■ En momentos de crisis uno o varios integrantes de una casa buscan recursos fuera de la comunidad
De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en más de 1.4 millones de hogares en México, el jefe o jefa de familia declaró ser migrante reciente (en otra entidad federativa o país); y en 68 de cada 100 hogares, el desplazamiento del jefe o jefa se hizo al interior del territorio nacional.
Según el informe, en la migración intervienen factores relacionados a condiciones socioeconómicas o decisiones individuales y también aspectos familiares como la opinión o las necesidades de otros miembros de la familia.
En momentos de crisis o de oportunidad, uno o varios integrantes de las familias buscan recursos fuera de la comunidad. En este sentido la migración aparece como un recurso para garantizar el autoconsumo o la sobrevivencia familiar.
El Censo de Población y Vivienda 2010 muestra que es posible conocer el número de hogares donde el jefe cambió su lugar de residencia. Al respecto, indica que en 2010, se identifican más de 1.4 millones de hogares en los cuales el jefe declaró haber residido cinco años antes en otra entidad federativa o país. De estos hogares, en poco más de 959 mil (67.8 por ciento) el desplazamiento se realizó de una a otra entidad federativa del territorio nacional.
Aunque el Censo 2010 no indaga directamente sobre la causa que motivó el cambio de residencia, es posible observar el estatus laboral y la condición de migración del jefe del hogar.
Según cifras censales, existe una relación entre la actividad económica y la condición de migración del jefe del hogar, pues 85.4 por ciento de los hogares con jefe o jefa migrante estatal declaró ser económicamente activo, y entre los hogares cuyo jefe no es migrante, sólo 78.3 por ciento de los hogares, se encontraban en esta situación.
En materia de migración interna, el Inegi indica que en México los desplazamientos territoriales de la población son el evento demográfico que tiene mayor impacto en su distribución espacial, debido a que los traslados al interior del territorio nacional, los que se dirigen hacia él o los que parten del mismo hacia el exterior, han modificado el monto y estructura de la población en todo el país, y particularmente en aquellos territorios que presentan alta intensidad de movimientos.
Asimismo, en México aproximadamente 3.3 millones de personas (3.3 por ciento) que tienen 5 años o más viven en una entidad distinta a la que residían en 2005, y que tres de cada 100 (3.2 por ciento) cambiaron de municipio sin salir de la misma entidad federativa, es decir, en total 6.5 por ciento de la población de 5 años y más, cruzó algún límite administrativo dentro del territorio nacional (estatal o municipal) para ir a vivir a otro lugar.
La migración, no obstante que es vislumbrada como una alternativa para acceder a mejores niveles de bienestar individual o familiar, lleva consigo el inconveniente de la separación, por un tiempo indeterminado de un grupo (familiar o no familiar) y de un lugar conocido, lo que en ocasiones representa dejar en una posición de vulnerabilidad (económica principalmente) tanto a los que se quedan, como a los que parten de un lugar para instalarse en otro que muchas veces es desconocido.
El impacto de la migración en las familias se relaciona con el estatus de quienes migran (jefes de familia, otros miembros o la familia completa), el tiempo de la ausencia, la distancia a la cual se migra, y los vínculos que se tienen con el hogar o lugar de origen, entre otros. Debido a ello, es importante analizar las migraciones en los grupos familiares por su incidencia en su recomposición.
Migración a Estados Unidos de América
La historia del ingreso y residencia de personas nacidas en México a Estados Unidos de América (EUA) abarca, al menos, los últimos 100 años; es a partir de la década de 1980 que el flujo de personas al vecino país del norte toma una notoriedad sin precedentes, mismo que se ha mantenido constante. Todo esto ha contribuido para que en 2011, de acuerdo con la Encuesta de la Comunidad Americana (ACS, por sus siglas en inglés), se estima que aproximadamente 11.9 millones de personas nacidas en México viven en aquel territorio.
De cada 100 mexicanos que residían en EUA en 2011: cinco son niños de entre 0-14 años, 24 jóvenes (15-29 años), 61 adultos (30-59 años) y 10 adultos mayores (60 ó más años), hay más varones (53.3 por ciento) que mujeres (46.7 por ciento); esta preponderancia masculina se mantiene en casi todos los grupos de edad, con excepción de los adultos mayores, entre quienes más de la mitad son mujeres (53.2 por ciento).
Además, 68.9 por ciento de la población mayor de 14 años de edad nacida en México y que reside en EUA forma parte de la Población Económicamente Activa (PEA) en 2012, de estos, 89.8 por ciento están ocupados (tienen empleo) y 10.2 por ciento desocupados (no tienen trabajo o buscan un empleo). De la Población No Económicamente Activa, tres de cada cuatro (73.4 por ciento), son mujeres, lo que indica que la estrecha relación que existe entre la migración y la búsqueda de trabajo en otro país, cuyo objetivo principal es mejorar las condiciones de vida del que se va y sus familias.
De acuerdo con estimaciones publicadas por el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés), hasta enero de 2011 aproximadamente 11.5 millones de personas son inmigrantes no autorizados, de los cuales 59 por ciento (6.8 millones) nacieron en México.
Según el Inegi, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 consigna una serie de estrategias y líneas de acción que abordan entre otros temas: la defensa de los derechos humanos de los migrantes; el procurar la seguridad a estos mismos y especialmente de grupos vulnerables que intervienen en los flujos migratorios como los niños, indígenas, mujeres, y adultos mayores, para evitar que sean víctimas de delitos como la trata de personas, la delincuencia y la explotación en sus variadas formas.
