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viernes, 26 abril, 2024
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Paradigmas en conflicto

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Por: ROLANDO ALVARADO • ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ •

Concluido el proceso electoral del Spauaz se confirma que sin una alianza de las fuerzas opositoras el candidato de la patronal, Dr. Pedro Martínez Arteaga, ganaría. Los números del asunto son irrelevantes, las carteras ganadas por los contrarios también, porque desde hace lustros las decisiones en el Spauaz las toma el secretario general en complicidad con su grupo de interés, que en este caso es la cúpula del Grupo Universidad. Lo relevante es la observación, trivial pero demoledora, que el Grupo Universidad controla también la Rectoría, así que serán los intereses de la Rectoría los que se impongan sobre los agremiados al Spauaz desde el Comité Ejecutivo, con lo que toda posibilidad de defensa de los intereses del gremio desde esa instancia queda anulada. Los sindicalizados estamos en un caso de emergencia excepcional aunque no lo parezca. En los hechos ya existía por las interpretaciones que, contrarias a los intereses de los académicos, realizaba de continuo el actual Comité Ejecutivo. Pero la situación se recrudecerá debido a que Martínez Arteaga hace suyos los puntos de vista patronales. De acuerdo al entramado jurídico existente en el Spauaz la determinación de un caso de urgencia es facultad de la Asamblea General en pleno, no de la Coordinadora de Delegados, el Comité Ejecutivo o el secretario general, por lo que en rigor tal situación no será reconocida por la instancia capacitada para ello. Pero eso también se vuelve irrelevante en las condiciones actuales porque se ha esparcido la especiosa idea que sostiene que la Asamblea General es inoperante y lo que se ha hecho es desarticular las instancias legales del Spauaz para poder ejercer un poder arbitrario sobre los agremiados, de modo tal que se apuntale una rectoría débil que pueda sostener a un grupo muy ambicioso pero sin proyecto, manteniéndose la continuidad de la corrupción en todos los niveles, con la correspondiente exacción. La solución ya probada, y que será esgrimida más de una vez en el cercano futuro, se resume muy fácilmente: la oposición debe unirse, y para ello debe definir un candidato a la rectoría. Tal es el contenido central de todas las propuestas que “ponen en el centro lo académico” o que llaman a la “unidad” de los universitarios. Para esos ideólogos “unidad” significa “unidad en torno a un líder”, y no hay más líder nato en la UAZ que el rector. Matizar diciendo que se debe “poner en el centro lo académico” es exigir que ese líder nato sea un doctor, en cualquier disciplina, pero con SNI. Ya con eso queda claro que la defensa de los derechos contractuales es lo de menos para ellos porque ni siquiera son capaces de distinguir las diferencias entre los objetivos del sindicato (que no son académicos) y los de la Universidad (que no son exclusivamente académicos). El Spauaz no tiene por objetivo fundamental conseguir becas para los docentes, ni siquiera resolver los problemas financieros de la UAZ como otros tantos ideólogos pseudo argumentan, el objetivo central del sindicato es defender los derechos de sus agremiados y mejorar sus condiciones de trabajo mediante la exigencia sin cortapisas del cumplimiento de lo pactado en el contrato colectivo. Y esa exigencia incluye mejorar y facilitar las labores cotidianas de los docentes mediante la ampliación de sus derechos y la interpretación que más los beneficie del contenido del contrato. No consiste en implementar ferozmente las locuras emanadas desde el gobierno federal, malinterpretadas por la administración universitaria para beneficio de grupos, personas o partidos. Por lo tanto las propuestas de “unidad” y de “poner en el centro lo académico” van encaminadas al fracaso, porque lo que pretenden es colocar un rector, no mejorar las condiciones de vida de todos los sindicalizados al Spauaz. Entonces la interpretación que creemos correcta es que el Spauaz está fragmentado siendo su “unidad” imposible, porque esos fragmentos consisten de i.- aquellos que quieren, desde ahí, apuntalar una rectoría desfalleciente para preservarla, ii.- aquellos que quieren defenderse de las políticas de la administración central, iii.-aquellos que aspiran a llegar a la Rectoría utilizando cualquier medio, el sindicato incluido, iv.- los profesionales de la apatía, la “mayoría silenciosa”. Tales fragmentos, debido a sus diversos intereses e interpretaciones de las cosas no pueden unirse, o quizá bajo condiciones muy difíciles. Unos preferirán la resistencia, otros la negociación y sin duda muchos seguir en el silencio. La Universidad y sus sindicatos están compenetrados en grado tal que cualquier “liberal del derecho” se siente desconcertado, no así un lector de Carl Schmitt. Precisamente su concepto de “lo político” pretende concebir esa situación: nada en la Universidad queda al margen de lo político porque todo en ella lo es, y lo es porque se mantiene en conflicto permanente, así que en ella todo se pliega a definir quiénes son los aliados y quiénes no lo son. La ideología de la “unidad” es la estrategia del avestruz para no ver la realidad de los conflictos entre los universitarios. Queda, debido a que el Comité Ejecutivo sistemáticamente se declarará inepto para defender los derechos de los agremiados, que los sindicalizados se organicen para exigir la interpretación más benigna del contrato y la defensa de los derechos. n

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