La Gualdra 349 / Río de palabras
Para Joshua
Sólo recuerdo que estábamos retozando sobre la cama en completa oscuridad. De repente ella abrió desmesuradamente los ojos. Su brillo iluminó la habitación haciendo evidente nuestra desnudez; luego nos invadió una sombra de tristeza. Los ojos de las tinieblas son más sagaces que los de la luz, escuché dentro de mí la voz de la abuela que me advertía como sentencia. No cabe duda, reflexioné, pero los de la luz son más terribles, porque al mirarnos ponen en evidencia todas nuestras vergüenzas.