a detener”.

 

 

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