Había un lugar muy lejano, donde no había ningún problema, era un lugar lleno de paz y oportunidades para todos, en aquellas tierras lejanas gobernaba un hombre bueno, sencillo e inteligente que era apreciado y respetado por todo el mundo, los ciudadanos pagaban gustosos sus impuestos porque su gobierno gastaba el dinero de forma transparente, no había nomina secreta ni secuestros ni homicidios ni desempleo ni parálisis económica.
Ese lugar lejano se llamaba “Tello-landia” y sus calles no tenían baches, no existían fosas clandestinas llenas de cadáveres, sus hospitales eran nuevos y ninguna mujer daba a luz en los pasillos, no había pobreza ni marginación, los programas sociales no se usaban con fines electorales, no había migración, su centro histórico no se estaba derrumbando y los ciudadanos no tenían miedo de morir asesinados en cualquier momento.
Era todo tan perfecto, que al primer informe de Gobierno asistieron miles de ciudadanos de todos los rincones Tello-landia para llenar de aplausos al mandatario y a su amada esposa, una mujer perfecta que gozaba de tanto amor entre los ciudadanos, que sin quererlo se perfilaba para ser la próxima Gobernadora.
En Tello-landia los derechos humanos de las personas se respetaban a cabalidad, incluso había una pequeña provincia llamada Salaverna donde se había construido un monumento en honor a Tello, por defender a los habitantes de aquella provincia del acoso permanente de una poderosa empresa minera que buscaba apoderarse ilegalmente de sus propiedades y cuyos planes fueron frustrados por aquel glorioso gobernante.
Era tanta la tranquilidad en Tello-landia, que la federación se negó a mandar a la marina, pues no había necesidad de distraer a sus elementos en un lugar donde reinaba la concordia y prevalecía el estado de derecho.
En medio de toda esa felicidad, existían algunos hombres malvados que intentaban extorsionar al Gobernador exigiéndole su renuncia, pero aquellas voces mezquinas eran opacadas por los gritos de los ciudadanos que coreaban al unísono ¡Tello es perfecto! ¡Y su esposa más!
Pero a pesar del enorme respaldo popular, Tello decidió demostrar con hechos que era un demócrata y propuso someterse a una revocación de mandato, lamentablemente los diputados de su propio partido se opusieron a aquella consulta, porque sabían que el triunfo de Tello sería aplastante y la consulta resultaría un gasto inútil.
Lamentablemente, este lugar únicamente existe en los spots de radio y televisión que anuncian el primer informe de Gobierno de Alejandro Tello y en las miles de lonas que instalaron a lo largo y ancho del estado, para tristeza de todos, los únicos que viven en Tello-landia son el Gobernador, sus funcionarios, los diputados oficialistas y dos o tres diputados de oposición que por conveniencia se hacen los locos y deciden mudarse a Tello-landia.
Lamentablemente el resto de los ciudadanos tenemos que vivir en Zacatecas, un lugar donde la realidad se impone, aquí todos padecemos el desempleo, la inseguridad, la migración y la parálisis gubernamental y esa realidad no se puede cambiar con miles de spots y lonas.
Aquí miles de personas que padecemos a un Gobernador que prefiere vivir en la fantasía para no enfrentarse a la realidad y eso es lo más frustrante, porque uno puede entender que una administración tenga problemas, pero lo más decepcionante es que en Gobierno decidan ignorar eso problemas y se refugien en la fantasía, porque la primera etapa para enmendar los errores es reconocerlos y Alejandro Tello ya nos demostró que aunque la realidad lo golpee en la cara, él seguirá pensando que todo va de maravilla.
Pero no todo está perdido, dentro de unos meses vienen las elecciones y los votos no se consiguen en Tello-landia, así que dentro de poco, el Gobernador y sus funcionarios tendrán que regresar de la fantasía para enfrentarse a la dura realidad.
