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viernes, 26 abril, 2024
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La crisis humanitaria

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Por: MANUEL ESPARTACO GÓMEZ GARCÍA • admin-zenda • Admin •

A penas ayer escuchaba en entrevista con López Doriga, al comisionado de migración de la secretaría de Gobernación hablar sobre dos asuntos fronterizos que son ambos, elementos para sostener que en México existe una crisis humanitaria de dimensiones nunca antes vistas, por un lado están los centro americanos que cruzan sus propias fronteras para después tratar de cruzar la nuestra y más adelante si siguen vivos o sanos o salvos, tratar de cruzar la frontera norte para acceder a los Estados Unidos, el mismo comisionado mencionaba cifras de cientos de miles de “ilegales” por año y en asenso, con una modalidad, ya no son solo de la parte sur del continente quienes ingresan al país, hay dos segmentos de migrantes que comienzan a verse cada vez más frecuentemente en los relatos y estadísticas, lo son los desplazados de Siria en busca de la diáspora establecida en país vecino del norte y a reserva de que sea rumor, escisiones de extremistas que buscan echar raíces en México, para después operar acciones terrorista cruzando a EUA, en ambos casos las oficinas centrales de inteligencia ambos países han puesto en marcha acciones para poner orden en las fronteras y tratar de implementar un programa que lleve como único objetivo el de garantizar la seguridad de ambas naciones, ya que en realidad para frenar los flujos de migración nada se puede hacer, solo las mentes más retrasadas siguen contemplando muros fronterizos sabiendo que el cauce del agua, así como del migrante siempre encontrara ruta para llegar a su destino. Volviendo al tema de la entrevista con el comisionado de migración; el hombre me pareció sensato, muy atinado en sus respuestas y capaz, soltó un dato que yo desconocía el medio de transporte de migrantes más peligroso apodado “la bestia” está en desuso, o más bien, ya no transporta migrantes, no tiene permitido hacer paradas y hay mayor vigilancia, parece que ahora sí hay preocupación por atender el mal endémico de la frontera sur, esperemos que así sea.

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Pero no hay que ir tan lejos para ver la fallida inclusión social de las minorías, ahora mismo, en éste país se vive una profunda crisis humanitaria con los migrantes, oleadas de centroamericanos que atraviesan nuestras tierras zacatecanas en las más precarias condiciones en busca de llegar a la frontera, donde se enfrentarán a otro calvario. Basta con volver la vista a cualquier lugar donde las vías del tren atraviesan la zona conurbada para darnos cuenta de que esa crisis no es ajena. Son realidades alternas que conviven en nuestro Zacatecas. La otra cara de la moneda son los zacatecanos deportados de los Estados Unidos de Norteamérica. Zacatecanos que no encajan en nuestro estado, que se sienten ajenos en su propio estado, que no se sienten incluidos y que en la mayoría de los casos están condenados a subemplearse para sobrevivir.

Ambos escenarios son dos caras de la misma moneda, a la vez que somos receptores de los paisanos que son deportados por no pertenecer a los Estados Unidos, somos territorio de cruce de migrantes centroamericanos. ¿Cómo podemos entonces quejarnos del trato inhumano que reciben nuestros connacionales del otro lado de la frontera, cuando al atravesar las vías del tren y ver a los migrantes centroamericanos volteamos la cara hacia otro lado?

Las crisis humanitaria, social y moral están más vigentes que nunca. La profunda desigualdad y descomposición social nos ha hecho victimas en nuestro propio país de ataques terroristas, nadie queremos ya recordar los casinos quemados con gente adentro, los atentados a bares y restaurantes llenos de personas inocentes. Las heridas aún abiertas nos hacen nos obligan no sólo a sanarlas, sino a estudiarlas para que no se vuelvan a repetir. La crisis moral no sólo abarca a la sociedad en su conjunto, incluye también al gobierno que por ausencia o corrupción permite que los fenómenos anteriores ocurran.

La tarea no es nada fácil, implica más que programas paliativos de las crisis, un nuevo pacto social, la sociedad debe reconciliarse con todos sus estratos: el trabajador debe ser productivo y responsable, su patrón debe proporcionarle seguridad social y estabilidad laboral, el empresario que arriesga su dinero y emprende, debe ganar, pero también ser consciente de las responsabilidades que tiene para con la sociedad y el medio ambiente. El gobierno debe reconciliarse con la sociedad: las verdades históricas deben salir a la luz, la corrupción debe combatirse y castigarse con firmeza y seriedad. La mano invisible que lleve al bienestar general de la sociedad ya no puede ser sólo un concepto de historia económica, debe ser un rol que debemos jugar todos y cada uno en éste país, instituciones, gobiernos, ciudadanos, etc. Si no lo hacemos ahora, las crisis nos enseñaran a hacerlo en el futuro próximo.

No es tarea de un gobierno, ni de un partido, ni siquiera de un solo sexenio, éste asunto de atender las crisis vigentes que implica hacer un nuevo pacto social en México, es tarea de una generación completa.■

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